Gijón, la ciudad que nutre todos los sentidos
Vital y bulliciosa, con una inesperada alegría que contagia a los viajeros que abarrotan sus estrechas calles asomadas al Cantábrico, Gijón es una ciudad que reserva mil sorpresas. Su casco histórico salpicado de sidrerías donde saborear la tentadora gastronomía asturiana rebosa de vestigios del pasado más antiguo, sus museos iluminan los ojos de los amantes del arte y la cultura, y mientras que sus playas imantan a viajeros y adictos a las olas, los elegantes paseos de la villa, flanqueados por palacios señoriales y atractivas tiendas, invitan en cada estación a descubrir su encanto a paso lento.
Veleros en el Puerto Deportivo de Gijón, Asturias © Mampiris / Turismo Asturias
Entre barroco y romano asomados al Puerto Deportivo de Gijón
La mejor manera para no perderse ni un rincón de esta estimulante ciudad es empezar a recorrerla por la Plaza del Marqués, frente a los bamboleantes veleros amarrados en el Puerto Deportivo, eje de una muchedumbre de actividades náuticas a las que dedicarse durante los soleados días de verano. Aquí, donde ahora se estira la sombra del pintoresco Palacio de Revillagigedo, joya barroca del casco histórico, y todo discurre bajo la mirada atenta de la estatua del rey Pelayo, hace casi dos mil años se erguía una factoría romana de salazones, de la que queda testimonio el inusual pozo en la parte oriental de la explanada, rodeado por concurridas terrazas donde familiarizar con la amistosa convivialidad local.
El icónico ‘Elogio del horizonte’ de Eduardo Chillida, Gijón, Asturias © Mampiris / Turismo Asturias
En el promontorio de Cimadevilla buscando la antigua Gigia
Después de haber arrojado unas calderillas en el pozo como buen auspicio, es el momento de subir las callejuelas empedradas que desde la plaza van hasta el Cerro de Santa Catalina, el punto más alto de Gijón, que sobre todo al anochecer proporciona las mejores vistas del entorno urbano y del Cantábrico. Ya estamos en el Promontorio de Cimadevilla, donde los colonos de Roma en el s. I fundaron la ciudad de Gigia y los gijonéses no pierden ocasión de disfrutar de una refrescante botella de sidra, escanciada con maestría. Los macizos torreones cilíndricos de la muralla y los restos de una monumental puerta, camuflados entre sosegadas plazoletas enmarcadas por palacetes renacentistas, son lo que aún sobrevive del originario sistema defensivo de la urbe, reemplazado en tiempos recientes por cementosas baterías militares, cuyos cañones oxidados siguen apuntando al mar. Lo que hoy en día se oye disparar, en cambio, son las cámaras de fotos de los viajeros, que enfocan el Elogio del Horizonte, la icónica escultura del artista vasco Eduardo Chillida.
El Teatro Jovellanos de Gijón, Asturias © Mampiris / Turismo Asturias
Un distrito museístico que cosquillea a los amantes del arte
Dejándose atrás los vestigios romanos con una última etapa en las Termas de Campo Valdés, las más grandes e importantes del norte peninsular, hay que poner rumbo a la ciudad nueva, arrinconada alrededor del aristócrata Paseo Begoña, con sus parterres florales, los sombríos árboles y el histórico Café Dindurra, el primero en abrir en Gijón a principios del s. XX junto al Teatro Jovellanos, privilegiado escenario de una atractiva cartelera cultural. Una ojeada al Museo Casa Natal de Jovellanos, con una rica colección de arte asturiano, y una al Museo Barjola, con las obras del pintor extremeño, son los que hace falta para disponerse a descubrir los demás museos ciudadanos, como la Casa de la Cultura, prestigiosa sede de exposiciones temporales, el Centro de Interpretación del Cine de Asturias y el Museo Nicanor Piñole, que custodia el trabajo de este talentoso artista local del s. XX, capaz de retratar el día a día gijonés con vivaces pinceladas de color.
La Playa de San Lorenzo, una de las más emblemáticas de Asturias © aguilarphoto / Shutterstock
Playas y tiempo en familia en la ciudad asturiana
Ya que las piernas empezarán a estar cansadas de tanto andar, ahora es el momento adecuado para abandonarse durante un buen rato a disfrutar de los arenales de la ciudad. La Playa de San Lorenzo, con sus coloridas casetas de tela que se instalan en junio, está flanqueada por un agradable paseo marítimo que forma parte de la iconografía más reconocible de Gijón. La medialuna de la Playa de Poniente es una buena opción para los que viajan en familia porque a dos pasos de aquí se hallan el atractivo Acuario, en el que nadan más de 4000 peces, y el Museo del Ferrocarril de Asturias, con las antiguas locomotoras que inevitablemente hacen reír y enamorar a los peques.
El Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, a 7 km del centro de Gijón, Asturias © Mampiris / Turismo Asturias
Edificios monumentales, yacimientos arqueológicos y vías verdes en Gijón
Antes de decirle adiós a Gijón, y planear una vuelta para seguir explorando sus maravillas, es preciso alejarse un poco del centro. Los más deportistas lo pueden hacer montando en bicicleta y recorriendo una de las muchas vías verdes que desde la ciudad se adentran en la campaña, como la senda fluvial del Río Piles que bordea el Estadio de El Molinón, bisabuelo de todos los estadios ibéricos, y el Museu del Pueblu d’Asturies, con su inigualable colección etnográfica. Los demás podrán conducir hasta Campa Torres, un yacimiento arqueológico al oeste de Gijón donde se instalaron las primeras tribus castreñas de los cilúrnigos, o hacia la impresionante Villa Romana de Veranes, con sus majestuosos palacios y los espectaculares mosaicos pavimentales. Hay que dejar un poco de tiempo para perderse en la laberíntica Universidad Laboral, el edificio más grande de España, y subirse al mirador de su vertiginosa torre de 130 m: es el punto ideal desde donde despedirse de la ciudad.
Lonely Planet ha escrito este artículo con el apoyo de Turismo Asturias. Todas las opiniones expresadas son propiedad estrictamente de Lonely Planet y reflejan su política de imparcialidad e independencia editorial.