Se baja del ferri en la decadente Tánger, con su medina encarada a Europa, y de ahí se va a las montañas del Rif. La influencia europea se extiende hasta Chefchauen, con su medina azulada de toques andaluces. Más al sur, las ciudades imperiales de Fez y Mequínez tienen unas medinas característicamente marroquíes. Tras unos días de callejones laberínticos y curtidurías, es hora de ir a las montañas. Se serpentea por el Atlas Medio y después hasta los paisajes de las gargantas de Ziz. Solo quedan unas horas de polvo hasta el Erg Chebi, extensión de dunas que se pueden explorar a camello o en sandboard.
Se deja atrás el Sáhara y se regresa al Alto Atlas por la garganta del Todra, que invita a emprender caminatas entre imponentes muros de roca, antes de subirse a un camión de verduras e internarse más aún en las montañas pasando por diminutos pueblos. Imilchil, rodeado de montañas rojizas y lagos turquesa, celebra el moussem (festival) de las bodas en septiembre. Se cruza el Alto Atlas hasta el suroeste, con una pausa en Demnate, núcleo gastronómico y cultural bereber. La siguiente parada es Marrakech, con sus hoteles en riads, las compras en la medina y su Yamaa el Fna. Se va hacia la costa oeste en el pueblo hippy de Esauira y después hacia el sur, hasta Taghazut, la mejor zona de surf de Marruecos. Después se toma la N10 hasta Tarudant, el pueblo de mercado más bonito del valle del Sus, con su kasba y medina de muros de adobe.
Salvadas las montañas áridas y carreteras vacías, se llega a Tata, puerta de entrada al Sáhara donde los “hombres azules” se ofrecen como guías del desierto. La carretera de regreso al Atlántico pasa por oasis, palmerales, kasbas, agadirs y petroglifos. Cerca de la costa, un desvío al norte lleva al zoco de joyas de Tiznit, aún más especial los jueves (día de mercado).
Viajando hacia suroeste se llega a Mirleft, con sus arcos azules y rosados, y Sidi Ifni, una mezcla de reliquias art déco azotadas por el viento y rodeadas por paseos por la costa. Se termina el viaje al borde del Sáhara Occidental, en Tarfaya.