Cómo planificar tu próximo gran viaje

Texto por
Michael Kohn, autor de Lonely Planet
Mandalay, Myanmar
anek.soowannaphoom_Shutterstock

Una práctica guía si se quiere hacer un viaje largo

La mayoría hemos dejado en espera cualquier plan para realizar un gran viaje internacional, pero eso no significa que se tenga que posponer el fantástico proceso de planificación. Lonely Planet propone romper con el tedio pandémico planificando el próximo gran viaje.

Guía El mundo

 

Tanto si el viaje va a durar 2, 6, 12 o 18 meses hay que impedir que se convierta en una pesadilla de visados olvidados, vuelos perdidos e itinerarios sin flexibilidad; y para ello nada mejor que esta práctica y completa guía, con posibles rutas y consejos útiles para aprovechar al máximo un tiempo que es oro.

 

¡El mundo espera! ¡Toca hacer las maletas y lanzarse a explorar! © Jaromir Chalabala / Shutterstock

Tarde o temprano se podrá hacer las maletas y lanzarse a explorar. © Jaromir Chalabala / Shutterstock

 

Un viaje de 2 meses

Dos meses es tiempo suficiente para explorar un continente. Esto puede traducirse en un viaje por tierra cruzando África desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo (parando a ver a los gorilas de las montañas en Uganda o Ruanda y acampar a la sombra del Kilimanjaro), o en visitar los grandes éxitos de América del Sur, desde el Machu Picchu y las Líneas de Nazca hasta las Islas Galápagos.

Si no se conoce Europa, también es buena idea organizar un gran viaje por sus grandes ciudades; de Ámsterdam a Zagreb, las conexiones de transporte son excelentes en todas partes, de modo que un viaje por este continente es ideal para los viajeros más inexpertos. Si el objetivo es huir del frío, una gran opción es viajar al húmedo Sureste asiático, un destino interesante para viajeros con poco presupuesto.

Dos meses también es un tiempo ideal para una ruta por carretera por América del Norte. Alquilando un automóvil es posible dar la vuelta a Estados Unidos y el este de Canadá en 8 semanas.

 

Seis meses requieren bastante planificación, pero siempre hay que dejar espacio a la improvisación © sergey causelove / Shutterstock

Seis meses requieren bastante planificación, pero siempre hay que dejar espacio a la improvisación. © sergey causelove / Shutterstock

 

Un viaje de 6 meses

En seis meses es posible atravesar por tierra un par de continentes. La ruta ‘hippy’, de moda a mediados de los años cincuenta, es una ruta emblemática que cruza Europa hasta Oriente Próximo y continúa hasta Nepal, India y Extremo Oriente. Los conflictos de Oriente Medio hacen que hoy sea más complicada que antaño, pero todavía es posible completarla casi entera con seguridad.

Partiendo de Londres o París, se pone rumbo a Estambul siguiendo la misma ruta del mítico Orient Express. Zigzagueando hacia Turquía se pasa por los canales de Ámsterdam, la Torre Inclinada de Pisa, el Castillo de Bran en Rumanía y otros destinos. Es buena idea adquirir un pase Interrail o Eurail para conseguir un billete económico y flexible, todo en uno, que facilite el transporte en tren por toda Europa.

 

La sagrada Benarés aguarda al viajero al final de la ‘ruta jipi’ © Roop_Dey / Shutterstock

La sagrada Benarés aguarda al viajero al final de la ‘ruta jipi’. © Roop_Dey / Shutterstock

 

La ruta clásica se diversifica después de Estambul, dirigiéndose o bien al norte, por Teherán y Lahore, hasta la India y Nepal; o bien hacia Siria, Jordania, Irán y Pakistán (una ruta que muchos gobiernos desaconsejan por temas de seguridad y tensiones políticas). La ruta a Nepal se puede completar en un mínimo de entre seis y ocho semanas. Una vez allí, se puede ir de excursión a los Himalayas y después pasar tres o cuatro semanas en la India visitando las legendarias fortalezas del Rajasthan, el Taj Mahal y la sagrada Benarés.

