LA A MENUDO TURBULENTA HISTORIA DE CRETA puede rastrearse en antiquísimos palacios y ciudades romanas, iglesias bizantinas, fortalezas venecianas y mezquitas otomanas. Fueron los minoicos, la primera civilización avanzada de Europa, los primeros en colocar a la isla en los libros de historia, hace unos 4000 años, cuando otros europeos aún vivían en chozas. Pero excavaciones recientes han probado que en la isla han habido humanos desde, al menos, 130 000 años atrás. Gracias a su ubicación en la encrucijada de tres continentes, Creta fue pasto de sucesivas oleadas de invasores, desde micénicos, dorios y romanos hasta sarracenos, venecianos, otomanos y, por último, alemanes nazis. Siglos de lucha contra los ocupantes han forjado en los cretenses un carácter de feroz independencia, una desconfianza residual hacia la autoridad y poco respeto hacia el Estado. En cambio, la deferencia hacia la Iglesia ortodoxa no ha flaqueado hasta hoy. Creta ocupa un lugar prominente en la mitología griega. Fue en la isla donde Rea dio a luz a Zeus, y donde Minos, el hijo de Zeus, tuvo su reino legendario. También Ícaro y Dédalo alzaron su nefasto vuelo en esta tierra, y desde Atenas llegó Teseo para matar al Minotauro en el famoso laberinto.
PRIMEROS NAVEGANTES DE CRETA
Durante las excavaciones en los años 2008 y 2009 cerca de Plakias y Preveli, se descubrieron herramientas de piedra cincelada de, al menos, 130 000 años atrás. Esta prueba de viaje por mar fue revolucionaria para la antropología convencional, pues se creía que los primeros humanos migraron a Europa desde África solo por tierra.
NACIMIENTO DE UN MITO
Se dice que fue en la cueva de Dikteon donde nació Zeus, el dios principal del panteón griego, hijo de Rea y Cronos. Zeus se crio en la cueva de Ideón, en el monte Psiloritis y, ya adulto, se enamoró de Europa, la raptó y nadó hasta Matala, donde consumó su (problemática) relación bajo un plátano en la cercana Gortina. Curiosamente, también se dice que fue enterrado en el monte Yiouhtas.
Los minoicos no solo construyeron palacios, sistemas de alcantarillado y santuarios religiosos, sino que también crearon arte. Vibrantes frescos de animales, flores, escenas de banquetes, juegos, rituales y otros motivos decoraban sus complejos palaciegos. Los pintaban con una técnica conocida como fresco húmedo: el yeso mojado absorbe la pintura, lo que evita que se decolore. En la colección arqueológica de Arhanes hay vasijas con restos secos de la pintura utilizada hace 3500 años. Los mejores frescos originales se encuentran en el Museo Arqueológico de Heraclión y las réplicas, en Cnosos.
CAPITAL DE LA CRETA ROMANA
Creta, la isla más estratégica del Mediterráneo central, figuraba como objetivo de Roma desde el s. III a.C., pero no fue hasta que el cónsul Metelo lanzó la invasión decisiva en el 67 a.C. cerca de Kydonia (La Canea) que Creta sucumbió a su dominio. Los romanos emplearon décadas en dar forma a su nueva posesión, y Gortina se convirtió en la capital y la ciudad más poderosa bajo dominio romano en el s. I a.C. En su apogeo, se cree que Gortina llegó a acoger a 100 000 habitantes.
LA LLEGADA DEL CRISTIANISMO
El cristianismo llegó a Creta en el año 63 d.C. de la mano de san Pablo y su discípulo Tito, actual patrón de Creta. Pablo nombró obispo a Tito y lo dejó predicar en la isla. Los restos de Tito fueron trasladados en el s. VI a la basílica de Gortina, pero solo se pudo salvar el cráneo cuando sarracenos procedentes de Al Ándalus (España) la arrasaron en el año 824 de la era cristiana. La reliquia acabó en una iglesia de Heraclión, pero la trasladaron a Venecia para su custodia cuando Creta sucumbió a los otomanos. Tras largas negociaciones, la devolvieron finalmente a la iglesia de Agios Titos en 1966.
