Esta es la Arabia del s. XXI, edificada sobre el petróleo y la banca: sofisticadas comunidades que miran al futuro y de la arena crean imperios, o del terreno ganado al mar. Quienes busquen dinamismo urbano descubrirán que las ciudades del Golfo son el lugar idóneo. Con su elevada renta per cápita, elegantes rascacielos, opulentos hoteles e insólitos centros comerciales, ofrecen las grandes zonas de ocio del mundo moderno. Pero la esencia de la región radica en sus gentes, ya sea regateando afablemente en los zocos, maldiciendo en los largos viajes o compartiendo té en fronteras indómitas.

Barrios que conservan sus edificios tradicionales de madera y sus casas de té, asombrosos templos y santuarios, preciosos jardines y grandes palacios, Kioto es una ciudad capaz de representar al máximo la tradición y cultura japonesas. Aunque Osaka, cuya oferta gastronómica y de ocio resulta inacabable, es toda una referencia en Japón. Llena de rincones fascinantes y con una vida nocturna increíble, el espíritu vitalista y extrovertido de sus habitantes convierte esta ciudad, sin duda alguna, en un destino excepcional.

Emocionante, bulliciosa y con un sinfín de actividades, Tokio es una ciudad de contrastes, con paisajes urbanos de ciencia ficción y altos rascacielos. Pero también es una ciudad llena de historia, cultura y costumbres, donde se puede asistir a un torneo de sumo en Ryogoku, comprar en Tsukiji, el mercado de pescado más grande del mundo, o visitar Meiji-jingu, el majestuoso santuario sintoísta situado en el bosque.

Pocas regiones de México suman ruinas mayas, las aguas color celeste del mar Caribe y el golfo de México, y ciudades coloniales. Bucear en jardines de coral frente a la costa de Cozumel, sentirse Indiana Jones por un día en las ruinas selváticas de Cobá, contemplar gente guapa en algún elegante lounge de Playa del Carmen, relajarse en la tranquila isla Holbox, ir de fiesta en Cancún con danzantes mayas, aguerridos piratas y universitarios, nadar en un cenote subterráneo de la Riviera Maya...