Los 10 mejores lugares para unas vacaciones familiares en Europa para el 2015

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Los 10 mejores lugares para unas vacaciones familiares en Europa para el 2015

Best in Europe 2015

Europa tiene fama por sus lugares históricos y sus museos de primer nivel mundial, pero tampoco le faltan destinos ideales para la familia.

Si se escoge bien, los pequeños quedarán encantados con todo lo que encontrarán: castillos de ensueño para todas las edades, bosques que parecen sacados de un cuento de los hermanos Grima, islas secretas donde resuenan las voces de la naturaleza, playas estupendas para jugar con la arena… La lista es interminable.

Todo esto y más se encontrará en la selección de nuestros expertos: 10 lugares perfectos para unas vacaciones familiares en Europa en el 2015.

 

1. Kent, Inglaterra, Reino Unido

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 La playa de Broadstairs es un punto de reunión habitual de familias y amigos © Thierry Levenq / Moment Open / Getty Images

Si las únicas imágenes que suscita Kent son las del túnel de Dartford, los ferris P&O y el arzobispo de Canterbury, es hora de ponerse al día: el “jardín de Inglaterra” es un destino cada vez más popular, con numerosas oportunidades para viajar en el tiempo y despertar la curiosidad de los pequeños.

Armados de cubo y pala se puede disfrutar de la clásica playa de arena de Broadstairs, para luego empaparse del ambiente victoriano de la antigua casa de Charles Dickens. En las callejuelas del centro de Sandwich uno se sentirá como en la Edad Media y en los blancos acantilados de Dover podrá disfrutarse de las imponentes vistas del canal de la Mancha.

Tras la inauguración del Museo Turner Contemporary en el 2011 (turnercontemporary.org), Margate se ha ido aburguesando, pero sin perder su personalidad, y al mismo tiempo sabe cómo tener contentos a los niños: el 19 de junio se reabre Dreamland (dreamland.co.uk), antiguo parque de atracciones con una montaña rusa de madera (la más antigua del país), una gran noria, un tobogán espiral de la década de 1920 y un tiovivo para transportarse al pasado.

 

2. Condado de Kerry, Irlanda

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 El condado de Kerry presume de tener algunos de los paisajes más impactantes de Irlanda © Kwiatek7 / Shutterstock

Islas misteriosas frente a una costa escarpada; montañas y lagos cubiertos de niebla; castillos, abadías y otras ruinas que explorar… No es de extrañar que el condado de Kerry despierte la imaginación de viajeros de todas las edades. Mejor aún, la popular península de Dingle y el Anillo de Kerry –ruta integrada en la Wild Atlantic Way (ireland.com/en-gb/wild-atlantic-way)– presentan numerosas atracciones que llaman la atención cada pocos kilómetros.

Este rincón agreste de Irlanda es perfecto para niños (y adultos) con ganas de aventura. En verano se puede poner a prueba la vocación marinera en el corto trayecto de ferri a la isla de Great Blasket o, si son algo más mayores, con una travesía hasta las Skellig. Podrán admirar el poder del océano Atlántico durante un paseo a caballo por la playa de Rossbeigh, apuntarse a clases de surf o hacer una excursión por el Parque Nacional de Killarney, donde la visita al Gap of Dunloe combina una travesía en barca con rutas a pie, en bici o en carreta tirada por ponis. Ah, y no hay que dejar de ir a ver a Fungie, el delfín mular que visita el puerto de Dingle periódicamente desde hace más de 30 años. 

 

3. Selva Negra, Alemania

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 La Selva Negra parece el escenario de un cuento de hadas de los Hermanos Grimm © chbaum / Shutterstock

La Selva Negra tiene mucho que ofrecer a los pequeños: senderos interminables por la naturaleza, rutas ciclistas bien señalizadas, piscinas en todas las poblaciones, pistas de esquí de suaves pendientes… En este rincón del suroeste de Alemania hay de todo para todos.

Si el presupuesto es ajustado, la tarjeta turística Konus (blackforest-tourism.com/info/KONUS) es un buen recurso que permite viajar gratis en autobuses urbanos y trenes. También sale a cuenta alojarse en granjas remotas, donde el mugido de las vacas hace de despertador. Los niños disfrutarán en Triberg, donde hay un reloj de cuco del tamaño de una casa (el mayor del mundo, según el Libro Guinness), en el Café Schäfer, donde afirman ser los inventores de la tarta Selva Negra, y en la cascada más alta de Alemania, poblada por ardillas rojas.