BASTIÓN SARRACENO
Custodio del puerto de Heraclión, la fortaleza de Koules fue construida por los venecianos (s. XVI) en un emplazamiento fortificado por los sarracenos, que poco a poco se hicieron con Creta después del año 824. Los musulmanes erigieron una fortaleza en Heraclión (entonces Chandax) y la usaron como base para sus incursiones en el Egeo. Existen pocos registros de este período, considerado la “edad oscura” de Creta. Los ejércitos bizantinos intentaron recuperar Creta varias veces, pero no lo lograron hasta que Nikiforos Fokas sitió Chandax y liberó la isla en el 961.
OBRAS MAESTRAS BIZANTINAS
La pintura griega alcanzó su cénit durante el período bizantino, que duró aproximadamente desde el s. IV d.C. hasta la caída de Constantinopla en 1453. Buena parte de aquel arte sucumbió a las rebeliones populares de los ss. XIII y XIV, pero no los impresionantes frescos que aún decoran la iglesia de tres naves de Panagia Kera, en Kritsa, que presentan a santos en escenas de la vida de Cristo, incluida una Última Cena especialmente colorida.
HISTORIA CONDENSADA DE CRETA
Cual libro de texto en 3D, el casco antiguo de La Canea narra las muchas fases de la turbulenta historia de Creta. Concebida por los venecianos, esta maraña de callejuelas sin automóviles es su corazón y alma. En lo alto se alzan las fortificaciones venecianas que mantuvieron a raya a los turcos hasta 1645. También hay algunos vestigios otomanos, el más antiguo de ellos la abovedada mezquita de Kioutsouk Hasan, en el pintoresco puerto, además de un museo con un espléndido icono bizantino, la sinagoga Etz Hayyim y lo último en arte griego en la Galería Municipal de Arte.
EL RETORNO DE LAS ALMAS REBELDES
Frangokastello es una fortaleza veneciana del s. XIV donde, en 1828, unos 400 rebeldes cretenses disputaron una de las batallas más cruentas de la Guerra de la Independencia griega. Cuenta la leyenda que, en los albores de cada aniversario, se puede ver a los fantasmas de los rebeldes, los drosoulites, desfilar por la playa. También se dice que los “fantasmas” son en realidad una ilusión óptica creada por las peculiares condiciones atmosféricas.
MONASTERIO MASACRADO
Belleza y tragedia se dan cita en el Moni Arkadiou, un conmovedor símbolo de la lucha por la independencia cretense. La iglesia del s. XVI y el claustro tienen un aire pastoral y encantador. Pero fue aquí donde, en 1866, unos 2000 soldados turcos atacaron el monasterio donde cientos de mujeres, niños y rebeldes habían buscado refugio. En lugar de rendirse, los lugareños, atrapados, hicieron estallar el polvorín y todos, salvo una niñita, perecieron.
HOMENAJE AL HÉROE CRETENSE
El segundo aeropuerto de Creta lleva el nombre de Ioannis Daskalogiannis, un rebelde cretense que en 1770 lideró una nefasta revuelta contra los otomanos. Aunque al principio los rebeldes parecían llevar las de ganar, pronto cambiaron las tornas y Daskalogiannis y sus hombres tuvieron que esconderse. Finalmente se rindió a los turcos en la fortaleza de Frangokastello y lo llevaron a Heraclión, donde lo torturaron, desollaron y apalearon hasta la muerte a plena luz del día. Sus estatuas adornan muchas plazas, incluida la de Anopoli, su ciudad natal. Una de las rizitika (canciones patrióticas centenarias de Creta occidental) más populares está dedicada a su persona.
ESPÍRITU REBELDE
Bajo dominio veneciano y turco, Hora Sfakion fue un importante centro marítimo (junto con la capital regional de Anopoli) y núcleo de la lucha cretense por la independencia. En el s. XIX, los turcos infligieron duras represalias a sus habitantes por su rebeldía, tras lo cual la ciudad cayó en una recesión económica que se alargaría hasta la llegada del turismo moderno. Hora Sfakio desempeñó un papel importante en la II Guerra Mundial, cuando miles soldados de las tropas aliadas fueron evacuados por mar desde la ciudad tras la Batalla de Creta.
