Arles, la agonía de Van Gogh

Calles estrechas de Arles, Francia

No resulta difícil pasear por Arles y sentirse protagonista de un cuadro de Van Gogh ya que muchas de sus obras más célebres fueron creadas aquí, hasta su supuesto deterioro mental y su gran pelea con Gauguin, en la que el francés le cortó la oreja con una cuchilla de afeitar –hecho que los separó definitivamente. El Café de Noche, la Casa Amarilla o L'Arlesienne son algunas de las obras más famosas que el pintor holandés creó durante su estancia en Arles.

Llegar hasta ahí no resulta tarea fácil. Tras atravesar un enjambre de estrechas calles hasta la Place du Forum, una de las más bonitas y animadas de la ciudad, por fin aparecemos en el centro, donde obviamente resulta imposible aparcar. Una vez solucionado el tema del coche –que no se volverá a necesitar hasta el final del viaje–, ahora sí, estamos en la verdadera esencia de la antigua capital de la Provenza.

Arles es tal cual lo imaginas. Tal vez un poco más decadente, tal vez un poco más vieja, pero siempre de gran belleza. Esta ciudad del sur de Francia es perfecta para una escapada de fin de semana, sobre todo si tenemos habitación reservada en uno de los hoteles con más historia del país, el Grand Hotel Nord-Pinus, donde antes que nosotros ya se alojaron Hemingway, Picasso, María Callas o Edith Piaf.

Alojarse en el Grand Hotel Nord-Pinus es mucho más que dormir entre muros de historia. Hasta Napoleón III lo eligió en 1856, ocupando la habitación número 10, y María Callas recibía aquí su correspondencia desde el hotel Ritz de Lisboa. Buena prueba de todo ello la dan las numerosas fotografías y valiosos documentos que encontrarás por todo el establecimiento, sobre todo en el lobby, donde se conservan y se exponen los más valiosos; las historias más secretas a la vista de todos. Fuera, desde la Place du Forum, se pueden admirar los restos de un templo romano del siglo II –hoy incorporado a la fachada del hotel– y, de paso, tomar algo en uno de sus animados bistrós bajo la atenta mirada del Nobel Frédéric Mistral, cuya estatua preside la plaza.

Anfiteatro Les Arènes

Centro de espectáculo y glorias en el pasado y en el presente, el anfiteatro Les Arènes es hoy el edificio más famoso y visitado de Arles. Data del siglo I a.C. y, junto al Théâtre Antique, todavía acoge representaciones al aire libre, como las populares corridas de toros de la ciudad, toda una religión en esta región del sur de Francia.

Y si hablamos de religiones, no podía faltar la buena gastronomía. En Arles, como en toda Francia, es fácil encontrar lugares donde comer muy bien, como en el restaurante gastronómico Le Cilantro o el tradicional La Gueule du Loup, mucho más íntimo y romántico. Vive la France.

Texto: Lorena G. Díaz

 

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