Con su gloriosa basílica como referente, esta parte antigua de Florencia desafía la descripción fácil: desde las toscas calles que rodean la estación solo media un corto trecho a pie hasta el bullicio ciudadano de Piazza di Santa Maria Novella, recién revalorizada como zona residencial, y las boutiques de las animadas callejuelas al oeste de la elegante Via de’ Tornabuoni.
Primero se paladea uno de los mejores capuchinos de Florencia en el mítico Caffè Giacosa entre florentinos bien vestidos que toman expresos en la barra antes del trabajo. Serpenteando al norte se llega a la mole de la Basilica di Santa Maria Novella. La mañana se pasa explorando el complejo religioso y sus frescos renacentistas, y se termina con un antídoto de arte moderno en el Museo Novecento.
Almuerzo ligero y florentino en Mariano, un bar de vinos con panini (sándwiches) al gusto del cliente. Se come con una copa de vino o se baja hasta el Arno para tomar un pícnic mirando al Ponte Vecchio. Después se admiran los frescos de la Chiesa di Santa Trìnita.
Por la tarde se exprime la tarjeta de crédito en las boutiques de moda al oeste de Via de’ Tornabuoni (izda.): Via della Spada posee el aliciente añadido de la impresionante Cappella Rucellai dentro del Museo Marino Marini. Se compran aromáticos regalos en la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella y se toma después el aperitivo en Sei Divino. Cena de cocina toscana tradicional en la Trattoria Marione.