El Salvador

Texto por
Paige R. Penland, autora de Lonely Planet
Viajeros delante del volcán San Salvador.
© Shutterstock / Kikerodry

Por qué visitar El Salvador

El Salvador ofrece casi todo lo que buscan los viajeros que visitan Latinoamérica: playas soleadas, pintorescas ciudades coloniales, volcanes imponentes, artesanía colorida, precios bajos y posiblemente la mejor cocina de Centroamérica. 

Es un país compacto, con una topografía espectacular y excelentes carreteras principales. Se puede pasar toda la mañana –literalmente– surfeando en La Libertad, relajarse almorzando en la Suchitoto colonial española y contemplar la puesta del sol bien fresquito a 2400 m de altura en el Hostal Miramundo. Y, en total, solo se habrán pasado unas 4 h en coche. 

Lo ideal es un viaje de entre dos y cuatro semanas. Los viajeros con presupuestos más ajustados pueden disfrutar de El Salvador con solo 40 € diarios, y mucho menos si se planea el viaje con detalle. Los viajeros con presupuesto medio estarán cómodos con unos 100 € diarios (no incluye el coche de alquiler) y los amantes del lujo hallarán una pequeña selección de excelentes resorts y restaurantes por la mitad de lo que suelen pagar en los destinos más populares de Latinoamérica. 

La moneda oficial de El Salvador es, desde el 2001, el dólar estadounidense. En el 2021, el presidente Bukele declaró el Bitcoin la segunda moneda oficial de El Salvador, una divisa que se acepta a través de las aplicaciones de smartphone. La decisión fue, como mínimo, polémica; pero desde entonces el turismo ha crecido un asombroso 30%.

Personalmente agradezco el golpe de efecto del Bitcoin porque ahora ya no todos los artículos sobre El Salvador comienzan con «devastado por la guerra». No es así. Este es un país pequeño con grandes sueños, todavía dispuesto a creer en el futuro. Y esta es la verdadera razón por la cual hay que visitarlo. 

 

Cuándo ir

En El Salvador no existen las temporadas alta y baja (todavía). La temporada de lluvias va de junio a octubre y tiene su pico a principios de septiembre, con inundaciones y otros problemas. El mejor momento para el surf es de mayo a octubre; conviene reservar con antelación en los resorts de surf más populares

La mayor celebración de El Salvador es el Carnaval de San Miguel, que tiene lugar en noviembre. En Semana Santa se llenan los hoteles de todo el país, sobre todo en las zonas de playa. Hay que reservar con antelación. 

 

Presupuesto diario

Este itinerario da por supuesto que los viajeros han alquilado un coche (40-80 €/día). Si se desplazan en transporte público, hay que doblar la duración de los viajes. Consúltense los horarios de los autobuses. 

  • Habitación doble en hotel de precio medio: 50-75 €
  • Cena en un restaurante local: 5-15 €
  • Entrada a un museo: 2-10 €
  • Vaso de sangría: 3 €
  • Cerveza: 2 €

 

Itinerarios perfectos

Día 1: Un día ideal en la capital

El viaje comienza en el aeropuerto internacional Romero; o, si el viajero ya lleva unos días de relax, sol y surf por los 307 km de costa de El Salvador, a 20 min de distancia, en La Libertad. Tanto si se acaba de llegar como si se lleva una semana en el país, se pone rumbo hacia la capital, San Salvador

 

Mañana

10.00 – Se sale de la autopista en Olocuilta, donde una pulcra hilera de pupuserías sirve las pupusas de arroz típicas de la ciudad, más delicadas y refinadas que las versiones elaboradas con masa de maíz, más extendidas, del plato nacional, barato y saciante de El Salvador. Si se prefiere un brunch más elegante, se puede ir a comer tamales, tortillas y tost secreto (la tostada con aguacate al estilo salvadoreño) en el gourmet Tu Jardín Secreto. El relajante entorno ajardinado es Planes de Renderos, una popular escapada de la ciudad llena de parques, rutas a caballo y la excursión para toda la familia (20 min) hasta Puerta del Diablo, una asombrosa formación rocosa con vistas al océano Pacífico desde su punto más elevado.

11.00 – El campo base en la capital es la selecta Colonia Escalón, con boutiques, restaurantes y alojamiento de lujo. Tras tomar un café en Tipicos Margoth, se toma un taxi hacia el Museo de Antropología para conocer la historia de El Salvador y ver reliquias precolombinas, arte colonial español y muestras que exploran los retos modernos del país, desde la guerra civil hasta las bandas violentas y la emigración masiva.

