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Si no se puede ir al Tíbet, hay que visitar la ciudad de Xiàhé (en Gānsù), una parte más accesible de la antigua región tibetana de Amdo. En un instante se pasa de la China han a estar prácticamente en el Tíbet. Allí, el monasterio de Labrang atrae a peregrinos tibetanos que deambulan muy concentrados por el enorme kora (camino de peregrinación) flanqueado de ruedas de oración. El monasterio es una fuente de poder espiritual que ejerce un hechizo de largo alcance; un rincón fascinante de China.