Un recorrido por Rusia y los grandes nombres de la literatura universal
A lo largo de los ss. XIX y XX Rusia dio al mundo grandes nombres de la literatura universal, como Pushkin, Chéjov, Tolstoi y Solzhenitsyn. Hoy, muchos de los antiguos hogares y lugares asociados a estos titanes literarios se han convertido en museos o atracciones turísticas, y visitarlos permite conocer la fuente de inspiración de su prosa, sus poemas y sus obras de teatro.
Moscú
El legado del poeta Alexander Pushkin abarca todo el paisaje literario de Rusia. El autor de Eugene Onegin nació en Moscú, y la ciudad posee dos museos dedicados a su vida y su época, además de la estatua en la plaza que lleva el nombre del escritor y el restaurante vecino de alta cocina rusa que también lo lleva. Conviene priorizar el Pushkin Literary Museum, que ofrece un completo resumen de los eventos históricos que influenciaron al escritor y expone con veneración sus efectos personales; y después visitar la Casa Museo de Pushkin, donde el poeta vivió con su esposa Natalia Goncharova tres meses tras su matrimonio en 1831.
Moscú, próximo destino para paladares curiosos
El novelista León Tolstói también tiene dos museos en Moscú: el modesto Tolstoy Estate-Museum, donde el autor de Guerra y paz y Anna Karenina pasó los inviernos con su familia entre 1882 y 1901; y el Tolstoy Literary Museum, repleto de manuscritos, cartas y obras de arte sobre el autor.
Contemporáneo de Tolstói, el dramaturgo Antón Chéjov vivió cuatro años en una casa pintada de rojo en la ciudad antes de marcharse a otra en el campo, en Melikhovo. Allí escribió La gaviota y El tío Vania. Otro autor que halló consuelo e inspiración en las afueras de Moscú fue Boris Pasternak, Premio Nobel de Literatura y autor de Doctor Zhivago. Su casa museo se halla en Peredelkino, el pueblo de dachas (casas de verano) de vivos colores donde está enterrado.
De vuelta al centro de Moscú, las estatuas de los dos pícaros de El maestro y Margarita reciben a los visitantes del Museo de Mikhail Bulgakov. El autor satírico vivió con su esposa Tatyana Lappa en el apartamento nº 50 de este edificio de estilo art nouveau varios años en la década de 1920. Cerca de allí se puede pasear por los bonitos estanques del Patriarca, presentes al principio de El maestro y Margarita como el lugar donde el diablo se aparece en Moscú.
San Petersburgo
Quizá el autor más asociado a San Petersburgo, antigua capital imperial, sea Fiódor Dostoyevski. Las agencias de circuitos a pie han hecho negocio creando itinerarios inspirados en los lugares donde vivió el autor y las localizaciones de sus novelas, incluidas Crimen y castigo y El idiota. Un museo ocupa la última casa del escritor cerca de la estación de metro de Vladimirskaya, ante la cual hay una estatua de Dostoyevski. También es posible visitar su tumba en el Cementerio Tikhvin, en el recinto del monasterio Alexander Nevsky, un lugar muy carismático en el que, junto a Dostoyevski, también están enterrados compositores como Chaikovski y Músorgski.
Conocer San Petersburgo como un lugareño
La poeta Anna Ajmátova, del s. XX, no es muy conocida en Occidente, pero en Rusia se la venera. Su trágica vida bajo el régimen comunista marcó su obra, y en el excelente Anna Akhmatova Museum at the Fountain House, en el apartamento donde vivió entre 1926 y 1952, se puede saber más de ambos temas. El famoso retrato de 1914 de una Ajmátova majestuosa, obra de Nathan Altman, se puede ver en el Museo de Rusia, y hay varias estatuas de la poeta repartidas por la ciudad, incluida una de tres metros de altura que contempla con aspecto triste el río Nevá y la Prisión Kresty, la infame (y todavía activa) instalación donde el hijo de Ajmátova y su pareja de hecho estuvieron encarcelados durante la época del terror de Stalin.
San Petersburgo también está asociada a Pushkin: se puede ver el lugar donde el poeta romántico fue herido fatalmente en un duelo el 8 de febrero de 1837 y el piso donde, aquel mismo día, unas horas más tarde, murió. Una estatua suya, coronada por palomas, se alza en la Plaza de las Artes.
La Rusia europea occidental
“Feliz es aquel que es feliz en su hogar”, escribió León Tólstoi. Y es que el escritor nunca fue tan feliz como en su casa de campo de Yasnaya Polyana, 14 km al sur de Tula. Esta bucólica finca donde nació y donde disfrutaba de ‘un baño de vida campestre’ se conserva como estaba cuando Tólstoi murió, en 1910. Su tumba, sin lápida, se halla en el bosque vecino y dentro de la casa principal de la finca se exponen objetos de su aristocrática familia.
El modelo de la ciudad ficticia de Skotoprigonyevsk en Los hermanos Karamázov, Staraya Russa, es una ciudad idílica a orillas del río Polist. Allí pasó Dostoyevski muchos veranos y escribió la mayor parte de su célebre novela; su dacha se conserva como museo. En otra parte de la ciudad, el Centro Cultura Dostoevski alberga exposiciones temporales y organiza circuitos.
La obra más famosa de Iván Turgénev es Padres e hijos, una novela recibida con tanta hostilidad cuando se publicó, en 1862, que Turgénev tuvo que abandonar Rusia. En años más felices el autor creció y pasó la mayor parte de su vida adulta en Spasskoe-Lutovinovo, una finca que Iván el Terrible cedió a su familia y que se halla 65 km al norte de Oriol. La casa de madera pintada de lila tiene un encanto especial. En el mismo Oriol hay varios museos literarios dedicados a escritores locales, el más famoso de los cuales es el Premio Nobel Ivan Bunin.
Más premios Nobel
Repartidas al norte y sur de Rusia hay otras dos localizaciones asociadas con escritores rusos ganadores del Premio Nobel de Literatura. Aleksandr Solzhenitsyn describió las islas Solovetsky del Mar Blanco como ‘la madre del gulag’. Estas islas remotas, una de las cuales alberga un monasterio del s. XV declarado Patrimonio Mundial, fueron lugar de exilio antes de que Stalin las ocupara con sus campos de trabajos forzados y aparecieran en la gran obra de Solzhenitsyn, Archipiélago Gulag.
Inaugurado en el 2015, el Sholokhov Museum-Reserve de Rostov del Don está dedicado a Mijáil Shólojov, Premio Nobel de Literatura en 1965. Su obra más famosa, El Don apacible, es una larga épica sobre la vida cosaca antes y después de la II Guerra Mundial. El río Don pasa por esta entrada al Cáucaso ruso y pasear por sus orillas es una de las actividades de interés de Rostov del Don.
En lo profundo del Cáucaso se hallan las localidades de Pyatigorsk y Kislovodskg, en la región de Aguas Minerales del Cáucaso, ambas asociadas al impulsivo autor romántico del s. XIX Mijáil Lérmontov, quien vivió un tiempo en esta región antes de morir en un duelo a los 26 años, en 1841. Se puede visitar el lugar del duelo en Pyatigorsk, con un museo que ocupa la casa de campo con techo de paja donde vivió el autor de Un héroe de nuestro tiempo. Un monumento en el Parque Kurortny de Kislovodsk también recuerda a Lérmontov; y se puede echar un vistazo a la gruta para ver el diablo de ojos rojos que aparece en uno de sus poemas.