Tras los pasos de Rubens en Amberes

Amberes, Bélgica

Nos olvidamos por un par de días de ciudades como Bruselas o Brujas para apostar por Amberes, un destino que nos permite aprovechar la oportunidad única de revivir la edad de oro de los siglos XVI y XVII.

La segunda ciudad más poblada de Bélgica lleva la impronta de los negocios grabada a fuego en su ADN, no obstante ocupó un papel dominante en la vida intelectual, comercial y artística de los Países Bajos, que a día de hoy aún se percibe en la vida, las rutinas y las costumbres de la ciudad. Un legado que se materializa en un icono de la cultura religiosa de Amberes, que no es otro que la catedral gótica de Nuestra Señora (Onze-Lieve-Vrouwekatherdraal) y su torre de 123 metros.

Catedral gótica de Nuestra Señora, Amberes (Bélgica)

Dentro de este centro social y religioso se encuentra una de las escenas bíblicas más interesantes del mundo en general y de la historia del arte en particular. Se trata de cuatro obras de Rubens, que aunque de origen alemán, vivió y sirvió en Amberes como pintor de la corte. Estas obras, de imprescindible visionado, cuelgan del transepto y el coro de la que hoy por hoy es la iglesia más grande de los países del Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) y donde también podemos observar su famoso carrillón compuesto por nada menos que 47 campanas que se agitan con brío en los conciertos que se ofrecen durante diferentes épocas del año.

Y siguiendo la ruta de Rubens por Amberes es su casa, el que fuera su refugio durante los años que el artista residió en la ciudad y desde donde trabajó, otra de las paradas fundamentales de este recorrido. Esta impecable mansión habitada por el artista desde 1610 hasta 1640 es hoy la Casa Museo de Rubens, su legado más íntimo y una toma de contacto única con la persona que se encontraba detrás del artista. Y siguiendo un camino plagado de arte, algunas de las más importantes colecciones del mundo se exhiben hoy en el Royal Museum of Fine Arts, otra parada imprescindible en la ruta de Rubens por Amberes y cuyo contenido se encierra en un espectacular edificio neoclásico del siglo XIX.

Casa Museo de Rubens, Amberes (Bélgica)

Arte… y diamantes

Dejando a Rubens a un lado, otra de las visitas interesantes que ofrece la ciudad es el Museo de los Diamantes, donde encontrar todo tipo de información relativa a esta codiciada piedra preciosa por la que Amberes es mundialmente famosa (solo aquí se condensa más del 80% de la producción mundial de diamantes).  

Exhaustos de tanto brillo y belleza, merece la pena hacer una alto en el camino en el epicentro social de la ciudad, la Groenplaats. Esta coqueta plaza, ubicada al lado de la catedral, es el lugar perfecto para hacer un alto en el camino y disfrutar de una rica cerveza belga, ya que un que aunque un poco menos animada que la Grote Markt, en Brujas, es un lugar interesante desde donde medir el pulso de la ciudad, un pulso que viene marcado por su glorioso pasado; basta echar un vistazo al puñado de edificios emblemáticos que rodean la plaza y el casco antiguo: el ayuntamiento, los edificios gremiales y hasta el imponente edificio de la Estación Central, catalogada como una de las más bellas estaciones del mundo.

Groenplaats, Amberes (Bélgica)

Y entre cervezas, diamantes y arte por doquier, solo nos falta el chocolate como ingrediente final a un viaje perfecto por Amberes. Y es que al igual que sucede con Bruselas, en Amberes existen también infinidad de opciones donde comprar y degustar este dulce objeto de deseo, aunque es el Palacio de Meir, el mejor, o casi, lugar donde hacerlo. Aquí, rodeados de siglos de historia, se encuentran algunos de los mejores chocolates y bombones del mundo, repartidos por este espectacular espacio por donde resulta casi imprescindible dejarse caer para caer en una, eso sí, muy dulce tentación.

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