Por si ver alces, águilas y ballenas o correr todo el día por la nieve, la playa o el bosque no fuera lo bastante divertido, los canadienses han preparado experiencias de aprendizaje interactivas, lecciones de historia en vivo y teatro infantil.
La mayoría de las ciudades grandes cuentan con museos de ciencia especializados en actividades interactivas. En los enclaves históricos hay actores que recrean la época y, con frecuencia, demostraciones de herrería, cocina, etc. Algunos también ofrecen obras teatrales o de marionetas para niños, paseos en carros de heno y otras actividades. A los adolescentes les suelen gustar estos sitios, ya que son amplios y variados para explorarlos por su cuenta y sobre temas que han estudiado en clase.
Lo mejor de Canadá son los espacios abiertos, el aire fresco, los ríos, lagos y montañas, la nieve, la arena y la fauna.
A cada paso se encuentra comida rápida y fritangas. En las localidades pequeñas puede costar dar con opciones más saludables; sin embargo, suele haber al menos una cafetería con sándwiches y wraps, y siempre cabe comprar comida en el supermercado. Por suerte, hay muchas cabañas y suites familiares con derecho a cocina, y algunos B&B también permiten cocinar. Las ciudades grandes tienen restaurantes de todo tipo, desde veganos hasta asadores.
Algunas especialidades canadienses fáciles de encontrar y que gustarán mucho a los niños (si se les deja): poutine (patatas fritas cubiertas de salsa de carne y queso), fish&chips, bagels al estilo de Montreal (al horno de leña, densos y algo dulces), tortitas o tostadas con jarabe de arce, bollos bear claw, butter tarts (pasteles de mantequilla) y barritas de Nanaimo (base de migas, con natillas y chocolate).
La mayoría de los restaurantes tienen sillas infantiles y camareros simpáticos con la prole. No obstante, las familias con niños, aunque sean muy educados, quizá no se sientan cómodas en los establecimientos de lujo.
Viajar por Canadá con los pequeños es un juego de niños. Travel with Children de Lonely Planet ofrece muchos consejos y trucos. La página web Travel For Kids (www.travelforkids.com) es otra buena fuente de información general.
El calendario está repleto de fiestas todo el año, en su mayoría orientadas a familias. Abundan sobre todo en verano, desde festivales de jazz hasta rodeos. El otoño es una estación preciosa, si se logra cuadrar el viaje con el colegio de los niños. Los árboles cambian de color, las temperaturas diurnas son razonablemente cálidas y apenas hay aglomeraciones.
La mejor época para ver nieve recién caída y practicar deportes de invierno es de enero a abril. La temporada navideña empieza con desfiles de Santa Claus en noviembre y principios de diciembre. Entonces o justo después, hay festivales de luces con fuegos artificiales, desfiles y encendido de árboles de Navidad.
Los hoteles y moteles suelen tener habitaciones con dos camas de matrimonio. En caso contrario, ofrecen camas plegables o catres, en general con un pequeño recargo. Algunos alojamientos ofrecen promociones de “niños gratis”. Otros (en particular los B&B) no admiten niños. Pregúntese al efectuar la reserva.
Una opción interesante son las cabañas, que suelen alquilarse por semanas e incluyen cocina, uno o varios dormitorios y otros extras, como barbacoas. Hay listados completos en las guías de turismo de cada provincia, tanto en la versión online como en la impresa (se encarga gratis en las páginas web de turismo provinciales).
La acampada es muy popular. Muchos campings también tienen cabañas rústicas (ropa de cama no incluida), a veces con cocina, barbacoa u hogar. Algunos ofrecen opciones exóticas como tipis o yurtas, y otros cuentan con piscina, minigolf o están a orillas de un lago. Conviene llevar repelente de insectos.
Es un país muy familiar, y si uno olvida algo, probablemente podrá comprarlo allí. Dar el pecho en público es legal y se tolera, aunque se suele hacer de forma discreta. Casi todos los establecimientos se adaptan a las necesidades de los niños; los baños públicos suelen tener cambiadores.
Lo que sí se necesitará son varias capas de ropa para todos, pues la temperatura puede bajar incluso en verano. Es imprescindible llevar protector solar –uno puede quemarse en el día más nublado–, ropa para lluvia y repelente de insectos. No está de más llevar actividades para los viajes en coche, que se pueden alargar mucho.