Trinidad intemporal
Una parte innegable del encanto de Cuba reside en su exquisita arquitectura, a veces intacta y muy cuidada, y otras veces ennegrecida y a punto de desmoronarse.
Lo mejor para disfrutar las calles adoquinadas de Trinidad es contemplarlas desde las alturas, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Pasear por las calles adoquinadas del casco antiguo de Trinidad
La ciudad de Trinidad, de época colonial, presume de una arquitectura intacta y variada en su máxima expresión, con casas perfectamente pintadas de amarillo, rosa, turquesa y azul enmarcando calles adoquinadas y con mansiones españolas que hablan de la pasada riqueza de la ciudad, de cuando era el núcleo de la industria de la caña de azúcar.
Ahora hay músicos tocando la guitarra en los patios de los cafés, artesanos que venden sus obras en apacibles puestos de mercado y carruajes de caballos que traquetean por las calles como llevan haciendo durante más de un siglo.
Es fácil pasarse horas paseando por laberínticas calles y plazas, pero la mejor manera de verlo todo es desde lo alto del campanario (técnicamente, el Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos). Allí, una escalera estrecha y sinuosa conduce a vistas incomparables sobre los tejados rojizos y las montañas verdes que se pierden en el horizonte, bañadas por la luz dorada de la puesta del sol.
La salsa se escucha en todas las calles de Trinidad, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Bailar salsa en los escalones de la ciudad
La salsa es, probablemente, lo que más fama le ha dado a Trinidad. Los lugareños bailan este sensual baile de ocho tiempos con un estilo fluido y una facilidad envidiables, pero no hace falta ser un profesional para intentarlo.
Son varios los lugares que ofrecen clases, incluida la Casa de la Música, la pista de baile al aire libre en los emblemáticos escalones de la ciudad (cerca de la Plaza Mayor), donde los profesionales se mueven al ritmo de la percusión todas las noches mientras los turistas toman mojitos en las mesas al fresco bajo el cielo estrellado del crepúsculo.
Igual de animado (y menos turístico) es el Rincón de la Salsa, un bar de cócteles iluminado con lucecitas que ofrece música en directo cada noche y atrae a grandes bailarines que contonean sus caderas al son de la salsa, la bachata, la música afrocubana y otros ritmos latinos.
Después mucha gente sigue la fiesta en La Cueva –un local nocturno con un aforo de 3000 personas en una cueva subterránea llena de acróbatas, devoradores de cristales, paseantes del fuego y artistas de cabaré en un ambiente tan surrealista y excéntrico como cabría imaginar.
La cascada Javira ofrece un refrescante chapuzón después de una excursión de 3,6 km, Trinidad, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Nadar bajo una cascada en Trinidad
Más allá de la ciudad hay mucho por ver, sin olvidar el Parque Natural El Cubano, un parque nacional a 15 min en automóvil desde el centro de Trinidad.
En el corazón del parque se encuentra la cascada Javira, que se precipita sobre rocas de color miel hacia una profunda poza de color esmeralda intenso que lleva a una cueva cubierta de rocío y llena de murciélagos.
Se puede llegar por la ruta Huellas de la Historia (de 3,6 km), un recorrido que pasa por senderos rocosos y por un puente colgante de madera.
Explorando las maravillosas playas de Cuba
Viñales rural
Si se prefiere una escapada más rural, Viñales es un buen destino. Situado en el noroeste de la isla, este animado municipio se da un aire muy del salvaje oeste con sus restaurantes de estilo country y sus lugareños con sombreros vaqueros. A pesar de que el centro es muy turístico, la mayor parte de la campiña que la rodea está agradablemente vacía.
El tabaco sigue reinando en Viñales, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Visitar una granja de tabaco
Viñales ocupa un valle en el corazón de Pinar del Río, una de las principales regiones productoras de tabaco del país, lo cual significa que hay granjas de tabaco por todas partes. Los circuitos que las visitan, reservables, ofrecen a los visitantes una perspectiva única de la vida de la gente de Viñales. Los granjeros explican el proceso de producción y muestran cómo enrollar a mano puros artesanales que después pueden comprarse recién preparados. Muchos viajeros añaden a estos circuitos una visita a una granja de café, donde pueden saborear cafés ricos y aromáticos directamente del fabricante.
Explorar la campiña de Viñales
Pero no todo son fincas y granjas. Las rutas excursionistas y las pistas de tierra repartidas por todo el valle ofrecen al viajero la singular oportunidad de pasear a sus anchas (contar con un guía excursionista es obligatorio en casi toda Cuba). Montar a caballo también es muy popular, con guías de campo que recorren los caminos áridos bajo el sol impenitente.
Ambas son excelentes opciones para disfrutar de los gloriosos paisajes del país; campos de tabaco frondosos, tierras rojizas y granjas con tejados de palma repartidas entre altísimos mogotes (formaciones de roca caliza que se elevan como pequeños montes por toda la región).
Visitar unas cuantas cuevas subterráneas en Viñales permite descubrir otra cara de Cuba © Laura French / Lonely Planet
Visitar una cueva indígena antigua
Además de las rutas excursionistas, en la región abundan las cuevas subterráneas; y en las afueras del pueblo se halla una de las más espectaculares, la Cueva del Indio (accesible en bicicleta o taxi).
Este conjunto de cámaras subterráneas fue antaño una vivienda indígena y hoy ofrece a los viajeros la oportunidad de pasear entre formaciones rocosas retorcidas y monstruosas con trazas turquesas, verdes, cobrizas y de otros colores antes de lanzarse a un breve paseo en barco en plena oscuridad por un negrísimo río subterráneo.
Más allá están las impresionantes cueva de Santo Tomás, la mayor red de cuevas del país, con más de 46 km de galerías. Hay circuitos de 90 min que exploran una sección de estas cuevas, con pozas turbias que se extienden junto a enormes estalactitas y estalagmitas.
Aprender la historia de la Revolución Cubana
Además de Trinidad y Viñales, hay mucho más por ver, incluidas las atracciones históricas. Entre los puntos de interés claves destaca el mausoleo del Che Guevara en Santa Clara, la ciudad donde los revolucionarios a las órdenes de Guevara derrocaron al dictador Fulgencio Batista en 1958.
El impacto del Che Guevara en el país tiene su reconocimiento en Santa Clara, Viñales, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Hoy el monumento conmemorativo contiene los restos de Guevara y de otros 29 soldados, y alberga un fascinante museo dedicado a la vida del líder argentino, junto a una imponente estatua de bronce del mismo, erigida en 1987 para conmemorar el vigésimo aniversario de su muerte en Bolivia. Es un lugar tranquilo y conmovedor, y merece una visita si se pasa por allí de camino a Trinidad desde La Habana.
Nadar en la bahía de Cochinos
La emblemática bahía de Cochinos fue el enclave donde la CIA lanzó una invasión en 1961 con 1400 soldados estadounidenses y el objetivo de derrocar a Fidel Castro y su ideario comunista. Tras un contraataque fueron derrotados rápidamente, empeorando las ya maltrechas relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
A pesar de su turbulento pasado, la bahía de Cochinos es un paraje muy pintoresco, Cuba © Laura French / Lonely Planet
Ahora la bahía es una playa de arena blanca bañada por aguas cristalinas de color turquesa, ideal para nadar y practicar buceo con tubo. Sus llamativas formaciones de coral y su impresionante biodiversidad atraen a los buceadores. La bahía de Cochinos fusiona historia y un paisaje espectacular en un estilo que Cuba parece dominar a la perfección.
