Armenia

Escrito por
Lonely Planet

19 Septiembre 2024
3 min de lectura
© Tigran Hayrapetyan/Getty Images
El magnífico volcán de cuatro picos del monte Aragats, el punto más alto de Armenia.
La nación cristiana más antigua del mundo, con una civilización que se remonta miles de años, Armenia tiene mucho pasado, pero su futuro es prometedor. Tradicionalmente, los viajes a esta nación del sur del Cáucaso se centraban en sus fabulosos monasterios, pero ahora hay mucho más. El país atesora rutas maravillosas, como el nuevo Sendero Nacional Armenio, y sus vinos merecen un brindis con una copa de Areni Noir. Hace unos años países como Albania y Georgia acapararon la atención; ahora le toca a Armenia.

Imprescindible 

  • Visitar los monasterios reconocidos por la Unesco de Geghard, Haghpat y Sanahin, así como el de Noravank y el templo de Garni, de 2000 años. 
  • Degustar platos tradicionales como tolma (hojas de parra rellenas de ternera), ghapama (calabaza rellena), lavash (pan plano) y khorovats (carne a la parrilla) en Lavash, Ereván, y probar la pizza del oeste de Armenia en Lahmajun Gaidz. 
  • Visitar el Museo del Genocidio Armenio en Ereván; en el 2025 es el 110º aniversario del inicio del genocidio.  
  • Pasear por los alrededores de Diliján entre flores silvestres en primavera y ver el bellamente restaurado monasterio de Haghartsin.
Monasterio de Haghartsin, situado cerca de la ciudad de Diliján.

Monasterio de Haghartsin, situado cerca de la ciudad de Diliján. Borisb17/Shutterstock ©

Rutas de senderismo 

Las montañas y valles poco poblados de Armenia son ideales para el senderismo. Además, por el camino hay muchos pueblos bonitos encantados de ofrecer al viajero khorovats (carne a la parrilla) y un lugar donde acampar. Inaugurado en el 2024, el Sendero Nacional Armenio, de 1000 km, cruza el país a lo largo y sigue caminos similares al Sendero Transcaucásico, un proyecto que unirá Armenia con Georgia y Azerbaiyán.  

Con la aplicación HikeArmenia se pueden encontrar tramos de cualquiera de las rutas, así como otras más cortas, aunque espectaculares, que pasan por picos coronados por monasterios. O se puede alquilar un coche y salir de las rutas habituales. Hacia el sur, desde la capital, Ereván, se encontrarán caminos de la Ruta de la Seda con caravasares y un terreno poco visitado por el paso de Meghri hasta la frontera iraní.  

Otra opción es ir a las ciudades que bordean el gigantesco cañón de Debed, donde las matriarcas de las pensiones enseñan a hornear gata (pastel relleno dulce). Los marshrutka (taxis compartidos) de la era soviética son otra opción para explorar si no se quiere conducir, aunque solo salen cuando están llenos.

El tradicional 'gata' armenio, un delicioso híbrido de pan y pastel.

El tradicional gata armenio, un delicioso híbrido de pan y pastel. MehmetO/Shutterstock ©

Más que monasterios 

Unos cientos de años después de la muerte de Jesucristo, un cristiano llamado Gregorio el Iluminador curó al rey armenio Tiridates III, lo que llevó a este a convertir su reino a la religión, por lo que fue la primera nación cristiana del mundo. Armenia está salpicada de miles de maravillosos monasterios que pertenecen a la Iglesia católica apostólica armenia y que deberían estar en la lista de visitas obligadas de todo viajero, aunque hay mucho más. 

Se puede volar sobre un desfiladero con el teleférico más largo del mundo, Wings of Tatev; admirar la arquitectura de toba en Gyumri y Goris; esquiar en invierno en la nueva estación de montaña de Myler; y flotar sobre la plaza de la República en Ereván durante el Festival Internacional de Globos. Y si gusta la arquitectura soviética, también abunda; destacan los telescopios de Byurakan y los almacenes abandonados de Alaverdi.

Monasterio de Khor Virap, al sur de Ereván, al pie del monte Ararat.

Monasterio de Khor Virap, al sur de Ereván, al pie del monte Ararat. YuliaGr/Getty Images ©

Próximo destino vinícola 

En la época de la URSS, Armenia era responsable de elaborar brandi, uno muy bueno del que gustaba Winston Churchill. Pero las uvas armenias tienen una historia más larga. En el 2007 los arqueólogos hallaron cerámica vinícola de más de 6000 años de antigüedad, lo que convirtió al país en el orgulloso propietario de la bodega más antigua del mundo. Desde entonces, el vino armenio y las variedades de uva antiguas han inspirado a decenas de nuevos productores, que elaboran caldos deliciosos con técnicas modernas y naturales. 

El vino armenio recibe numerosos galardones y el país albergó en el 2024 la Conferencia Mundial de Enoturismo de la OMT. El lugar clave es la región de Areni: Momik WineCube, Trinity Canyon y Old Bridge son viñedos fabulosos, y en octubre se celebra el Festival del Vino de Areni. Se puede ir a los bares de la calle Saryan, en la capital, y disfrutar de los Días de Vino de Ereván en junio. Al norte, cerca de Diliján, Ijevan Wine Factory ofrece interesantes circuitos y acaba de construir la sala de cata más grande del país, así como un molino tradicional que produce harina para el pan plano tradicional, el lavash.

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