Descubriendo el paisajismo y los jardines de Corea del Sur

Escrito por
Simon Richmond, autor de Lonely Planet

1 Diciembre 2017
6 min de lectura
© uschools_Getty Images
Seúl, la capital de Corea del Sur

Corea del Sur, Best in Travel 2018

Durante más de 2000 años, los coreanos han modelado el paisaje que les rodea con vistas agradables. La colocación de las rocas es un elemento crucial en los diseños de jardines locales, con un aspecto más natural que los jardines en China y Japón, igual de venerables.

Los jardines coreanos se centran tanto en los paseos por el paisaje formal como en el paisaje en sí mismo.

 

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Un lugar maravilloso para pasear: el Jardín Secreto de Changdeokgung, Seúl, Corea del Sur © Teerachat paibung / Shutterstock
 Un lugar maravilloso para pasear: el Jardín Secreto de Changdeokgung, Seúl, Corea del Sur © Teerachat paibung / Shutterstock

En mayo del 2017, Seúl inauguró el 'jardín elevado’ Seoullo 7017. Floreciendo a lo largo de una autovía en desuso, este nuevo parque da un giro contemporáneo al paisajismo coreano, que se remonta a varios siglos atrás. Es tan solo uno de los jardines y parques, variados y maravillosos, de Corea del Sur que prueban la habilidad paisajística de un país más conocido por su alta tecnología y su kimchi.

 

Un jardín elevado

Aunque no es del todo naturalista, en Seoullo 7017 subyace el principio de pasear por el paisaje. Una autovía construida en 1970 ha sido convertida en un camino peatonal con 17 accesos de entrada (ambas cifras forman el nombre del parque).

 

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Seoullo 7017: una autovía en desuso convertida en jardín peatonal elevado, Seúl, Corea del Sur  © Sagase48 / Shutterstock
 Seoullo 7017: una autovía en desuso convertida en jardín peatonal elevado, Seúl, Corea del Sur © Sagase48 / Shutterstock

El estudio holandés MVRDV diseñó este jardín elevado con maceteros circulares que albergan más de 23 000 árboles, arbustos y flores en colores de contraste, dispuestos según el alfabeto coreano. Los anchos bordes de los maceteros sirven de bancos. Hay pabellones circulares con cafés, un quiosco de información, plataformas-mirador, un escenario para actuaciones e incluso un teatro de marionetas. Paseando por este parque elevado, de 983 m de largo, se atisba el marcado contraste de los elementos arquitectónicos urbanos entre los árboles, incluidos la Estación de Seúl y los gruesos bucles que forman sus vías; Sungnyemum –la Gran Puerta del Sur de la antigua muralla defensiva de Seúl– y la frenética maraña comercial del mercado de Namdaemun, abierto todo el día.

 

Los jardines secretos de Seúl

En pleno centro de la ciudad, Seoullo 7017 es toda una declaración pública sobre la importancia de la naturaleza en el entorno urbano. Pero esta atención por el paisaje no es nueva en Seúl. Hace unos 600 años, cuando se fundó la ciudad, los mecenas del paisajismo eran los miembros de la dinastía Joseon, y no los alcaldes metropolitanos. Una creación clave de aquella época es el Huwon, una serena floresta acurrucada tras el palacio Changdeokgung, declarado Patrimonio Mundial. El jardín, que rodea un estanque cuadrado de nenúfares presidido por un pabellón-mirador en el que antaño leían y escribían poesía reyes y cortesanos, también es conocido como Biwon, que significa ‘jardín secreto’. Para visitarlo hay que apuntarse a un circuito (hay 2 o 3 diarios, las plazas se limitan a 50 personas).

 

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El Parque Seonyudo, construido en una antigua planta de filtración de agua, Seúl, Corea del Sur ©  PaulP123 / Shutterstock
 El Parque Seonyudo, construido en una antigua planta de filtración de agua, Seúl, Corea del Sur ©  PaulP123 / Shutterstock 

Pero Huwon no es el único oasis oculto de Corea. A 20 min en metro al norte de Seúl, en el barrio suburbano de Uijeongbu, se halla el Jardín Secreto (o S Garden), una terraza al aire libre escondida en la 9ª planta del centro comercial Shinsegae. Diseñado por el estudio Olson Kundig, de Seattle, este encantador jardín familiar alberga plantas autóctonas y está decorado con sotdae, postes de madera tradicionales con tallas de aves. Otros elementos curiosos incluyen esculturas de animales en madera y metal reciclado, obra del artista Do-Ho Suh, un cajón de arena donde los niños desentierran réplicas de fósiles, y una casa del árbol que tiene la forma de un nido gigante de pájaros.