UNIÓN CON GRECIA
Theriso pasó a la historia como el pueblo donde el carismático Eleftherios Venizelos –considerado uno de los mayores héroes del país– convocó una asamblea revolucionaria en 1905, izó la bandera griega y declaró la unidad con Grecia, sentando las bases de la Creta moderna. En 1908, la asamblea cretense declaró oficialmente la unidad con Grecia, pero el Gobierno griego no permitió la entrada de diputados cretenses en el Parlamento de Atenas hasta después de la I Guerra de los Balcanes (1912). El Tratado de Bucarest de 1913 reconoció finalmente a Creta como parte del Estado griego.
PARTISANO DE LA PAZ
En la meseta de Nida, en lo alto del monte Psiloritis, se divisa esta escultura que la artista alemana Karina Raeck creó en 1991 para conmemorar a los andartess, los combatientes de la resistencia cretense en la II Guerra Mundial, que escondieron a miles de soldados aliados en cuevas o monasterios como el de Preveli y los ayudaron a escapar por el mar de Libia. Mientras, llegaban agentes secretos aliados para ayudar a coordinar y armar a la resistencia. Las represalias de las tropas alemanas contra la población civil fueron brutales. El monumento en sí es una pila de rocas dispuestas de manera que semejan un ángel visto desde arriba.
NACIMIENTO DEL TURISMO MODERNO
Cuando el escritor Henry Miller viajó a Creta en 1939, el turismo era algo raro. Todo cambió radicalmente en la década de 1970, en parte gracias a la finalización de la carretera nacional E75, que propició la aparición de complejos turísticos como Hersonisos en terrenos antes ocupados por pueblos pesqueros y campos de labranza. Las cifras reflejan la creciente demanda vacacional por parte de los europeos del norte, ávidos de sol. Hoy, el turismo es la base de la economía de Creta –junto con la agricultura– y representa aproximadamente una cuarta parte del gasto turístico del país.
LOS PALACIOS MINOICOS estaban profusamente decorados. Las pinturas, esculturas, mosaicos, cerámica y joyas de los yacimientos arqueológicos y los museos de toda Creta demuestran la extraordinaria habilidad de este antiguo pueblo. Y ese es tan solo uno de los legados de esa rica cultura que creía en la igualdad de género, la paz y la ciencia.
Un halo de misterio envuelve a los minoicos. Ni siquiera se sabe cómo se llamaban a sí mismos, ya que el término minoico fue acuñado por el arqueólogo sir Arthur Evans en honor del rey Minos, que quizá ni existió.
Los hallazgos desenterrados en los palacios de Creta muestran que era una civilización pacífica, sofisticada, bien organizada y próspera, con potentes relaciones comerciales internacionales, una arquitectura y arte espléndidos y, por lo que parece, igualdad entre hombres y mujeres. En el arte minoico, las mujeres participan en juegos, caza y celebraciones públicas y religiosas.
Los minoicos también tenían una agricultura muy desarrollada, con métodos de riego y avanzados sistemas de alcantarillado hidráulico. Exquisitas piezas de su cerámica y joyería han llegado a nuestros días y sus coloristas frescos, como los de Cnosos, retratan paisajes llenos de animales y aves, escenas marinas con peces y pulpos, y banquetes, competiciones y rituales. Sus figuras idealizadas de hombres, mujeres y niños serían dignas de las actuales redes sociales.
El símbolo de la doble hacha que aparece en los frescos y en los muros del palacio de Cnosos era sagrado para los minoicos. Otros emblemas religiosos que suelen aparecer en el arte minoico son el mítico grifo y las figuras con cuerpo humano y cabeza animal. Los minoicos veneraban a los muertos y creían en algún tipo de trascendencia. El toro era otro de sus grandes símbolos. El peculiar deporte del salto del toro, en el que valientes acróbatas se agarraban de los cuernos de un toro en plena embestida y saltaban por encima de su lomo, aparece en frescos, cerámicas y esculturas.