Además, hay lagos donde darse un baño entre bosques, como el Titisee o el Schluchsee. Más al norte están los pintorescos pueblos de la región de Kinzigtal: Gengenbach, con sus casas con entramado de madera, fue el decorado donde se grabó la escena de presentación de Augustus Gloop de Charlie y la fábrica de chocolate, y en la preciosa Schiltach uno se puede deslizar en tirolina (hirschgrund-zipline.de/) entre las copas de los árboles. 

 

4. Budapest, Hungría

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 Las piscinas de Budapest resultan ideales para darse un chapuzón con los más pequeños © Li Kim Goh / Moment Mobile / Getty Images

La capital húngara, conocida por su historia y su vida nocturna, es sorprendentemente indicada para el turismo familiar; solo habrá que hacer alguna adaptación al itinerario para tener contentos a los niños. 

Para empezar, están los baños. Budapest está completamente rodeada de fuentes termales y la ciudad cuenta con numerosas piscinas y spas, a cubierto y al aire libre. Los adultos pueden tratar sus dolencias (o la resaca) en las curativas aguas, mientras los pequeños se dan un chapuzón. A los chavales les encanta la máquina de olas de los baños Gellért y el remolino de los Széchenyi.

Tras el ejercicio, la tropa disfrutará recuperando fuerzas con los dulces húngaros: los más golosos cuentan con una amplísima oferta de pasteles y tartas de frutas. ¿Y luego? ¿El zoo, el único gran circo permanente de Europa, un espectáculo de marionetas o un viaje en el Tren Infantil? Este último está gestionado casi por completo por chavales de 10 a 14 años y funciona todo el año. 

 

5. Vorarlberg, Austria

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 Vorarlberg combina el paisaje alpino con precios razonables © Paul / Shutterstock

Vorarlberg, en plenos Alpes de Arlberg, suele pasarse por alto en el afán por llegar a las pistas de esquí tirolesas. Es una pena. Esta región de verdes praderas salpicadas de flores silvestres y tranquilos valles es un paisaje de cuento para unas vacaciones en familia, y sale más a cuenta que otros destinos austríacos más populares.

En las oficinas de turismo (vorarlberg.travel) recomendarán las caminatas aptas para ir con niños y granjas donde alojarse, muchas de ellas con actividades gratuitas para tener a los pequeños ocupados: desde excursiones hasta cascadas escondidas a talleres de artesanía. Se puede echar un vistazo a las granjas lecheras del Bregenzerwald y a los prados de Käsestrasse (“Ruta del Queso”, kaesestrasse.at), donde pastan las reses; ver las gigantes vacas color violeta en Bludenz, en el Milka Chocolate Festival del mes de julio; o incluso adoptar una de estas bellezas de largas pestañas en el Kräuterbauernhof Erath (kuhforyou.at).

Al noroeste de Bregenz se puede tomar el teleférico de Pfänder, que se eleva a 1064 m de altura, y disfrutar de las vistas de los Alpes y quizá cruzarse con ciervos, jabalíes, íbices y marmotas. De Bregenz, a orillas del lago Constancia, salen rutas ciclistas bien señalizadas que penetran en las vecinas Alemania y Suiza. También se pueden alquilar kayaks en La Canoa (lacanoa.de/kanuvermietung/kanustationen). 

 

6. Archipiélago de Åland, Finlandia

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 Playas vacías, caminos para bicicletas y campings esperan en el archipiélago de Aland © BMJ / Shutterstock

El archipiélago de Åland, región autónoma finlandesa de habla sueca, es un destino popular para finlandeses y suecos, pero es poco conocido fuera de estos países. Aun así, es el punto con más sol del norte de Europa y un lugar de escapada idílico, con amplias playas (Degersand es espléndida para nadar y acampar) y pistas llanas para montar en bici mientras se disfruta de las vistas de verdes campos, granito rojo y un mar luminoso.

Se tardará tres días en recorrer tranquilamente la Mail Road, de 65 km, ruta postal sueco-finlandesa que estuvo en activo entre 1638 y 1895, y que pasa por dos de los lugares más imponentes de la isla principal: el castillo de Kastelholms Slott, del s. xiv, en una pintoresca cala, y la fortaleza rusa de Bomarsund, en ruinas, donde son evidentes las cicatrices de los cañonazos. 

Entre los atractivos que tiene para los niños la animada capital del archipiélago, Mariehamn, está el Pommern, un barco mercante de cuatro mástiles atracado frente al moderno museo marítimo, el Sjofartsmuseum, y los toboganes, saunas y piscinas cubiertas y al aire libre con chorros de agua del parque acuático de Mariebad (mariehamn.ax/mariebad). 

