Casi todo el mundo llega en avión a Sídney, pero no hay que olvidar Melbourne, su artística rival, unos 1000 km al sur.
Se recomienda admirar Sídney desde el puerto: la magnífica Ópera y el colosal puente son inconfundibles. Si se quiere contemplar a vista de pájaro, hay que apuntarse al Bridge Climb. Si apetece un baño, la Bondi Beach es una experiencia típicamente australiana.
Rumbo al sur hay que atravesar el Parque Nacional Royal hasta la elevada Grand Pacific Drive, y seguir hacia Wollongong y la preciosa localidad costera de Kiama. Cerca está el Illawarra Fly Tree Top Walk and Zip para atravesar el bosque.
Más al sur, la ruta pasa por Ulladulla, Narooma y Eden. Desde allí la carretera hasta Melbourne no ofrece muchos atractivos, exceptuando el Parque Nacional Wilsons Promontory.
Melbourne, en una bahía, es famosa por el arte, el fútbol y el café, e ideal para recorrerla, comer en un pub y oír música en directo.