Los toros también fueron importantes en la vida de la reina Pasífae, esposa del rey Minos. Dio a luz al infame Minotauro, medio toro, medio humano, como castigo de los dioses por enamorarse de un bovino. Dédalo, inventor empedernido, fue el encargado de crear una ingeniosa cárcel para contener al monstruo, que tenía la fuerza de un ejército: un enmarañado laberinto con interminables túneles.
Además, los minoicos sabían cómo divertirse: juegos de mesa, boxeo, lucha y atrevidas acrobacias, como el salto del toro; y la danza minoica era famosa por toda la Grecia antigua.
En Creta, la pintura minoica es la única forma de arte griego antiguo que ha sobrevivido; las grandes esculturas desaparecieron en catástrofes naturales, como el gran tsunami que llegó desde Thira (Santorini) en el año 1450 a.C. El arte minoico inspiró a los invasores micénicos y su influencia se extendió hasta Santorini y más allá.
Su inescrutable sistema de jeroglíficos escritos, el lineal A, es otra prueba de lo avanzado de su cultura. El ejemplo más significativo de este tipo de escritura es la tablilla de terracota de 3600 años de antigüedad conocida como disco de Festo, objeto de gran especulación desde su descubrimiento, en 1908. La pieza, de unos 16 cm de diámetro, contiene un escrito pictográfico del minoico temprano formado por 242 ‘palabras’ escritas en una espiral continua. Nunca ha sido descifrado.
Se sabe más del lineal B, una escritura aparecida en tablillas de arcilla desenterradas en Cnosos. El arquitecto inglés Michael Ventris descifró metódicamente esta escritura en 1952 y proporcionó la primera prueba de que la lengua griega tenía una historia escrita más antigua de lo que los estudiosos creían hasta entonces. Esta lengua fue una forma arcaica del griego 500 años más antigua que el griego jónico de Homero. Las tablillas de arcilla de Cnosos son, principalmente, inventarios y registros de transacciones comerciales durante los ss. XIV-XIII a.C., que permiten vislumbrar una civilización bastante compleja y organizada.
Minos, el legendario gobernante de Creta, era hijo de Zeus y Europa, y consiguió el trono con la ayuda de Poseidón. O tal vez no. Homero lo describe a él y a su tierra en la Odisea: “En el oscuro mar azul hay una rica y preciosa tierra llamada Creta que está densamente poblada y cuenta con 90 ciudades […]. Una de las 90 ciudades se llama Cnosos y en ella, durante nueve años, el rey Minos gobernó y disfrutó de la amistad de los poderosos”. Al margen de su legado mítico, la existencia de Minos es objeto de debate. Las leyendas que le rodean darían para una serie.
El destino de Minos se terminó por entrelazar con el de un maestro artesano ateniense llamado Dédalo que, tras huir de Atenas por asesinar a su sobrino (por ser más ingenioso que él), buscó refugio en Creta. Minos no tardó en aprovechar sus habilidades, encargándole el diseño del legendario palacio de Cnosos. Se dice que las estatuas de Dédalo parecían tan reales que tenían que ser sujetadas para que no se movieran. El nombre Dédalo deriva del verbo griego daedalo, que significa “trabajar con habilidad” y hay quien le atribuye la invención de la sierra, el hacha, el taladro y muchas otras prácticas herramientas.
Con Cnosos como base, Minos se hizo con el control de toda la cuenca del Egeo, colonizando muchas de sus islas y liberando este mar de los piratas. Sus éxitos navales también se atribuyeron al ingenio de Dédalo, entre cuyos logros se incluye el diseño de la proa de los barcos modernos.
Cuando Dédalo y su hijo Ícaro se escaparon de Creta, Minos se enfureció. En su huida, Ícaro se acercó demasiado al sol y sus alas de cera se derritieron. Minos persiguió a Dédalo hasta la ciudad de Kamikos, en Sicilia. A partir de allí todo fue a peor, especialmente a Minos, que murió en un famoso incidente en la bañera. Tras su muerte, el rey cretense descendió al reino de Hades, el Inframundo. Según algunas leyendas, Dédalo resurgió como arquitecto en Egipto.