Fue en otros tiempos la “perla de Asia” una ciudad exótica, marcada por las brillantes agujas del Palacio Real, el color azafrán de las túnicas de los monjes y una magnífica ubicación a orillas del poderoso Mekong. Hoy está a punto de transformarse pero todavía estamos a tiempo de visitar una ciudad que es un shock para los sentidos: puestos de comida y mercados callejeros, caos… pero también bares y restaurantes diseño o museos para descubrir la historia de Camboya, incluyendo su lado mas oscuro.
La ciudad es capital de Camboya desde 1430, cuando sustituyó a Angkor, más expuesta a los ataques del reino siamés. Phom Penh tenía una mejor ubicación en los territorios jemeres, perfecta para el comercio fluvial con Laos y China a través del delta del Mekong, a la vez que el río Tonlé Sapa ofrecía acceso a las aguas ricas en pesca del lago Yonlép Sam. Sin embargo, gran parte del actual trazado de la ciudad se debe a la época del protectorado francés, a finales del siglo XIX, cuando la ciudad se dividió en barrios; de esta época quedan todavía bastantes recuerdos. Los itinerarios que recomienda la nueva guía de Camboya de Lonely Planet son una magnífica propuesta para seguir, y además, hay diez cosas que uno no puede perderse:
- Descubrir la mejor colección del mundo de escultura jemer en el impresionante Museo Nacional.
- Echar un vistazo a la enorme cúpula del Psar Thmei, esa obra maestra de estilo art déco que es el mercado central de Phom Penh.
- Ir de compras en el Psar Tuoi Tom Pong, conocido como el mercado ruso (porque aquí compraban en la década de 1980). Es el mejor lugar de la ciudad para comprar recuerdos y ropa. Aquí es también donde acaban todas las prendas de ropa occidentales fabricadas en los talleres de confección de los alrededores de Phonm Pehn para marcas internacionales y que aquí cuestan muchísimo menos.
- Dejarse deslumbrar por las 5000 baldosas de la pagoda de Plata, que forma parte del Palacio Real.
- Inspirar profundamente y sumergirse en el lado oscuro de la historia de Camboya con una visita al Museo Tuoi Sleng, imprescindible para comprender el dolor del pasado.
- Experimentar la legendaria vida nocturna de Phom Penh con un cóctel durante la happy hour, una comida local y un recorrido por los animados bares de la ciudad, especialmente los que están junto al río. Allí se encontrarán viajeros de todo el mundo.
- Un circuito en barco por los ríos Tonlé Sap y Mekong, y si puede ser, a la puesta de sol. También se pueden alquilar para continuar hasta Kohn Sdach y la isla Mekong, dos islas cercanas conectadas por un puente, que poseen una pequeña industria artesanal de tejedores de seda.
- Conocer el club de la lucha camboyana. Todo el mundo conoce el boxeo tailandés y el kickboxing, pero no se sabe muy bien que ese deporte de contacto seguramente nació en Camboya. Prodaal serey es la versión camboyana del kickboxing y en Phnom Penh pueden verse gratuitamente combates en los estudios de la televisión camboyana, en la carretera nacional 5, a unos 4 km al norte, desde donde los retransmiten.
- Una velada en el Foreign Correspondent’s Club, en el paseo fluvial, un lugar casi obligado y magnífico para revivir los emocionantes días de los corresponsales de guerra (aparecen en la película Los gritos del silencio). Ocupa un edificio con techos altos de la época colonial y las vistas del río Tonlé Sap y el Museo Nacional son magníficas.
- Tomarse una copa, y mejor en la happy hour, en el Elephant Bar que desde hace ochenta años atrae a periodistas, políticos y ricos y famosos. Desde su terraza se divisa una fantástica panorámica.