Este magnífico barrio renacentista, catalogado como Patrimonio Mundial por la Unesco, se extiende 25 Ha a lo largo de la orilla derecha del Saona y engloba, de sur a norte, los barrios de Saint-Georges, Saint-Jean y Saint-Paul. En el extremo sur antaño se alzaban las murallas de la ciudad. Esta zona, aunque muy turística, es imprescindible y visitarla es todo un placer.
Se empieza por los Musées Gadagne, que ilustran la historia de la ciudad y las artes de la marioneta. Hay que dedicarles unas 2 h, con una pausa en los encantadores jardines colgantes. Luego se da una vuelta por el barrio de Saint-Jean, se recorren sus calles medievales, se juega al escondite en los traboules y se almuerza en el bouchon Daniel et Denise antes de visitar la Cathédrale Saint-Jean y el Musée Cinéma et Miniature. A continuación se va hasta el barrio de Saint-Georges para descubrir sus tesoros olvidados. A la hora de la cerveza vespertina, se visita uno de los muchos pubs irlandeses que dan vida al barrio. Luego se da un paseo a lo largo del Saona y se admira el alumbrado de esta "ciudad de las luces"… Por último, no habrá ningún problema en encontrar un lugar para cenar, así como varias agradables heladerías abiertas por la noche.