Al sur de Quito aguardan pueblos con populosos mercados, remotas aldeas indígenas y parques nacionales sin aglomeraciones. Se inicia el viaje en Riobamba, capital provinciana y algo insulsa que celebra los sábados un gran mercado. Desde allí, hay que desviarse hacia el oeste, hasta Guaranda, un pintoresco pueblo de camino a Salinas, una encantadora aldea rural donde se pueden visitar las cooperativas que producen chocolate, quesos, setas y productos de lana, o simplemente dar un paseo a pie o caballo por el campo. Tras pernoctar en la aldea, se regresa a Riobamba para emprender la marcha hacia el Parque Nacional Sangay, al este, un enclave con volcanes fabulosos y una gran variedad de flora y fauna. Habrá que regresar a Riobamba para tomar rumbo sur hasta el bonito pueblo quechua de Guamote. Se puede pernoctar en Inti Sisa, un albergue gestionado por la comunidad, donde organizan salidas en bicicleta de montaña, a caballo. A ser posible, hay que intentar que la visita sea un jueves, día en que el enorme mercado indígena invade la población.
Después de Guamote se viaja al sur hasta Atillo, para pasar dos días de estupendas excursiones por las cristalinas lagunas de Atillo. Luego, se regresa a Guamote y se prosigue al sur hasta Cuenca. Tras esos días de duro viaje, hay que mimarse con una estancia en una de las excelentes pensiones de la ciudad y una comida en uno de sus eclécticos restaurantes. Luego se va a Loja, donde se puede degustar la especialidad local, el cuy (conejillo de Indias) o los manjares de maíz y plátano.
Desde Loja se va al este hasta el Parque Nacional Podocarpus, hogar de una pasmosa biodiversidad que ofrece excursiones por paisajes de bosque nuboso y páramo. Después se puede seguir hacia el sur hasta Vilcabamba, un bonito pueblo donde aguardan buenas caminatas, ciclismo y paseos a caballo, aunque también es ideal para gozar simplemente del sereno paisaje. A continuación, abrirse paso por el lado occidental de los Andes hasta Catacocha, pueblo de montaña con encanto y poco frecuentado. Allí se pasa un día antes de ir a Puyango para visitar una de las selvas petrificadas más grandes de América del Sur.