Es esencial tener un buen seguro de viaje que cubra posibles robos, pérdidas y asistencia médica. Algunas pólizas excluyen específicamente las “actividades peligrosas” como el buceo, el puenting, el rafting, el esquí y hasta el senderismo. Si se tiene pensado practicar alguno de estos deportes (muy habituales en Nueva Zelanda), conviene asegurarse de que la póliza lo cubre.
La ley neozelandesa no contempla la posibilidad de poner una demanda por daños personales (salvo los punitivos). En lugar de ello, el Fondo de Compensación de Accidentes (ACC; www.acc.co.nz) administra un programa de compensaciones que ofrece un seguro en caso de accidente a residentes y visitantes, sea cual sea la falta. No obstante, dicho programa no exime de la necesidad de contar con un buen seguro, pues no incluye aspectos como una situación de baja médica, tratamiento en el país de origen o compensación por enfermedad crónica.
Si se es interrogado o detenido por la policía, se tiene derecho a preguntar el motivo, a negarse a declarar y a hablar con un abogado en privado.
Hay planes para realizar un referéndum sobre si el uso personal de cannabis debería ser despenalizado, pero en el momento de redactar esta guía todavía era ilegal. Quien sea atrapado con esta u otra droga ilícita se enfrentará al peso de la ley.
Conducir bebido es una falta grave y sigue siendo un problema importante en el país. El límite legal de alcohol en sangre es de 0,05% para conductores a partir de 20 años y de 0% para menores de esa edad.
Se aconseja consultar la información actualizada sobre recomendaciones y alertas de viaje a Nueva Zelanda en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.