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Las colinas Tsodilo, que se convirtieron en Patrimonio Mundial antes incluso que el delta del Okavango, a veces son llamadas el “Louvre del desierto”. Más de 4000 pinturas antiguas, muchas con miles de años de antigüedad, adornan las cuevas y riscos, que siguen siendo lugar sagrado de los san. Realizadas con pigmentos naturales de color ocre, estas pinturas ofrecen una valiosísima cronología de la evolución de las relaciones entre los humanos y el entorno natural. Y al estar tan alejadas de todo, es posible visitarlas en relativa soledad.