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¿Tomar el sol? ¿Estirar las piernas? ¿Relajarse con los niños? Todo ello es posible en la Orangerie. Este remanso de paz de 26 Ha, tan querido por los estrasburgueses, queda a tiro de piedra de las instituciones europeas. Es un lugar perfecto para darse un garbeo en familia, ir a un pícnic, descansar entre la vegetación o hacer una parada romántica en el templo del Amor, al final de Allée de l’Orangerie-Joséphine.