La Riviera italiana es una estrecha franja costera llena de lugares de belleza extraordinaria. Sus costas abruptas, con largos y profundos acantilados y una arquitectura muy bien conservada con pueblecitos de pescadores encantadores no dejan de sorprender a los visitantes. Esta región tiene todo lo necesario para darse a los placeres de la vida, como explorar lujosos palacios y humildes iglesias de pueblo para después darse un baño, comer, pasear o contemplar el mar.
Nada le tiene que envidiar Chicago a otras grandes ciudades del mundo. Ya sea por su impresionante techo de rascacielos, sus imponentes paisajes, su propuesta gastronómica o la amabilidad de su gente, la conocida como “ciudad del viento” es un destino turístico imprescindible donde nunca faltarán cosas para hacer: desde pasear por los canales del lago o perderse en sus museos hasta visitar su famosa zona comercial o disfrutar de las vistas desde uno de sus maravillosos miradores.
Historia, arquitectura, estilo contemporáneo y joie de vivre… Todo esto ofrece la capital de Polonia, además de magníficos palacios y áreas verdes, museos excelentes y una exquisita escena gastronómica. Y para rematar se puede disfrutar del ocio participando del glamour de la ópera o saliendo de copas toda la noche.
En esta región de imponentes montañas, paisaje espectacular y diversidad cultural confluyen Asia y Europa, a menudo con resultados impredecibles y fascinantes. Antiguos fuertes, monasterios, iglesias y ruinas salpican la región, y las grandes ciudades presumen de excelentes museos, espléndidas galerías y un rico legado teatral. Todo ello se puede saborear junto a una hospitalidad legendaria, una variada comida elaborada con excelentes ingredientes naturales y renovados vinos de la tierra donde se originó la vinicultura.
Ya sea en verano o en el peor de los inviernos, las opciones de turismo al aire libre son múltiples y variadas en Montreal y la ciudad de Quebec. El dinamismo de Montreal se plasma en un panorama artístico creciente, una vida nocturna efervescente y una onda parisina a la última que envuelve cada terraza y patio del barrio del Plateau. A unas horas al noreste, la cautivadora ciudad de Quebec goza de una posición elevada en un acantilado sobre el río San Lorenzo y unas pintorescas calles antiguas que invitan a ser exploradas.
Pocos sitios son tan románticos como la Capadocia, en Turquía. © marek koszorek / Lonely Planet