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Uzbekistán no es una opción muy atractiva para viajar con niños, que parecen inmunes al encanto de la arquitectura islámica medieval. Taskent tiene un par de parques de atracciones, un parque acuático, boleras y centros comerciales, válidos si los niños necesitan un contexto que les resulte más familiar.
Los campamentos de yurtas y los paseos en camello ayudan a romper la rutina turística habitual.
Los cambiadores y las tronas apenas existen, si bien pueden comprarse pañales en las ciudades. Los cochecitos pueden circular bien por las calles modernas de Taskent y Samarcanda, pero los cascos antiguos de Bujará y Jiva son más problemáticos.