CRETA ES UNA POTENCIA milenaria de la danza, la literatura y las artes visuales. Desde las valiosas esculturas minoicas hasta poemas de 10000 versos que celebran el amor cortés, la isla ha desarrollado su propia manera de vivir, querer y lamentarse, y mostrarlo al mundo a través de las artes.
El arte de los minoicos (3500-1100 a.C.) es de los mejores de la historia de la humanidad. Más adelante, durante un breve renacimiento artístico en la isla entre los ss. VIII-VII a.C., un grupo de escultores llamados los dedálidos perfeccionaron una nueva técnica de escultura de bronce martilleado. Desde el s. XIII hasta principios del s. XVI, las iglesias de Creta se decoraban con frescos sobre un fondo azul oscuro, con el busto de Cristo en la cúpula, los cuatro evangelistas en las esquinas y la Virgen con el Niño en el ábside. Los frescos bizantinos mejor conservados de la isla están la iglesia de Panagia Kera de Kritsa. Con la caída de Constantinopla en 1453, Creta se convirtió en el centro del arte griego, ya que muchos artistas bizantinos huyeron a la isla. Al mismo tiempo, con el Renacimiento italiano en pleno apogeo, muchos artistas cretenses fueron a estudiar a Italia. El resultado fue la escuela cretense de pintura de iconos, que combinaba una técnica espectacular con la riqueza dramática. Los artistas se inspiraron en estilos occidentales y bizantinos. Hoy se pueden ver ejemplos en iglesias de toda la isla.
Uno de los genios del Renacimiento, El Greco (Domenikos Theotokopoulos), nació y fue educado en Creta, aunque no fue hasta que llegó a España que alcanzó el reconocimiento. El Greco nació en Heraclión en 1541, una época de gran efervescencia artística en la ciudad tras la llegada de innumerables pintores que huían de la Constantinopla invadida por los turcos. Estos pintores le influyeron mucho en su juventud. Al ser Heraclión una ciudad veneciana, a los 20 años El Greco se mudó a Venecia a seguir con sus estudios, donde se unió al estudio de Tiziano. Sin embargo, no fue hasta que llegó a España en 1577 cuando se hizo un nombre como pintor. Su estilo, de gran emotividad, tocó la fibra de los españoles y la ciudad de Toledo se convertiría en su hogar hasta su muerte, en 1614. Y es en España donde se encuentran sus mejores obras, principalmente en el Museo del Prado, aunque El entierro del conde Orgaz (1586) está en Toledo.
Sin embargo, dos obras menores de su época en Venecia se exponen en Heraclión en el Museo de Historia de Creta (p. 136): El bautismo de Cristo (1569) y Vista del Monte Sinaí y el monasterio de Santa Catalina (1570), ambas ya con esas temperamentales perspectivas que serían su sello personal. A pesar de que abandonó Creta antes de ser famoso, hay homenajes a su persona por toda la isla. Muchas calles, tabernas y hoteles llevan su nombre, y un busto de mármol blanco del pintor se alza en Plateia El Greco de Heraclión. Hasta tiene un pequeño museo en el pueblo de Fodele, 30 km al oeste de Heraclión, en una casa en la que, al parecer, pasó parte de su infancia.
Literatura Creta cuenta con una rica tradición literaria surgida de la afición de sus habitantes por las canciones, los versos y los juegos de palabras. A finales del s. XVI y principios del s. XVII, la isla experimentó una gran producción literaria bajo el dominio veneciano. La mayor obra de arte de esa época fue el Erotokritos, escrito en dialecto cretense por Vitsentzos Kornaros. Con más de 10 000 versos, este poema de amor cortés se considera la obra más importante de la temprana literatura griega moderna y muchas de sus frases pueden oírse en las canciones populares actuales.
