La naturaleza ha regalado a Hawái unos paisajes tan increíbles que uno podría pasarse todo el día tumbado en la toalla de playa; pero nadie viene aquí para no hacer nada. Para encontrar aventuras únicas en la vida, la única pregunta es: ¿cuánto tiempo tengo?
Las opciones de playas para nadar parecen infinitas. Las hay de todos los colores y texturas, con arena blanca, canela, negra, carbón, verde o naranja, o salpicadas de vidrio marino, guijarros, rocas y pozas de roca volcánica.
Todas las playas de Hawái son públicas por debajo de la línea de pleamar. Los dueños de tierras pueden prohibir el acceso a su línea de costa por tierra, pero no desde una embarcación. Los complejos hoteleros ofrecen algunas plazas de aparcamiento con acceso a playa para el público, a veces de pago.
Hay cientos de parques de playa administrados por el estado o el condado, la mayoría con aseos y duchas de agua fría, y aprox. la mitad vigilados por socorristas. Unos pocos tienen verjas que se cierran a ciertas horas, o carteles que prohíben entrar desde la puesta hasta la salida del sol.
El nudismo está prohibido en todas las playas públicas, pero hay un puñado de ellas donde ir desnudo o en toples se tolera a regañadientes. En estas playas nudistas de facto, las fuerzas del orden pueden no decir nada, dar una advertencia verbal o poner una multa con sanción económica y posible comparecencia ante el juez.
En Hawái, la temperatura del mar es perfecta para el submarinismo: una media de entre 22 y 28°C en la superficie todo el año. Todavía mejor es la visibilidad, que suele ser ideal para ver la plétora de peces, corales y otras criaturas marinas. De noviembre a marzo no son los mejores meses para bucear, ya que las tormentas y vientos invernales producen marejadas.
Los precios varían en función del equipo, la duración de la inmersión, el lugar (desde la orilla o desde un barco), etc. El precio medio de una inmersión con dos botellas desde un barco es 125-180 US$, incluido todo el material. No hay que olvidar llevar el carné de submarinismo.
Algunas empresas ofrecen la opción Discover Scuba para principiantes, con un breve período de formación y, posiblemente, prácticas en una piscina, seguidos de una inmersión poco profunda desde una playa o barco. No hace falta experiencia previa, pero sí nadar bien. El precio ronda los 110-200 US$, según el lugar y el uso de un barco.
Si el viajero no tiene conocimientos de submarinismo, Hawái es fantástico para aprender. Los cursos de certificación Open Water de PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo; www.padi.com) pueden completarse en solo tres días y cuestan 300-600 US$ por persona. Las clases deben reservarse antes de empezar el viaje.
Con un kayak de mar se descubrirán rincones costeros celestiales e islotes tentadores. De hecho, hay muchas playas, bahías y valles donde solo es posible llegar desde mar abierto. Si es la primera vez que se monta en kayak, conviene apuntarse a un circuito guiado (desde 50 US$). Para ir por cuenta propia, alquilan kayaks cerca de los puntos de salida más populares por unos 40-75 US$/día.
También llamado kiteboard, es algo así como atarse una tabla de snowboard, agarrar un paracaídas y navegar. Es impresionante observarlo, y quienes ya sepan hacer windsurf, surf o wakeboard, probablemente lo dominarán rápido. Cualquier lugar idóneo para el windsurf también lo es para el kitesurf. Generalmente hay mejor viento en verano, pero depende del lugar; Maui es el mejor lugar para practicar kitesurf.
Los magníficos arrecifes coralinos de Hawái están al alcance de cualquiera que sepa nadar. Además de las más de 500 especies de peces tropicales, muchos de ellos de colores neón, a veces se avistan tortugas marinas en peligro de extinción y, quizá, mantas raya, delfines de hocico largo, lucios, tiburones y otros imponentes depredadores. En todas las islas hay sitios fantásticos para bucear con tubo cerca de la costa, además de circuitos en barco que llevan a puntos a los que no se puede llegar a nado.
Por seguridad, siempre hay que remar con un compañero y ponerse correa. Se debe llevar agua suficiente y un silbato o teléfono móvil en un estuche impermeable para casos de emergencia. No hay que olvidar protegerse del sol con crema, gafas, sombrero y camiseta de protección.
Se verá gente practicando SUP en todas las islas principales, tanto en playas y bahías tranquilas como en ríos sin olas (en Kauaʻi).
Algunas empresas de actividades están especializadas en SUP y ofrecen clases (2 h en grupo 75-130 US$), alquileres (desde 25-75 US$/día) y, ocasionalmente, circuitos guiados (desde 120 US$). Otra opción es preguntar por alquileres y clases en las tiendas y escuelas de surf de la zona.
Los antiguos hawaianos inventaron el surf (al que llamaban heʻe nalu, “deslizarse sobre las olas”). En el Hawái de hoy, el surf es tanto una intensa subcultura como una parte de la vida cotidiana. Las olas más grandes llegan a las orillas del norte de las islas de noviembre a marzo. Las olas de verano, que rompen en las orillas del sur, son más pequeñas y menos frecuentes.
