Un ruta virtual por Chernóbil en el aniversario de la catástrofe nuclear
Si alguna vez ha existido un circuito que profundice en el corazón de las tinieblas –y lo cruce hasta volver a la luz–, ese circuito probablemente sea Dogs of Chernobyl Virtual Tour (Ruta Virtual de los Perros de Chernóbil). Además de conocer a los perros que viven en la Zona de Exclusión de Chernóbil, se puede contemplar el escenario del peor desastre nuclear del mundo, ocurrido hace 34 años, el sábado 26 de abril de 1986.
La explosión nuclear de Chernobyl, Pripyat, Ucrania, dejó tras de sí los recuerdos de vidas destrozadas © EnolaBrain81 / Shutterstock
Muchas familias dejaron atrás a sus mascotas tras el desastre y en la actualidad hay unos 600 perros que todavía viven en la Zona de Exclusión. Se cree que son descendientes de las mascotas que quedaron abandonadas en Pripyat y los pueblos de los alrededores. Hoy la mayoría de esos perros viven en la zona semipoblada de Chernobyl City; y aunque en esta zona el mejor amigo del ser humano sea un poco más esquivo que la típica mascota, ver virtualmente a estos perros resulta algo casi imprescindible para los amantes de los animales.
Muchos visitantes de la Zona de Exclusión quedan cautivados por estos amigos de cuatro patas cuando participan en el circuito ‘Dogs of Chernobyl’, ofrecido por Clean Futures Fund (CFF) y Airbnb Experiences, que ahora es un circuito virtual debido a la pandemia del coronavirus.
El programa Dogs of Chernobyl ofrece a los visitantes la oportunidad de contribuir de manera positiva mientras visitan la zona de exclusión © Blinoff / Getty Images
La oenegé CFF trabaja en esta zona desde el 2016 y durante este tiempo ha esterilizado, castrado y vacunado más de 1500 perros, además de organizar un programa de alimentación canina para ellos. Y como colofón también ha encontrado un hogar en Estados Unidos y Canadá a más de 40 cachorros por medio de un programa de adopción.
Lucas Hixson, presidente y cofundador de la oenegé, asegura que su labor está teniendo un efecto positivo. “Estamos viendo perros más sanos que viven más tiempo, lo cual atribuyo a que existe menos competencia por la comida y el cobijo. Con el programa de alimentación activo, ya no tienen que ir en busca de comida tanto como antes, que es cuando entraban en contacto con los depredadores”.
Pese al programa de alimentación, los perros ahora reciben menos comida de lo habitual desde que Ucrania introdujo restricciones para entrar en la zona a causa de la pandemia de la COVID-19. “Ahora es mucho más difícil que antes para los perros, porque todos los métodos tradicionales de conseguirles comida han desaparecido”. Los trabajadores [de la central] y los turistas son quienes les ayudan, y sin ellos los perros se encuentran en una situación realmente difícil”.
El mayor desastre nuclear del mundo ocurrió el 26 de abril de 1986 © tunart / Getty Images
Chernóbil ha visto como su fama se disparaba gracias a la mini serie de HBO Chernobyl, y algunos operadores turísticos anunciaron un aumento de reservas del 30-40% en el 2019. “Quienes sobrevivieron a la catástrofe de Chernóbil quizá piensen que la pandemia de la COVID-19 guarda algunas similitudes con aquel desastre”, comenta Hixson.
“Gente de todo el mundo está experimentando algunas de las mismas emociones y angustias que la gente de Chernóbil experimentó hace 34 años: la falta de información, la amenaza para la salud, mucha confusión sobre qué hacer o cómo mantenerse a salvo…”.
Si bien el circuito de CFF es actualmente la única ‘experiencia virtual en directo’ dentro de la Zona de Exclusión, existen otras maneras de implicarse con Chernóbil durante el confinamiento. El doctor Nick Rush-Cooper, profesor de Enfoques Digitales para Medios, Patrimonio y Estudios Culturales, recomienda el documental Las Babushkas de Chernóbil, que relata las vidas de las ancianas que rehusaron abandonar su tierra.
Jonathon Turnbull, un geógrafo de la Universidad de Cambridge que vive en Kiév sostiene que “Aprender sobre aquel suceso como un acontecimiento tecnológico, cultural y medioambiental es una buena manera de comprometerse con la historia”.
Una noria abandonada en un parque de atracciones de Pripyat, Chernobyl © Hellen Sergeyeva / Shutterstock
Y Turnbull prosigue: “Puedes echarle un vistazo a la entrada de Wikipedia y leer datos y cifras, pero eso dice muy poco sobre cómo la gente vivió aquel desastre. El libro Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexievich, es la mejor forma de transportarse hasta aquel Chernóbil porque cuenta las historias de los lugareños justo después del desastre. Las narraciones son tan potentes que consiguen que el lector se ponga en la piel de los afectados”.
En resumen, tanto si se desea ver la encantadora cara peluda de uno de los entrañables canes de la Zona de Exclusión como si se prefiere profundizar en lo que pasó sumergiéndose en un libro o un documental, es posible dedicar un rato a conmemorar el reciente aniversario de la catástrofe de Chernóbil. Los tours virtuales de CFF están disponibles para reservas en línea y tienen lugar todos los lunes, miércoles y viernes hasta el 31 de julio.