Monos aulladores que rugen, tapires merodeando y miles de guacamayos de vistoso plumaje esperan a los visitantes en la Reserva Nacional Tambopata, de 2784 km2, en el sureste de Perú. Es una de las selvas pluviales tropicales vírgenes más fácilmente accesibles del mundo y un epicentro emergente de enfoques prácticos basados en la ciencia del ecoturismo amazónico.
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✩ Lo mejor para una inmersión total en la jungla
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Cuando viajes e investigación se sincronizan
Organizado por la pionera del turismo Rainforest Expeditions, el rompedor programa Wired Amazon está diseñado para enseñar la conservación a los visitantes implicándolos directamente en la investigación práctica. Los viajes a la Reserva Nacional Tambopata combinan biólogos de campo con científicos cooperantes dispuestos a lograr un conocimiento más profundo del Amazonas.
La World Wildlife Fund califica Madre de Dios, donde está radicada Wired Amazon, como uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, gracias a su ubicación en el extremo suroeste del Amazonas, donde desembocan los ríos ricos en nutrientes procedentes de los Andes. Madre de Dios tiene la mayor concentración mundial de especies de aves, así como una buena población de jaguares, tapires y otros grandes mamíferos amazónicos. Sin embargo, también se enfrenta a amenazas, como la explotación forestal ilegal y la extracción de oro a pequeña escala. El proyecto Wired Amazon espera cambiar el curso de la deforestación, trabajando para proteger los bosques mientras convierten también a los turistas en sus embajadores mucho tiempo después de su visita.

Senderos de la selva amazónica,Tambopata. ©Mark Green/Shutterstock
Viajes como este, basados en la ciencia, hablan del poder del viaje regenerativo, uno de los conceptos más virales del sector del momento, que se refiere a las experiencias transformadoras que dejan los destinos mejor de lo que estaban al llegar. Y aún hay más, muchos de los guías de estos viajes son antiguos mineros que ahora ven el valor de proteger estos bosques.
No solo el dinero del turista financia activamente la conservación, sino que su trabajo práctico contribuye a un creciente cuerpo de investigación que ayuda a proteger la flora y la fauna amazónicas. ¿Qué puede dar más beneficio mutuo que esto?
Aprender haciendo
Un día, se acompaña a los biólogos de campo a colocar cámaras trampa en sendas de migración estratégicas del jaguar cerca de uno de los tres albergues de Rainforest Expeditions. El remoto Tambopata Research Center está 2½ h río arriba desde Puerto Maldonado, y Posada Amazonas está otras 2 h río arriba y es propiedad de la aldea indígena Ese Eja. Otro día, se colocan trampas de luz en el bosque negro como el carbón para atraer a insectos, como parte de un ambicioso programa para descubrir especies únicas (ya se han identificado unas dos docenas).

Amanecer en el río Madre de Dios. ©Yannik Photography/Shutterstock
Otra experiencia increíble consiste en hacer un seguimiento de la salud de los árboles nuez del Brasil (que necesitan un ecosistema intacto para sobrevivir), mientras que otro proyecto se centra en la bioacústica y registra los sonidos reclamo de ocho especies de primates. Los visitantes pueden participar en una infinidad de charlas sobre proyectos nuevos, como los nidos artificiales mejorados con IA para los guacamayos en peligro de extinción, cuyos árboles de nidificación favoritos (el shihuahuaco) han perdido la batalla frente a la industria forestal. Este viaje no solo ofrece la oportunidad de explorar el Amazonas, sino que además contextualiza la aventura a través del estudio y la participación en proyectos de preservación dinámicos.
Fomentar el compromiso con el planeta
Otros operadores de la zona también se están poniendo las pilas. La marca hotelera positiva para el clima Inkaterra se ha asociado recientemente con la Smithsonian Institution y USAID para desarrollar un corredor de biodiversidad de 1010 km2 para ayudar a empoderar las comunidades locales y crear una alternativa económica viable a la minería del oro ilegal. Se anima a los visitantes a ayudar a completar el inventario de flora y fauna regional, que ya cuenta con unas 814 especies de aves, 365 tipos de hormigas, 313 especies de mariposas y unos 100 mamíferos en las tierras que rodean sus dos albergues en la jungla de Tambopata y la Amazon Field Station.

Loros guacamayos volando en el Amazonas. ©Miguel Schmitter/Shutterstock
Los más intrépidos pueden salir de noche en busca de arañas, serpientes, murciélagos y caimanes, cuyos globos oculares brillan como canicas a la luz de las linternas. Levantarse temprano ofrece la ocasión de pasear por uno de los senderos cubiertos más largos del Amazonas, con espléndidas oportunidades de observación de aves; o remar por las aguas de color té de los lagos en herradura, como el Sandoval, en busca de las nutrias de río gigantes en peligro de extinción.
Momento memorable
Tambopata es el mejor lugar de la Tierra para ver guacamayos en su hábitat natural. Hasta 500 ejemplares de estos loros se congregan en la colpa junto al río cada mañana, formando un arcoíris de tonos tropicales. Los ornitólogos y fotógrafos de fauna se levantan antes del amanecer para tener la ocasión de disfrutar del espectáculo con las primeras luces.