Con seis meses para viajar, el ansia de verlo todo puede ser considerable; pero medio año pasa sorprendentemente deprisa, y siempre hay que dejar un hueco a la improvisación; uno nunca sabe dónde va a descubrir nuevas amistades, nuevas experiencias o nuevas aficiones. Puede ser útil hacer una lista de los países y ciudades que se quiera visitar, y de las actividades que se desee experimentar, y que sea la base del viaje, dejando espacio para lo espontáneo.


10 formas naturales de conocer gente viajando

 

Viajar por tierra es una forma excelente de aminorar el ritmo del trayecto © Soloviova Liudmyla / Shutterstock

Viajar por tierra es una forma excelente de aminorar el ritmo del trayecto © Soloviova Liudmyla / Shutterstock

 

Un viaje de 12 meses

Con un año entero del que disponer, es fácil planificar una vuelta al mundo. Una forma de hacerlo es optar por una ruta corta, como la ya mencionada ‘ruta jipi’, y recorrerla despacio, combinando el itinerario principal con viajes secundarios. Por ejemplo, desde Estambul se puede volar a Egipto para ver las Pirámides de Gizeh; y en la India se puede hacer una ruta circular por el sur del país, descansar en las playas de Goa o pasar unos días en un ashram.

Pero no todo el mundo quiere seguir una ruta fija. Mucha gente opta por comprar un billete de vuelta al mundo en avión, que puede costar tan solo 2000 US$ y permite visitar media docena de destinos o más que un viaje organizado por cuenta propia por el mismo precio. Si se planifica con tiempo suficiente entre vuelos, es posible añadir vuelos nacionales adicionales para explorar algunas regiones con más detenimiento.

Otra opción para los trotamundos más espontáneos es reservar solamente el primer vuelo y dejar que la aventura marque el camino; si bien las preferencias personales y la zona de confort de cada uno tienen su importancia.

 

Que nadie olvide relajarse durante el año en el que viaja por el mundo © Nomad_Soul / Shutterstock

Que nadie olvide relajarse durante el año en el que viaja por el mundo. © Nomad_Soul / Shutterstock

 

La clave es organizarse por tramos factibles; el tiempo es un lujo, y hay un año entero, así que conviene tomárselo con calma. Es buena idea dedicar un mes a cada destino y cambiar los vuelos por viajes por tierra para generar menos emisiones de carbono. Dividir el viaje en cuartos o por estaciones permite elegir un tema para cada parte, un poco como en la película Come, reza, ama.

Es posible dedicar unos meses a desmelenarse y vivir la vida, otros al voluntariado en una granja ecológica, y otros a aprender algo nuevo. Alcanzar objetivos divertidos y asequibles ayuda a borrar de la cabeza el temor de ‘perder un año’. 

En plena vorágine de planificación, preparación, visados y pasaporte no hay que olvidar lo importante que es el descanso. Poca gente aguanta el intenso ritmo mochilero durante un año entero, así que conviene reservar un par de semanas para el relax: ¿qué tal darse un capricho reservando una habitación con algún lujo o un apartamento? También conviene apostar por la variedad y combinar escapadas urbanas con retiros bucólicos para no caer en el aburrimiento.


Una vuelta al mundo en busca del bienestar

 

El voluntariado hace que uno se sienta útil © Dilok Klaisataporn / Shutterstock

El voluntariado hace que uno se sienta útil. © Dilok Klaisataporn / Shutterstock

 

Un viaje de 18 meses (o más)

Dos años dan para dar la vuelta al mundo dos veces, para dejar el trabajo y echarse a la carretera sin rumbo fijo; y esto requiere un ritmo mucho más lento. Hay quien dedica un año entero a explorar países tan grandes como China, la India o Estados Unidos.

Al viajar por el mundo conviene tener una ciudad que sirva de hogar temporal; nada permite conocer mejor un lugar que pasar una temporada en él viviendo como un lugareño. Asentarse, aprender un idioma o –según el presupuesto– dedicarse al voluntariado; o encontrar tiempo para pintar, escribir o, sencillamente, descubrir un sitio nuevo. No parar quieto puede ser agotador, y pasado un tiempo todos los puntos de interés se difuminan. Conocer bien un lugar puede resultar igual de gratificante o más que visitar los 100 lugares indispensables que uno quiera ver antes de morir.

 

 

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