El autor griego más conocido y leído desde Homero es el cretense Nikos Kazantzakis. Odysséas Elytis (1911-1996) ganó el Premio Nobel de Literatura en 1979. Una de sus obras más importantes es Dignum Est (1959), un complicado poema que trata de cuestiones existenciales. Es uno de los poemas y canciones más conocidos de Grecia. Entre los escritores contemporáneos cretenses está Rhea Galanaki (1947), cuya galardonada obra La vida de Ismail Ferik Pasha (1989) trata del choque entre el cristianismo y el islam otomano en Creta.
El escritor contemporáneo más famoso de Creta es Nikos Kazantzakis. Nació en Heraclión en 1883 y creció en mitad de una gran agitación política. En 1897, la revolución contra los turcos le obligó a abandonar Creta para estudiar. Su mejor obra, según él mismo, es La Odisea: una secuela moderna (1938), compuesta de 33 333 versos yámbicos y basada libremente en el antiguo héroe Odiseo.
Kazantzakis tardó muchos años en pasarse a la novela. Ganó fama internacional con obras como La última tentación de Cristo (1955; convertida en película por Martin Scorsese en 1988) y Libertad o Muerte (1953), una novela sobre la revuelta cretense contra los otomanos. Pero su libro más famoso es Vida y andanzas de Alexis Zorbas (1946; retitulado posteriormente Zorba el griego), la obra que dio pie a la imagen tópica del hombre griego de espíritu libre, inmortalizada en la película de 1964 protagonizada por el mexicano Anthony Quinn.
La danza forma parte de la vida social cretense desde los albores del helenismo. Se ven bailarines pintados en las antiguas ánforas griegas y Homero ya alabó la habilidad de los cretenses en esta disciplina. Los bailes más populares son el elegante y lento syrtos y el pentozali.
Este último tiene una versión más rápida a modo in crescendo, con el líder dando patadas y haciendo movimientos exagerados. Otra danza popular es la sousta, típica de cortejo, con pasos cortos muy precisos que se baila en pareja. Para los cretenses, bailar bien es una cuestión de orgullo personal y mostrar sus habilidades bailarinas en público, toda una deferencia. El mejor sitio para ver bailes cretenses es en festivales y celebraciones.
EL PRÓSPERO PANORAMA musical cretense cuenta con generaciones de músicos folk que interpretan canciones tradicionales y estilos más contemporáneos basados en las tradiciones locales. No dejan de aparecer nuevas hornadas de cantantes folk que hacen giras y graban discos.
Todas las celebraciones van acompañadas de temas cretenses, ¿la música que suena a todo volumen en el taxi de La Canea? Seguramente es local. La música cretense también tiene presencia a nivel internacional como género propio.
Infinidad de tradiciones musicales han influido en la cretense a lo largo de los siglos. La antigua lira, un instrumento de tres cuerdas similar a un violín que se toca apoyado en la rodilla, es el instrumento más importante. Suele ir acompañada por el laúd de ocho cuerdas, que lleva el ritmo de la lira. Otros instrumentos tradicionales son la mandolina, la askomandoura (gaita), la habioli (flauta de madera) y el daoulaki (tambor). Los músicos cretenses enseguida aclaran que el bouzouki, tan asociado con la música griega, no forma parte de las partituras de Creta.
Una de las expresiones musicales preferidas en Creta es la mantinadha (dísticos tradicionales cretenses), que trata de cuestiones atemporales como el amor, la muerte y el destino. Durante los largos siglos de ocupación, miles de mantinadhes ayudaron a forjar un sentimiento de identidad propia. Los mejores rimadores de los festivales personalizan sus canciones según el público presente e intentan superar a sus competidores en habilidades y composición.
La obra más famosa de la literatura renacentista cretense, Erotokritos, de Vitsentzos Kornaros, escrita en el s. XVII, está formada por rimas similares a las mantinadhes y sigue inspirando a los músicos actuales. También son muy populares las rizitika, unas canciones de siglos de antigüedad del oeste de Creta, sobre todo de la región de las Lefka Ori (Montañas Blancas) de La Canea. Muchas rizitika tratan temas históricos o heroicos. La ocupación alemana durante la II Guerra Mundial inspiró muchísimas rizitika.