Oʻahu posee una abrumadora variedad y abundancia de sitios de surf, y es donde tienen lugar las principales competiciones profesionales; su costa norte acoge la Triple Crown of Surfing (http://vanstriplecrownofsurfing.com; nov y dic), que atrae a miles de espectadores en noviembre y diciembre. Todas las islas principales cuentan con buenas rompientes, excelentes en algunos casos. Hay clases y alquiler de tablas en casi todas las playas turísticas con olas adecuadas.
Gracias a sus aguas cálidas y vientos constantes, Hawái se considera uno de los mejores lugares del mundo para practicar windsurf. Los mejores vientos suelen soplar de junio a septiembre, aunque los alisios lo hacen todo el año en algunas partes.
Hoʻokipa Beach (808-572-8122; www.mauicounty.gov/facilities; Hana Hwy, Mile 9; 17.30-19.00), en Maui, es para el windsurf lo que la costa norte de Oʻahu es para el surf: un escenario rápido y peligroso donde las grandes competiciones internacionales deciden quién es el mejor. En las otras islas también se puede hacer windsurf, pero no llegan al nivel de Maui. Solo Molokaʻi, enmarcada por ventosos canales oceánicos, ofrece un desafío equivalente para expertos.
La lava es curiosa. Mientras la parte superior de un río de lava se enfría y endurece, la roca fundida de abajo sigue fluyendo. Cuando la erupción termina y la lava desciende, queda un laberinto subterráneo de túneles a modo de hormiguero colosal. Muchos de estos tubos son maravillas culturales, además de ecológicas, pues los antiguos hawaianos las usaban como cámaras mortuorias, depósitos de agua, viviendas temporales, etc.
Al ser la isla más joven y aún tener actividad volcánica, Hawái (Isla Grande) es ideal para la espeleología, con 6 de los 10 tubos de lava más largos del mundo. El sistema de cuevas de Kanohina, en Kaʻu, gestionado por Cave Conservancy of Hawaiʻi (www.hawaiicaves.org), tiene 32 km de túneles; hay que asomarse a las Kula Kai Caverns (808-929-9725; www.kulakaicaverns.com; 92-8864 Lauhala Dr; circuitos adultos/niños 6-12 años desde 20/10 US$). En Keaʻau, la Kazumura Cave (808-967-7208; www.kazumuracave.com; fuera de Volcano Hwy, al pasar la milla 22; desde 30 US$; lu-sa con cita) es aún más larga.
Otras islas ofrecen menos oportunidades. En Maui, el tubo de lava de Hana, también llamado Kaʻeleku Caverns, es un sistema corto de cuevas que hasta los niños pueden explorar.
La calidad supera a la cantidad cuando se trata de montar en bicicleta por Hawái. Los ciclistas encontrarán carreteras más idóneas y más apoyo organizativo en Oʻahu, pero todas las islas principales ofrecen alquiler de bicicletas, así como senderos y pistas de 4x4 apropiados.
Los senderistas descubrirán que estas islas son casi insuperables en cuanto a vistas espectaculares y belleza conmovedora. Al ser pequeñas, suele ser posible ir y volver en el día incluso a los lugares más escabrosos. No suele ser necesario hacer noche, pero cuando lo es, el esfuerzo se ve recompensado con creces. La web del Nā Ala Hele Trail & Access Program (http://hawaiitrails.org/trails) ofrece información sobre los senderos públicos.
Es ilegal entrar en terrenos privados o tierras de propiedad estatal no destinadas a uso público, aunque se vea a otras personas hacerlo. Hay que respetar los letreros de “Kapu” o “No Trespassing” (prohibido el paso), no solo por motivos legales, sino también por seguridad personal.
Los astrónomos se ven muy atraídos por el cielo nocturno de Hawái; las vistas desde el volcán Mauna Kea, en Hawái (Isla Grande), son de una nitidez inigualable. El Mauna Kea tiene más observatorios astronómicos que ninguna otra montaña del mundo. En la carretera de la cumbre, el Visitor Information Station ofrece programas públicos gratuitos de observación de los astros todas las noches (si el tiempo lo permite). De día, se puede ver una proyección de planetario apta para familias en el ʻImiloa Astronomy Center de Hilo (Isla Grande) o en el Museo Bishop de Honolulu (Oʻahu).
Los observatorios de Science City (Haleakalā Observatories; www.ifa.hawaii.edu), en el volcán Haleakalā de Maui, estudian el sol, no las estrellas, y no están abiertos al público. Para hacer una salida astronómica por cuenta propia, el centro de información de la cumbre del Haleakalā National Park dispone de mapas celestes, y se pueden alquilar prismáticos de gran aumento en las tiendas de submarinismo antes de partir. Los complejos hoteleros, en especial en Maui y la Isla Grande, a veces ofrecen a sus clientes programas de observación de estrellas con telescopios de alta calidad.