Descubrir los pueblos blancos más bonitos de Andalucía en coche, moto o furgo
Un mundo de encalada belleza, de historia, de castillos cimeros, de tranquilos paseos y de calles laberínticas es lo que se descubrirá en este accidentado recorrido por los pueblos blancos de Andalucía.
Mapa del itinerario por Andalucía
Antiguas fortificaciones se alzan por encima de casas encaladas que salpican un paisaje verde: es la ruta por los pueblos blancos más bonitos de Andalucía. La ruta empieza en Carmona, en la provincia de Sevilla, y termina en la mágica Ronda, en Málaga. Este itinerario que permite descubrir el atractivo histórico de los pueblos blancos de Cádiz (Grazalema, Arcos de la Frontera, Zahara de la Sierra), además de realizar caminatas y cruzar puertos de montaña.
1. Carmona
Situada en medio de la campiña, a 32 km al este de Sevilla, Carmona es como una instantánea viviente de la historia de Andalucía. Su casco antiguo es un laberinto de monumentos centenarios, palacios mudéjares y cristianos, iglesias y conventos, y también de animados bares.
Carmona, pueblo blanco de la provincia de Sevilla © Jose Enrique / Shutterstock
Se puede rememorar el Paleolítico en el Museo de la Ciudad y justo al lado está la iglesia prioral de Santa María de la Asunción, de los ss. XV y XVI, con el espléndido patio de los Naranjos y sus columnas, donde hay un calendario visigodo. Tampoco hay que perderse el mosaico romano de Medusa, en el ayuntamiento. En el extremo suroeste de la ciudad está la fascinante necrópolis romana de los ss. I y II.
Indicaciones para continuar la ruta por carretera
Por la A398, la A392 y la A376 se va al suroeste hasta Utrera (54 km). Después se toma la A394 y la NVI al sur (26 km) y luego la A371 al sureste hacia Villamartín. Tras 12,5 km, el desvío por la A393 lleva a Espera y, tras otros 20 km, a Arcos de la Frontera. En el paseo de Andalucía, al oeste del casco antiguo, hay un aparcamiento subterráneo.
2. Arcos de la Frontera
Si hay un pueblo blanco en Cádiz que destaque sobre todos los demás, ese es Arcos de la Frontera: un mar de casas encaladas con tejados rojos que se desparraman por un escarpado peñasco en cuya cima se apiña su laberíntico casco antiguo.
Arcos de la Frontera, pueblo blanco de la provincia de Cádiz © Migel / Shutterstock
Durante más de dos siglos, entre la conquista de Sevilla por los cristianos (1248) y la caída del último emirato de Granada (1492), Arcos de la Frontera y sus compañeros ‘fronterizos’ se extendían a lo largo de los lindes que separaban a los cristianos de los musulmanes. Su principal atracción es la plaza del Cabildo, con su mirador y espectaculares vistas sobre el río Guadalete. Sin embargo, la mejor panorámica es la que ofrece, justo al lado, el elegante parador de turismo. De paseo por el casco antiguo, merece la pena visitar la basílica menor de Santa María de la Asunción, de estilo gótico y barroco; su dorado retablo es una versión en miniatura del de la catedral de Sevilla.
Indicaciones para continuar la ruta por carretera
De Arcos a El Bosque hay 32 km por la carretera A372, al este. De repente, desde El Bosque la carretera se convierte en un sinuoso ascenso de 18 km hasta Grazalema. Se puede parar en el señalizado puerto del Boyar (1103 m), con grandes vistas de la sierra.
3. Grazalema
Para un poco de ejercicio, nada como las rocosas y verdes laderas de Grazalema, un idílico pueblo blanco de montaña y la mejor base para explorar los 534 km2 del Parque Natural Sierra de Grazalema, uno de los lugares más lluviosos de España. Se puede hacer el camino del Vía Crucis, que lleva a un calvario en ruinas 500 m al norte de la A372), o elegir entre los muchos senderos por la sierra. Horizon ofrece toda clase de deportes de aventura: senderismo, kayak, barranquismo y parapente.
Grazalema, pueblo blanco de la provincia de Cádiz © Eric Valenne geostory / Shutterstock
El Museo de Artesanía Textil desvela las antiguas técnicas que se esconden tras las famosas mantas de lana de Grazalema. El pueblo tiene también varias fuentes visigodas, incluida la de la plaza de España, miel y buenos quesos.