 

El Jardín de la Calma Matutina

Seúl posee otros parques y jardines excelentes, incluidos los de los palacios reales de Gyeongbokgung y Deoksugung, y creaciones modernas como el premiado Parque Seonyudo, construido en una antigua planta de filtración de agua en una isla del río Han.

 

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Escena nocturna invernal del Jardín de la Calma Matutina, a 50 km de Seúl, Corea del Sur © Kim Jaehoon / Getty Imges
 Escena nocturna invernal del Jardín de la Calma Matutina, a 50 km de Seúl, Corea del Sur © Kim Jaehoon / Getty Imges

Sin embargo, los aficionados a los jardines se verán recompensados con creces si se alejan de la capital en busca de más bellos ejemplos de paisajismo local. Corea es conocida como ‘la tierra de la calma matutina’, un epítome que algunos atribuyen al poeta indio Tagore, quien escribió sobre este país en los años treinta (entonces colonia japonesa), y este concepto inspiró el Jardín de la Calma Matutina, de 30 000 m2, situado 50 km al noreste de Seúl. Diseñado por el profesor Sang-kyung Hang e inaugurado en 1996, es el jardín privado más antiguo de Corea. Rodeado de montañas cubiertas de pinos, contiene 20 zonas temáticas con más de 5000 plantas distintas, muchas de las cuales son endémicas de la zona. En cada estación hay algo distinto para ver: desde rosas, iris y hortensias en verano hasta crisantemos y las hojas encendidas en otoño; y en invierno el jardín se ilumina con el Festival de Luz por el que se adornan todos los arbustos y árboles con lucecitas de colores.

 

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Árboles ginkgo amarillos en la isla Namiseom, Corea del Sur © awatchaiprakobkit / Getty Images
 Árboles ginkgo amarillos en la isla Namiseom, Corea del Sur © awatchaiprakobkit / Getty Images

La isla Namiseom

Gapyeong (accesible en metro desde Seúl en menos de una hora), el punto de partida para ver los paisajes formales de la vecina isla Namiseom, se halla unos 20 km al noreste del Jardín de la Calma Matutina. Famosa a nivel internacional por la serie coreana de TV Sonata de invierno (2002), en la cual aparecían sus paisajes boscosos, esta isla con forma de media luna fue adquirida por Minn Byeong-do, antiguo director del Banco de Corea, en 1965. Bajo su administración, se convirtió en un parque, y en ella se plantaron un montón de árboles, incluida una avenida de majestuosas metasecuoyas. En otras partes de Namiseom hay árboles ginkgo de hojas amarillas y cerezos que, en primavera, se llenan de flores rosas y blancas. La isla, autodenominada la república culturalmente independiente de Naminara y con visado propio (la entrada que da acceso al parque), posee 20 jardines diferentes, incluido uno diseñado para atraer mariposas.

 

Los jardines de Jeju-do

La subtropical Jeju-do, conectada al continente por vuelos y ferris, es el principal destino vacacional de los coreanos del sur. Con un clima húmedo y su rico suelo volcánico, permite a los jardineros trabajar con varios tipos de plantas. Creado desde cero hace más de 30 años por un resuelto granjero local, el Jardín Animoso de Jeju alberga una colección de cientos de bonsáis, o bunjae, como se llaman en coreano. Estos cuidadísimos mini árboles ocupan un jardín con estanques de coloridas carpas koi, cascadas y las emblemáticas piedras volcánicas negras de Jeju.

 

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Estatuas de espíritus locales en un claro del bosque del Parque de Rocas de Jeju, Corea del Sur © Simon Richmond / Lonely Planet
 Estatuas de espíritus locales en un claro del bosque del Parque de Rocas de Jeju, Corea del Sur © Simon Richmond / Lonely Planet

La cultura y la geología ancestrales de la isla también inspiraron el Parque de Rocas de Jeju. Ocupa 970 000 m2 y prueba que, para crear un jardín, los elementos duros del paisaje, incluidos estanques, túmulos, rocas y estatuas, son tan importantes como el follaje. Por las sendas del parque se ven el reflectante Sky Pond, rocas con formas de caras y tallas de piedra basadas en las 18000 deidades de Jeju, un campo de ollas gigantes para almacenar kimchi, y un ejército de dol hareubang (‘rocas abuelo’), estatuas de basalto con forma fálica que simbolizan protección y fertilidad.

 

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