La región fronteriza de Polonia oriental es una remota franja de esplendor natural en la que la vida discurre con más pausa que en el resto del país. Este itinerario agradará a viajeros que prefieran la soledad de la naturaleza al bullicio de las grandes urbes.
Es más cómodo empezar en Cracovia, pero enseguida se parte hasta Sanok, con su skansen y museo de iconos, para luego adentrarse en el Parque Nacional de Bieszczady. Después hay que dirigirse al norte y seguir las carreteras secundarias hasta llegar a la localidad renacentista de Zamość, pasando por Przemyśl. Continuar hasta Chełm para observar los túneles subterráneos de caliza y después deleitarse con las comodidades urbanas de Lublin.
Hacia el norte se pasa por zonas rurales hasta llegar al Parque Nacional de Białowieża, con su bosque primigenio y su manada de bisontes. Continuar hasta la capital de provincia de Białystok y la aldea de Tykocin, con su memorable sinagoga. Desde aquí se pueden visitar parques nacionales, como los de Biebrza y Wigry, y los grandes lagos Mazurianos, todos con opciones para navegar y practicar senderismo.