Rutas para enamorados viajeros
San Valentín invita a soñar a los viajeros más románticos. Hay países y ciudades que atraen como un imán; son esos escenarios en los que todos los enamorados del mundo quieren hacerse una foto alguna vez en la vida. Puentes donde se escuchan suspiros, colinas donde los amantes se juran amor eterno, jardines secretos y estatuas de enamorados besándose o ríos donde se baila un eterno vals…
Un muro, un beso y un jardín secreto en París
Dicen que París es la ciudad del amor así que es complicado seleccionar un solo escenario romántico ¿el Sena? ¿el canal de St Martin? ¿el Museo de la Vida Romántica? ¿las evocadoras calles de Montmartre?... Hemos seleccionado uno de los museos más románticos: el Museo Rodin, en la margen izquierda del Sena, donde se puede contemplar El Beso, la escultura en mármol más famosa de este escultor del siglo XIX. El Museo (79, rue de Varenne) está en el palacete que fue la residencia privada de Rodin y cuenta con uno de los jardines más tranquilos y poco conocidos de París. El Beso representa a Paolo y Francesca, personajes de La Divina Comedia de Dante (1265-1321), que fueron asesinados por el marido de Francesca cuando les sorprendió besándose. Desde entonces quedaron condenados a errar en los infiernos.
Otro de los lugares más visitados por los enamorados en París es el llamado Muro de los “Te quiero”, en el barrio de Montmartre. Se trata de una pared construida en el centro de la Plaza des Abbeses de unos40 m2con 511 azulejos que recogen la frase “te quiero” en más de 300 idiomas. Es una obra de los artistas Fréderic Baron y Claire Kito, un insólito monumento al amor ante el que se fotografían miles de parejas.
Candados para el amor y una fuente muy romántica en Roma
El puente Milvio es uno de los muchos que atraviesan el Tíber, en Roma. Se construyó en el siglo III y ha sido escenario de batallas y acontecimientos históricos pero se hizo famoso hace apenas unos años, a finales de 2006, cuando las parejas empezaron a peregrinar a este puente del norte de la ciudad bajo la inspiración de los protagonistas de la novela Tengo ganas de ti, de Federico Moccia, para dejar candados colgados sobre un poste de luz como señal de amor. El “ritual” consiste en que la pareja debe besarse, sujetar el candado al poste y luego tirar la llave al Tiber. Y el éxito fue tal que en 2007 el peso de todos los candados hizo que se cayeran las farolas. Desde 2012 está prohibida la costumbre pero parece que muchos no se han dado por enterados.
Otro de los lugares que ningún enamorado se pierde en Roma es la célebre Fontana de Trevi. Es la más ambiciosa de todas las fuentes monumentales barrocas de Roma. Dicen que si se arrojan tres monedas se regresará a Roma y está visto que todo el mundo lo cree porque cada día se recogen más de 3000 euros que se destinan a fines benéficos.
Con los amantes más famosos, en Verona
Los enamorados más famosos del mundo, Romeo y Julieta, son el principal reclamo de Verona, la ciudad italiana donde Shakespeare situó la historia de los Montesco y los Capuleto. Verona está a unos120 kmde Venecia y en tren se tarda solo una hora en llegar. Una vez allí, los enamorados visitarán la llamada Casa de Julieta, un edificio del siglo XIII, que según la tradición era el palacio de los Capuleto, la familia de Julieta. A la entrada la gente deja mensajes de amor y todos, sin excepción, fotografían su famoso balcón (que en realidad se añadió en 1928). El romance de Romeo y Julieta casi ha conseguido dejar en un segundo plano la famosísima Arena de Verona, el mayor anfiteatro romano tras el Coliseo de Roma, con capacidad para más de 25 000 espectadores. De la misma época es el antiguo foro romano, hoy convertido en la Piazza delle Erbe, la plaza más conocida de Verona, en la que se reúnen los edificios más interesantes. Por las mañanas se celebra aquí un colorido mercado.
Suspiros bajo el puente en Venecia
El de los suspiros es uno de los puentes más famosos del mundo y probablemente uno de los más románticos, aunque solo sea por el nombre. Está muy cerca de la Plaza de San Marcos y une el Palacio Ducal con la antigua cárcel de la Inquisición (Piombi). La verdad es que su nombre no responde a ninguna leyenda romántica sino que se debe a los suspiros de los prisioneros que en este puente barroco tenían la oportunidad de ver por última vez el cielo y el mar. Fue Lord Byron, el gran poeta del romanticismo, quien lo bautizó con ese romántico nombre evocando una leyenda relacionada con la muerte y el infortunio, aunque ahora los amantes lo utilicen para fotografiarse bajo él.
Un beso y un vals en Viena
En 1908 el vienés Gustav Klimt pintó El beso, su obra más famosa y también una de las representativas del movimiento modernista de la Secesión. En ella aparece una pareja envuelta en un tierno abrazo sobre un campo de flores, todo ello con pinceladas de oro y con efecto de mosaicos. Para ver el célebre cuadro hay que acercarse a la Galería del Alto Belvedere (Prinz-Eugen-Strasse 27), el palacio de verano del siglo XVIII del Príncipe Eugenio de Saboya.
Pero si hay un sitio romántico en Viena, ese es el Danubio que serpentea a través de la ciudad. Strauss compuso un vals a su belleza y le convirtió en un símbolo romántico. Podremos aproximarnos a él desde el Donauinsel, un islote en medio del río, con paseos por sus orillas, áreas de baño y barcas de pedales para navegar en pareja.
Una colina para amarse, en Praga
La llamada colina de los enamorados está en pleno centro de Praga, bordeando la zona del castillo de la ciudad y levantándose directamente sobre el río Moldava. Es muy fácil reconocerla porque está presidida por la Torre Petřín, una réplica de la Torre Eiffel desde la que se ofrecen unas magníficas vistas de Praga. Este es un parque al que las parejas suelen ir para pasar el tiempo libre y que acoge en una de sus laderas una estatua de bronce del poeta checo Karel Hynek Mácha representante del romanticismo checo en el siglo XIX. En torno a esta estatua se cuentan varias leyendas de amor. La más popular es que si se coloca una flor en el pedestal del monumento serás amado para siempre por tu pareja. También dicen que los que se besan junto a la estatua se amarán para siempre.
Cerca del mirador de Petřín los enamorados podrán entrar en el laberinto de espejos, muy popular entre los checos. Fue uno de los pabellones de la Exposición Nacional de Praga de 1891 y representa la antigua puerta de entrada al monte Vysehrad, otro legendario lugar de la ciudad.