Coliseo, Roma. El gigantesco monumento romano
El Coliseo es el más apasionante de Roma, un monumento al poder crudo y despiadado; un gigantesco anfiteatro para 50 000 espectadores.
Nada como un gran monumento romano para sacar al historiador que todos llevamos dentro. En el Coliseo los gladiadores se enfrentaban en combate mortal y los condenados luchaban con bestias salvajes entre la mirada de espectadores sedientos de sangre. Dos milenios después sigue subyugando a todo el que entra en él.
El Coliseo es verdaderamente colosal y eso es lo que más impresiona al principio (aunque su nombre no proviene de su tamaño, sino de una estatua de Nerón que había cerca de allí, el Colosso di Nerone). Ya solo atravesar los 80 arcos por los que el público entraba para sentarse en pocos minutos resulta complicado; si se piensa en los otros 49 999 espectadores que, en época romana, se habrían peleado por encontrar un buen sitio, todos a la vez, resulta alucinante. Los magistrados y funcionarios superiores se sentaban en el piso inferior, más cerca de la acción; los ciudadanos ricos se quedaban en el piso siguiente y la plebe en el piso superior. Las mujeres, ciudadanas de segunda en comparación con la plebe, tenían que conformarse con estirar el cuello para ver algo desde las secciones más baratas del último piso.
A pesar de los espantosos espectáculos que se celebraban, su majestuosidad y elegancia son indiscutibles. Lo que pasaba entre bambalinas era menos glamuroso: en las visitas guiadas (imprescindibles) se lleva a los curiosos a la parte subterránea del Coliseo, donde cobran vida la inmundicia, la violencia y la obscenidad de los combates de gladiadores; es el hipogeo, un vasto y complejo laberinto subterráneo de pasillos, jaulas para animales y rampas bajo el suelo del estadio. Imaginar el brutal ruido, el hedor y el caos de hombres heridos y animales muertos o heridos permite hacerse una idea de lo atroces y sangrientos que debían de ser estos espectáculos.
De interés: El Coliseo está a 20 minutos a pie desde la Stazione Termini de Roma. Comprando la entrada en línea se evitan colas.