 

7. Ibiza, España

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 La costa de Ibiza está llena de preciosas calas para explorar en familia © Lukasz Janyst / Shutterstock

Las megadiscotecas de Ibiza han creado su leyenda, pero la fiesta desmesurada de las décadas de 1980 y 1990 ya quedó atrás. Ahora los fiesteros han crecido y van de vacaciones con sus hijos, que también disfrutan de esta isla cubierta de pinos.

Las bonitas playas y calas se prestan al turismo familiar: las hay desde la costa de Santa Eularia d’es Riu, al este, hasta Portinatx, en la punta norte. La isla se muestra acogedora con los pequeños (comer fuera no será un problema) y los alojamientos rurales del interior son estupendos para que los críos corran libremente. Los plácidos mercados hippies y las callejuelas del casco antiguo de Ibiza capital, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, también les encantarán. Los clubes nocturnos de la costa oeste, en Sant Antoni de Portmany y alrededores, siguen muy activos, por supuesto, pero el resto de la isla se mueve a un ritmo más tranquilo. 

 

8. Normandía, Francia

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 El litoral de Normandía está repleto de lugares adecuados para viajar en familia © JaySi / Shutterstock

Unas vacaciones en familia por Normandía siempre son una buena opción, tanto si se busca acción, una escapada rústica o unos días de playa.

Los amantes de las emociones de cualquier edad tienen donde escoger en este rincón del país. Se puede descender por el Eure en kayak o canoa (aventureure.fr); trepar a las copas de los árboles en La Forêt des Elfes (laforetdeselfes.com); seguir una de las innumerables pistas ecuestres o rutas ciclistas de la región para disfrutar del paisaje; visitar los curiosos animalillos de CERZA (en.cerza.com), un zoo con su propio tren en miniatura; perderse por un laberinto de maíz a las afueras de Caen (labyrinthedecaen.com); o liberar adrenalina en Festyland (festyland.com), el mayor parque temático de Normandía.

Si se busca un refugio junto al mar, se encontrarán decenas de playas preciosas y resorts familiares. Para algo menos concurrido, se puede optar por alguna de las opciones de alojamiento más pintorescas, ya sea haciendo de Tarzán en una casa sobre un árbol (woody-park.com/tentes-suspendues), o montando guardia en la torre vigía de un fuerte del s. XIX (fortducaplevi.com). 

 

9. Skomer y Marloes Sands, Gales, Reino Unido

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 Los frailecillos de Skomer mantendrán a los niños entretenidos sin esfuerzo © mthaler / iStock / Getty Images

La agreste isla de Skomer, en una reserva natural marina frente a la costa de Pembrokeshire, en el extremo suroeste de Gales, aún es poco conocida fuera de la región, pero el encuentro con sus habitantes sin duda fascinará a los viajeros más jóvenes.

Medio millón de aves (frailecillos, araos, alcatraces, fulmares, cormoranes, alcas, gaviotas y petreles, entre otros) han hecho de este sitio su hogar, aparentemente ajenos a la presencia humana, mientras que en las aguas chapotean focas grises, marsopas y delfines. Los pocos que pasen la noche aquí (welshwildlife.org/overnight-accommodation-on-skomer) disfrutarán de la isla prácticamente para ellos solos, y podrán disfrutar al ver la cara de los niños cuando oigan el coro de 120 000 parejas de pardelas volviendo a sus nidos al caer la noche.

El Dale Princess (pembrokeshire-islands.co.uk) zarpa a diario (salvo los lunes) del Martin's Haven. Se puede combinar la visita a la isla con un día o dos en Marloes Sands (nationaltrust.org.uk/marloes-sands), una playa de casi 2 km que desaparece al subir la marea. 

 

10. Bohinj, Eslovenia

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 El lago Bohinj es igual que el famoso Bled © Andrew Mayovskyy / Shutterstock

Bohinj no es el lugar en el que suele pensar la gente cuando se habla de Eslovenia. Bled –con su iglesia en una isla y su alto castillo– suele copar todos los titulares. Sin embargo las familias que van algo más allá encuentran en Bohinj el lugar perfecto para disfrutar de unas vacaciones activas.

El lago Bohinj está rodeado por los Alpes Julianos, donde el imponente Triglav –la cumbre más alta del país– crea unas imágenes de ensueño. Los pequeños pueden liberar energía remando en kayak, montando en bici de montaña, haciendo excursiones a las cascadas, subiendo al teleférico o nadando, y encontrarán pizza y helado además de los platos típicos que gustan más a los padres, todo ello a buen precio en comparación con otros destinos alpinos.

Al estar entre montañas, las temperaturas son más frescas que en la costa, y no es de descartar algo de lluvia, pero para ese caso cuenta con un buen parque acuático cubierto, y siempre es fácil hacer una excursión de un día a Liubliana.