Desde el museo un corto paseo a pie lleva al Mercado Nacional de Artesanías, donde artesanos de todo el país venden artesanía de calidad, incluidas hamacas tejidas a mano, ingeniosos dioramas de cerámica de Ilobasco y el colorido arte folclórico naíf de La Palma. 

 

Tarde

14.00 – Se toma un taxi hacia el centro histórico, que alberga el Palacio Nacional, el Teatro Nacional y la catedral Metropolitana, el lugar donde reposan los restos de san Óscar Romero. Mientras se exploran los parques, plazas y mercados del centro de la ciudad, no hay que perderse el sombrío monumento a la Memoria y la Verdad en el parque Cuscatlán, que lleva grabados los nombres de las personas que murieron en la guerra civil del país (1980-1992), y se aconseja entrar en la iglesia El Rosario para admirar la sinfonía arcoíris que las ventanas proyectan en el escultural interior.

16:30 – Se sube en taxi a la cima del volcán San Salvador (20 €, 40 min) para contemplar la puesta del sol y las luces de la ciudad mientras se saborean los exquisitos pescados y carnes a la parrilla de Las Brumas, servidos con galletas de boniato.

 

Noche 

21.00 – Hay tiempo para echar una cabezadita antes de que arranque la mejor marcha nocturna del país. Al viajero le espera un surtido siempre cambiante de clubes y bares: puede disfrutar de las vistas relajadas de la ciudad en The Rooftop, cenar y escuchar música en directo en Republik y bailar toda la noche en AliVE. 

 

Día dos: un dia ideal en las tierras altas centrales
Mañana

10.00 – Se llega al diminuto Puerto San Juan de Suchitoto, el animado conjunto de tiendas de recuerdos, restaurantes y un muelle con vistas al lago Suchitlán, a tan solo 45 min de la capital. Hay barcos que ofrecen por 35 € circuitos de 1 h por las islas, incluida la isla de Los Pájaros, en cuyos árboles pían y cantan unas 400 especies de aves mayormente migratorias: jabirús, gaviotas, cormoranes, pelícanos y otras. 

Tarde

12.00 – Tras comer en la artística Villa Balanza, es hora de registrarse en una mansión de 200 años restaurada con todo detalle, y una de las fincas más lujosas de El Salvador, Los Almendros de San Lorenzo. Los patios están decorados con obras de arte maravillosas y detalles moriscos, y cuentan con jardines y una flamante piscina; toda una joya arquitectónica incluso para los altos estándares de Suchitoto. 

13:30 – Un paseo por las calles adoquinadas de esta apacible ciudad colonial española es una delicia. Los ricos tejidos azules que ondean en las puertas están teñidos con índigo, que se cultiva en la zona desde que los mayas pipiles dominaban la zona. Arte Añil, frente a la pintoresca iglesia de Santa Lucía, ofrece clases (90 min, 100 US$/grupo) de teñido tradicional. 

16.00 – Solo 1h al norte de Suchitoto se halla La Palma, cuna del vibrante arte naíf autóctono de influencia maya que se ha convertido en sinónimo de El Salvador. Su pionero fue el artista Fernando Llort en la década de 1970, que quiso ayudar a prosperar a los artesanos locales. Hoy se pueden visitar talleres cubiertos de murales y ver a los artistas crear piezas con madera, cristal u otros materiales. Después de que la obra más famosa de Llort, en la catedral metropolitana de San Salvador, fuera destruida en el 2011, los artistas la recrearon mediante el mapeado digital y la proyectaron sobre la fachada.

Noche

21.00 – Pese a que en Suchitoto hay muchos restaurantes excelentes, se regresa a Los Almedros para cenar. Allí los chefs emplean ingredientes salvadoreños y técnicas culinarias francesas para elaborar recetas que han ganado premios. Destacan la mariscada, un guiso de marisco tradicional salvadoreño con langosta; la baguette de pollo dijon y la lasaña vegetariana. Si apetece, la vida nocturna de Suchitoto es reducida pero siempre muy festiva.

 

Día tres: pirámides y volcanes
Mañana

10.00 – Tras un desayuno tranquilo en Café 1800, en 1 h se llega a la Joya de Cerén, también conocida como la Pompeya de Centroamérica. Aunque es probable que el viajero ya conozca las colosales pirámides de piedra y los patios del juego de pelota de las capitales mayas clásicas (de no ser así, las ruinas de Copán se hallan 5 h al norte de Suchitoto), la modesta vida de los aldeanos mayas se ha quedado, en su mayor parte, perdida en el tiempo. 