Tras la independencia, la burguesía griega se decantó más por la música clásica y la ópera europeas, en detrimento de la música tradicional de raíces orientales o ‘campesinas’. Sin embargo, una nueva ola de entehni mousiki (música artística) surgida en Atenas en la década de 1960 hizo resurgir los instrumentos populares, como el bouzouki, y surgieron canciones de éxito a partir de obras de poetas griegos.
El famoso compositor Yiannis Markopoulos (de Ierapetra) reintrodujo la música folclórica rural al gran público. Internacionalmente es más conocido por sus composiciones para la serie de televisión Who Pays the Ferryman?, pero también fue responsable de presentar al icono de la música cretense, el difunto Nikos Xylouris de Anogia.
Sin duda, la población de montaña de Anogia es el alma de la música cretense. Es conocida por sus conmovedoras melodías y por ser el lugar de nacimiento de muchos de los mejores músicos de Creta. Su principal instrumento es la lira, a menudo acompañada de laúdes y guitarras.
Nikos Xylouris (1936-1980) arrasó con este instrumento y su gran bigote, y aún es considerado el mejor cantante y músico de lira de Creta. Durante la Junta de los Coroneles (1967-1974), Nikos escribió canciones que se convirtieron en himnos de la oposición política. El hermano de Nikos, Antonis, o Psarantonis (1937), también tuvo seguimiento internacional gracias a su peculiar voz. Un tercer hermano, Giannis, o Psarogiannis, es el mejor músico de laúd de Grecia.
El carismático hijo de Psarantonis, Giorgos Xylouris (Psaragiorgis; 1965), siguió los pasos de su padre y es conocido por tocar el laúd como instrumento único en lugar de hacerlo al modo tradicional, como acompañante de otros. La hermana de Giorgos, Niki, es una de las pocas cantantes femeninas cretenses. La película A Family Affair, del 2015, es un íntimo retrato de la familia Xylouris y su conexión con la música tradicional de Creta.
Giorgos Dramountanis, también conocido como Loudovikos ton Anogion (Ludovico de Anogia; 1951), también ofrece sus versiones de baladas folk de estilo cretense por toda Grecia. Es el director del Yakinthia Festival (p. 95), el gran festival anual de música cretense.
Michail “Mikis” Theodorakis, uno de los mejores (y más polémicos) músicos de la Grecia de postguerra, estaba muy ligado a Creta. Fue un activista político de izquierdas y prolífico compositor y letrista, con más de 1000 obras. Compuso la música de películas como Zorba, el griego (1964), el documental Z (1969) y Serpico (1973). Durante la Junta de los Coroneles (1967-1974), Theodorakis fue encarcelado y sus canciones, prohibidas. Fue considerado el mejor compositor griego vivo hasta su muerte, en el 2021. Está enterrado junto a sus padres y su hermano cerca de La Canea.
El aclamado compositor Mitsos Stavrakakis, también encarcelado por la Junta, fue otro de los muchos músicos nacidos en Creta. Stelios Petrakis cuenta con el reconocimiento internacional por sus versiones creativas de la música cretense. Su Stelios Petrakis Cretan Quartet ha llevado la música folk de la isla por todo el mundo, incluido el Carnegie Hall de Nueva York. También es famoso por fabricar a mano su propia lira y otros instrumentos tradicionales.
El fantástico sexteto Haïnides es uno de los grupos surgidos en Creta más populares de los últimos años. Tocan canciones inspiradas en la cultura musical de la isla, con letras escritas en el dialecto cretense griego. Tocan por toda Grecia y Europa.
Kooba Tercu es un grupo techno de gran éxito muy ligado a Creta. Su música, conmovedora y distópica, podría estar inspirada en las canciones más oscuras de la música folk pasadas de generación en generación en los pueblos de montaña de Creta, donde la única certeza es que una invasión siempre va a ir seguida de otra.