Un paseo por las plazas de Roma

Piazza Navona, Roma, Italia
lafiguradelpadre Congreso - Flickr

7 plazas, 7 pausas para un circuito romano

Perderse de plaza en plaza es una nueva forma de pasear por Roma. El abarrotado centro histórico posee algunas de las plazas más famosas de la ciudad, pero también hay otras menos conocidas e igualmente atractivas. Son perfectas para pasear por Roma, hacer una pausa y empaparse de toda la historia y el arte que rodea la Ciudad Eterna. Este circuito de unas dos o tres horas recorre las plazas más famosas de Roma.

1. Largo di Torre Argentina

Largo di Torre Argentina ©Alexandra Bruzzese/Lonely PlanetLargo di Torre Argentina ©Alexandra Bruzzese/Lonely Planet.

Se comienza en Largo di Torre Argentina, donde se encuentran las ruinas de cuatro templos de la época republicana. En el lado occidental de la plaza se alza el Teatro Argentina, el más importante de la ciudad, próximo al lugar donde Julio César fue asesinado. 

2. Piazza della Minerva

Elefantino en la Piazza della Minerva ©javarman3/Getty ImagesElefantino en la Piazza della Minerva ©javarman3/Getty Images.

Siguiendo por Via dei Cestari se llega a la Piazza della Minerva y al Elefantino, una escultura de un elefante con un obelisco egipcio sobre el lomo. Flanqueando la plaza está la Basílica di Santa Maria Sopra Minerva de estilo gótico, que alberga frescos renacentistas y una obra menor de Miguel Ángel. Construida sobre tres templos paganos, esta basílica dominica es la única iglesia gótica de Roma, y aunque no queda gran cosa de la construcción original, hoy se visita por su artístico interior. Desde Via Santa Caterina da Siena hay que seguir por Via del Piè di Marmo y Via di Sant’Ignazio Loyola, para encontrarnos en la plaza del mismo nombre con una iglesia con una bóveda adornada por un alucinante fresco en trampantojo. 

3. Piazza della Rotonda

Piazza della Rotonda ©wjarek/ShutterstockPiazza della Rotonda ©wjarek/Shutterstock.

A unos pasos, por Via del Seminario, se encuentra la animada Piazza della Rotonda, sede del Panteón, que no necesita presentación. Con sus memorables pórtico y cúpula, es el edificio antiguo mejor conservado de Roma y uno de sus monumentos más emblemáticos. El Panteón es un imponente templo de 2000 años, convertido hoy en una iglesia. Fue construido por Adriano sobre un templo anterior de Marco Agripa del 27 a.C. y se mantiene en pie desde aproximadamente el año 125 d.C. Por fuera se nota un poco más la edad, pero por dentro, al cruzar sus enormes puertas de bronce, se queda uno impresionado por la mayor cúpula de hormigón no armado de la historia. Dos milenios después, nada supera a la grandeza del panteón de Roma. 

4. Piazza Navona

Piazza Navona ©Basic Elements Photography/Getty ImagesPiazza Navona ©Basic Elements Photography/Getty Images

Desde el Panteón hay que seguir las indicaciones hasta llegar a la Piazza Navona, una plaza espectacular en el centro de la ciudad. Aquí, entre los artistas callejeros, los turistas y las palomas, se puede comparar a los dos grandes maestros del barroco romano: Gian Lorenzo Bernini, creador de la Fontana dei Quattro Fiumi, y Francesco Borromini, autor de la Chiesa di Sant’Agnese in Agone. Con sus fuentes, sus palazzi barrocos y su vistoso y variado repertorio de gente, la Piazza Navona es el elegante escaparate central de Roma. Construida sobre el Stadio di Dimiziano del siglo I, fue pavimentada en el siglo XV y durante casi 300 años alojó el principal mercado de la ciudad. Su gran atracción es la Fontana dei Quatro Fiume de Bernini, una recargada fuente con personificaciones de los ríos Nilo, Ganges, Danubio y de la Plata. 

5. Campo de’ Fiori

Mercado en Campo de'Fiori ©Di Gregorio Giulio/ShutterstockMercado en Campo de'Fiori ©Di Gregorio Giulio/Shutterstock

Al otro lado de Corso Vittorio Emanuele II, la transitada calle que divide el centro storico, la vida se centra en el Campo de’ Fiori. De día, Il Campo es una ruidosa plaza que alberga un pintoresco mercado, y de noche se convierte en un estridente bar al aire. Es una ruidosa y encantadora plaza que concentra la vida romana. Durante siglos fue el lugar de las ejecuciones públicas, donde en 1600 el filósofo Giordano Bruno ardió en la hoguera acusado de herejía. En el lugar se alza una siniestra estatua del monje con capucha, realizada por Ettore Ferrari e inaugurada en 1889. 

6. Piazza Farnese

Piazza Farnese ©Geoff Stringer/Lonely PlanetPiazza Farnese ©Geoff Stringer/Lonely Planet

Al otro lado de Campo de’ Fiori, la elegante Piazza Farnese está presidida por el Palazzo Farnese, de estilo renacentista. Este espléndido palazzo, hoy sede de la embajada francesa, posee unos frescos magníficos que no tienen nada que envidiar a los de la Capilla Sixtina.

La obra fue empezada por Antonio da Sangallo el Joven en 1514, continuada por Miguel Ángel y terminada por Giacomo della Porta. En su interior destaca la impresionante serie de frescos de Annibale Carracci. El mejor, realizado entre 1597 y 1608, es el monumental Gli Amori degli Dei, que puede verse en el techo de la recién restaurada Galleria dei Carracci. 

7. Piazza di Spagna y escalinata

Piazza di Spagna ©S.Borisov/ShutterstockPiazza di Spagna ©S.Borisov/Shutterstock

Y para terminar, una de las plazas más emblemáticas de la ciudad: la escalinata de la plaza de España (Scalinata della Trinità dei Monti), un imán para los visitantes desde el siglo XVIII y un mirador perfecto para contemplar a la gente, donde casi seguro el viajero parará en un momento u otro. La plaza lleva este nombre porque aquí está la embajada española en la Santa Sede, pero la escalinata es un legado de los franceses y fue proyectada por un italiano. Conduce a la Chiesa della Trinità dei Monti, una iglesia francesa, encargada por el rey Luis XII de Francia y consagrada en 1585. Ofrece vistas increíbles y unos frescos magníficos de Daniele da Volterra, como su magistral Descenso de la Cruz. 

Y para hacer una pausa entre tanta plaza, sugerimos tomar fuerzas en el Caffè Sant’Eustachio, entre el Panteón y la Piazza Navona Tiene fama de servir el mejor café de la ciudad: lo elaboran batiendo las primeras gotas de expreso junto con varias cucharaditas de azúcar hasta formar una crema y añadiendo luego el resto del café. 

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