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Los siguientes 17 km son fantásticos. Con curvas muy cerradas, la carretera CA9104 serpentea hacia el norte de Grazalema por el puerto de las Palomas (1331 m) hasta Zahara de la Sierra. Las vistas son fabulosas.
4. Zahara de la Sierra
Este pueblo se asienta alrededor de una colina coronada por un castillo, al pie de las montañas de Grazalema. Su blanca perfección se ve realzada por unas calles llenas de palmeras y buganvillas y la deslumbrante reserva que se extiende a sus pies.
Zahara de la Sierra, pueblo blanco de la provincia de Cádiz © Marques / Shutterstock
En otros tiempos una fortaleza musulmana, hoy Zahara es una base o parada para recorrer la Garganta Verde. Un empinado camino (10-15 min) que empieza frente al Hotel Arco de la Villa lleva hasta el castillo, del s. XII. Una noche, en 1481, Abu al-Hasan de Granada lo recuperó, lo que provocó una reacción de los cristianos que culminó con la definitiva conquista del resto de la España musulmana. También se puede remar en la reserva; Zahara Catur alquila canoas.
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Se bordea la reserva de Zahara por la carretera A2300 durante 6 km. Luego, se sigue 23 km al este por la A384, vía Algodonales (un lugar para los obsesos del ala delta), hasta Olvera, entre una paisaje de olivares. La carretera pasa por el peñón de Zaframagón, un importante refugio del buitre leonado.
5. Olvera
Más ambicioso que sus vecinos, Olvera es tan famoso por su aceite de oliva como por la maravillosa Vía Verde de la Sierra, de 36 km, considerada la mejor de las 23 vías verdes de Andalucía (antiguas vías férreas convertidas en rutas senderistas o ciclistas). Se pueden alquilar bicicletas en el hotel/restaurante Estación Verde y dirigirse al este hacia el Puerto Serrano a través de cuatro espectaculares viaductos y 30 túneles.
Olvera, pueblo blanco de la provincia de Cádiz © Jose Ignacio Soto / Shutterstock
Con una fascinante historia que va de la época romana al s. XIX, cuando fue un refugio de bandidos, Olvera merece una visita. Hay que subir hasta lo alto muros encalados y tejados rojos, para visitar el castillo árabe del s. XII, la iglesia neoclásica y el Museo de la Frontera y los Castillos, en el interior de La Cilla.
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Se toma la CA9106 y la CA9120 hacia el sur desde Olvera, vía Torre Alháquime, hasta Setenil de las Bodegas (14 km).
6. Setenil de las Bodegas
Además de estar situado en una zona poco turística, el perfil urbano de este pueblo blanco no es el habitual. En vez de extenderse en torno a una colina coronada por un castillo, los habitantes de Setenil excavaron y abrieron oscuras cuevas en las escarpadas paredes del río Trejo.
Setenil de las Bodegas, pueblo blanco de la provincia de Cádiz © Migel / Shutterstock
La idea tuvo tal éxito que los cristianos tuvieron que asediar el pueblo 15 días antes de poder echar a los musulmanes en 1484. Merece la pena visitar las cuevas originales, el castillo del s. XII, y los bares de tapas de la plaza de Andalucía.
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A 15 km al sur está Ronda (CA9122, MA7403 y MA7400), ya en Málaga.
7. Ronda
El final de esta ruta es una auténtica joya. Espectacularmente divida en dos por el desfiladero del Guadalevín (llamado el Tajo) de casi 100 m de caída en picado, Ronda es una impresionante ciudad de montaña, la más llamativa de Málaga, además de uno de los asentamientos más antiguos de España y –supuestamente– la cuna del toreo.
Ronda, pueblo blanco de la provincia de Málaga © ESB Professional / Shutterstock
Es recomendable pasar la noche en ella para evitar las masas de turistas. El imponente Puente Nuevo de Ronda, del s. XVIII, salva el vertiginoso Tajo, que separa la parte nueva (al norte) de la vieja (al sur). Para empaparse del antiguo espíritu de la ciudad hay que pasear por sus estrechas calles de la época andalusí, salpicadas de elegantes mansiones renacentistas e interesantes museos. El Museo Lara alberga la ecléctica colección de Juan Antonio Lara Jurado. Al otro lado del abismo, la plaza de España y el macabro episodio que se vivió aquí durante la Guerra Civil fueron inmortalizados por Hemingway en Por quién doblan las campanas. Al norte, la plaza de toros, de 66 m de diámetro y 200 años de antigüedad, es una de las más ilustres de España.
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