Cuentan que “lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas” y lo cierto es que quien haya viajado en alguna ocasión a la cuna del entretenimiento mundial, bien sabe que esta máxima se cumple.
Situada a unos 30 kilómetros al noroeste de Lisboa, es un rincón en el que parece que el tiempo se hubiera detenido, un escenario perfecto para ambientar cualquier cuento de hadas; y una escapada perfecta para hacer cuando se visita Lisboa dada la facilidad de acceso y la cercanía a la capital portuguesa, desde la que se puede llegar en apenas 45 minutos en tren.
Una prueba más de que en Tejas las cosas se hacen a lo grande. Este festival musical es tan descomunal que ha otorgado a Austin el título de “capital mundial de la música en directo”. Inaugurado en 1987, el South by Southwest Music & Media Conference reúne a músicos y ejecutivos durante 10 días; hay bandas que van a ser descubiertas y ejecutivos que van a descubrir bandas.
La capital del Turia se pone guapa para celebrar su fiesta más grande, más sonora y más visual, sus Fallas. Y es que desde esta bonita ciudad mediterránea consiguen hacer vibrar al mundo cada mediodía gracias a su mascletà. Es en este momento cuando miles de valencianos y turistas se dan cita en la Plaza del Ayuntamiento para sentir el sonido único de los fuegos artificiales.
Baviera es el estado más modélico de los 16 länder que componen Alemania, superdotado de belleza, carisma y buen carácter. Este tapiz de caprichos turísticos alejado de los circuitos más trillados se extiende entre los imponentes Alpes y los sinuosos viñedos de Franconia. Los castillos de cuento del rey loco Luis II de Baviera asoman entre bosques oscuros, aldeas medieval
Cuna del exotismo asiático, Tailandia es uno de los destinos preferidos por un viajero que lo quiere todo, y que por supuesto lo encuentra. Además de por sus templos y naturaleza, las paradisíacas islas de Tailandia son la razón principal de casi todos los viajes.
Niseko, la isla de Hokkaido, muy al norte de Japón, es una gran estación de esquí. Y suele tener montones de nieve en polvo; es como esquiar sobre azúcar glas, solo que más frío. Cuando llega marzo ya no hace tanto frío, los días suelen ser más soleados y no hay tormentas de nieve.