La ciudad hermana de Katmandú no recibe la atención que merece. Sede de los comerciantes newar, presenta más cohesión cultural que cualquier otra ciudad de Nepal, con sus templos ocultos y patios budistas interconectados. Se recomienda deambular por sus callejones, y visitar la plaza Durbar y el museo de Patan. Con estupas de la era Ashoka y la mejor selección de restaurantes del valle, vale la pena dedicarle tiempo. Si además se pernocta en ella, se disfrutará de sus calles en soledad.
Patan

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