Excepto en este lugar. Conservadas desde el año 600 bajo 10 m de ceniza volcánica, las pequeñas casas de adobe, un temazcal y la yuca cultivada más antigua hacen de este yacimiento arqueológico uno de los más importantes de Centroamérica. A 15 min en coche se halla San Andrés, que era el centro administrativo maya de la región, con pequeñas pirámides de piedra y los restos de unas instalaciones coloniales españolas para el procesado de índigo. 

 

Tarde

13.00 – Hay otra hora de trayecto hasta el Parque Nacional Cerro Verde, que cuenta con tres magníficos volcanes y varias rutas excursionistas, incluida una muy sencilla de 1 km, circular y con vistas inolvidables. Se pueden contratar excursiones guiadas de entre 3 y 6 h (9 €) hasta la cima del yermo y humeante cono del volcán Izalco o hasta las calderas y los lagos panorámicos que anidan en Santa Ana. Estas excursiones salen a las 10.00 y siempre se hacen con un guía, lo cual puede suponer una modificación en el itinerario. 

16.00 – En el parque abundan los lugares estupendos donde quedarse, pero se opta por el enorme (25 km2) y brillante lago del cráter que se contemplaba durante el ascenso, el lago Coatepeque. Es otro trayecto panorámico de 1 h en coche hasta la orilla del lago, flanqueada por hoteles, restaurantes y bares, casi todos ellos con muelle. 

 

Tarde-Noche

17.00 – El precio del alojamiento frente al lago varía entre 10 y 200 € por noche, así que hay opciones para todos los presupuestos. Cenar en La Octava Maravilla cuesta unos 20 €, y es un sitio de visita casi obligada. Se recomienda la mojarra rellena de gambas y otros crustáceos. 

20.00 – Es buen momento para tomar una cerveza helada en uno de los bares frente al lago. La marcha puede durar toda la noche. 

 

Día cuatro: pararse a oler las flores
Mañana

11.00 – Tras desayunar junto al lago, hay otra hora de trayecto hasta el Ecoparque Entre Ríos (3 €), en las afueras de Izalco. Se recomienda bañarse en una de las pozas naturales calientes y frías para relajarse, o probar los toboganes de agua. Cuando entre el hambre, se puede pedir un brunch para comer en la hamaca.

 

Tarde

13.00 – La Ruta las Flores es la atracción de interior más popular de El Salvador, una fila de pueblecitos con encanto en las tierras altas cafeteras que hay entre Sonsonate y la frontera guatemalteca. Si es sábado, se puede pasar por el famoso Festival Gastronómico de Juayúa, que se celebra todos los fines de semana, con puestos que sirven carnes a la parrilla, gambas picantes y sabrosos arroces en platos de poliestireno, y donde se venden recuerdos, cócteles y artesanía al son de la música en directo mientras el Zorro ofrece paseos a caballo. Si no, hay que ir a Ataco.

15.00 – Tras tomar un café en El Jardín de Celeste, se explora la ciudad antigua procurando visitar Axul Artesanía. Esta tienda artesanal es toda una experiencia, con telares en activo y pinturas únicas que flirtean con el alto arte. Los propietarios también son los responsables de la excelente colección de murales de Ataco, ideales para hacerse selfis. Después se conocerá el café que se cultiva por esta zona con el circuito por la plantación El Carmen Estates (6 €; 75 min).

18.00 – Dondequiera que se cene en Ataco, se termina con unas copas en el patio de Casa Degraciela, una extensa mansión cafetera con 150 años de historia convertida en un B&B de lujo. Pero esta noche se duerme en la suite Japón del Santa Teresa Hot Springs Resort, a tan solo 20 min. 

 

Tarde-Noche

19.00 – Esta amplia suite es todo un lujo, porque tiene un baño termal privado que se nutre de las mismas aguas termales naturales que fluyen como un río por los jardines del resort y la plantación de café que lo rodea. Es hora de relajarse bajo las estrellas mientras se planea cuando regresar a El Salvador

 

El autor

Paige R. Penland

He visitado El Salvador una docena de veces desde el 2006, cuando era la autora principal de la guía Nicaragua y El Salvador de Lonely Planet. En mi próximo viaje me acompañará mi hijo de 9 años para visitar la isla de los Pájaros y los épicos parques acuáticos que deberían dar fama a este país (Apuzunga, Turicentro Atecozol y Canopys del Río Sunzal).

A los viajeros les puede preocupar que su dinero ayude a consolidar a ciertos personajes autoritarios en el poder, una preocupación legítima. Sin embargo, creo que en general el turismo favorece a la gente de a pie; al fin y al cabo Jack Ma aprendió inglés él solo trabajando como guía turístico. A la hora de gastar el dinero, hay que intentar apoyar a los negocios locales que tienen en cuenta los intereses a largo plazo de El Salvador.

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