Ciudad de México es un mosaico de tradiciones prehispánicas, murales de cuento y hornillos que chisporrotean en cada esquina. La Casa-Museo Frida Kahlo puede atraer a las masas, pero son las colonias (barrios) llenas de buganvilias de Coyoacán, Roma y Condesa, y la irreprimible energía creativa de la ciudad, los que incitan a prolongar la visita.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
✩ El mejor mosaico de energía creativa
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Arroparse con las vistas y los sonidos de la ciudad
Sentarse un instante en la sombreada plaza de Coyoacán, el barrio de Frida Kahlo, permite oír un carrusel de emblemáticos tintineos que definen Ciudad de México: el chirrido de una cinta transportadora de tortillas; el canto de un limpiabotas ante las parejas que comen un helado de guayaba; cucharones de metal que resuenan en los peroles de arcilla al remover un estofado de carne para preparar tacos de guisado.
Estos vestigios de vida rural aún perviven en la capital, en un revoltijo de letreros pintados a mano que anuncian de todo, desde talleres de reparación de zapatos a tiendas de diseño. Las recetas familiares importadas de Oaxaca o Yucatán se reinventan en los platos de los chefs más apreciados del país en el distrito de Polanco, o se destilan en el chisporroteo de un hornillo de comida callejera en la esquina, donde come de pie el personal.

Pintorescas calles en Oaxaca, México, ©Estudio esky/Shutterstock
Impregnarse de una larga ristra de historia y cultura
Celebraciones vivaces, como al del Día de los Muertos, conmemoran la vida. Aquí se puede admirar el brillante techo desde lo alto de la imponente catedral metropolitana y luego, aventurarse debajo del edificio para descubrir los cimientos del templo Mayor construido por los aztecas en el centro de la ciudad. Los aztecas presenciaron una profecía hecha realidad: un águila encaramada en un nopal con una serpiente en el pico (todavía visible en el actual escude del país). Fue un mandato de los dioses para construir su ciudad, Tenochtitlán, aquí en las islas del lago Texcoco hacia 1325. En poco menos de 200 años, el asentamiento se convirtió en la animada capital del imperio y en el centro religioso y económico del valle de México.
Tenochtitlán era una de las ciudades más ricas e importantes del mundo, con relucientes pirámides azules y rojas, y un sistema de anales que separaba los cuatro distritos de la ciudad-isla. Pasos elevados la conectaban con las ciudades situadas al otro lado de los lagos interconectados del valle de México, cuyos vestigios todavía se ven en Xochimilco, antes una ciudad independiente. Los españoles construyeron Ciudad de México encima, a veces, como el caso de la catedral, edificando literalmente sobre los templos aztecas. Hoy, estos templos y tradiciones aún son visibles: las ruinas del templo Mayor todavía se pueden visitar. El Museo Nacional de Antropología, lleno de artefactos, es uno de los museos más espectaculares del mundo, que recorre siglos de cultura, e incluye una introducción a las pirámides de Teotihuacán, en las afueras de Ciudad de México, una agradable excursión de un día.

Ruinas del Templo Mayor, ©WitR/Shutterstock
Convertir cada salida en un paseo artístico
Al explorar Ciudad de México es todo muy cinematográfico. En los exuberantes parques verdes de la sofisticada colonia Condesa, los vendedores callejeros extienden una selección de nopales sobre el techo de un coche, mientras los paseadores de perros marchan con un ejército de cachorros dispares. Al lado, en la bohemia Roma, tiendas de diseño y lujosos cafés dispuestos en mansiones de piedra se esconden bajo un dosel de árboles. El espectáculo de la calle se aprecia mejor degustando algo en uno de sus múltiples y frondosos restaurantes. Apenas sorprende que estos barrios se hayan convertido en centros dinámicos para nómadas digitales de todo el mundo, que aprovechan los vuelos directos de EE UU y Europa y los visados de visitante de 180 días.
La ciudad era la base de Frida Kahlo y Diego Rivera, y la clase alta artística está tallada bajo el mismo patrón. Museos de renombre mundial cubren cada etapa de la historia cultural del país. Los murales cubren los muros de los edificios públicos y narran, como en un cómic, la visión política de la historia que se fraguó en el México contemporáneo, el que surgió tras la Revolución. La historia es potente aquí, pero la ciudad tiene todas las comodidades modernas que se puedan esperar, desde económicos vehículos compartidos a coctelerías.

Barrio de la condesa, ©bmszealand/Shutterstock
Momento memorable
En el mercado de Medellín se concentra toda la ciudad en un mercado: amarillas flores de cempasúchil cuando se cerca el Día de Muertos, guayaba de almizcle, sacos de chiles deshidratados y especiados moles. Los grasientos chicharrones brillan bajo lámparas calientes, mientras las esencias de las lociones de permanente que rezuman en los cercanos salones de belleza se mezclan con el humo de copal proveniente de las efigies de la Santa Muerte.