¿Por qué ahora es el momento de ir a Uzbekistán?
Todo lo que echaba para atrás a los viajeros en el pasado –un complicado sistema de visados, controles de época soviética y la deplorable situación de los derechos humanos en el país– está cambiando, y lo hace rápidamente. Ahora que Uzbekistán abre sus puertas a los viajeros y al mundo, es el mejor momento para emprender el largamente soñado viaje por el corazón de Asia central, antes de que el resto del mundo se lance a ello.
Los aventureros más intrépidos hace tiempo que conocen los tesoros de Uzbekistán. Ciudades de la Ruta de la Seda como Bujará, Jiva y Samarcanda albergan algunas de las muestras de arquitectura islámica más exquisitas del mundo; sus agitados bazares, sus ciudadelas medio escondidas del desierto, sus talleres de seda y la ocasión de contemplar el menguante Mar de Aral son atractivos de primera. Además, el país es un buen trampolín para rutas senderistas y viajes por Asia central.
Las nuevas políticas de Uzbekistán hacen que sea más fácil visitar sus espectaculares monumentos, como el Registán o la madrasa Sher Dor en Samarcanda © Dinozzzaver / Shutterstock
Información y consejos para quienes planeen viajar a Uzbekistán, el corazón de Asia central
1. Entender Uzbekistán y su contexto
Con la muerte, en el 2016, del presidente y hombre fuerte de Uzbekistán, Islom Karimov, el país va saliendo poco a poco pero con seguridad de la profunda congelación política (y turística) en la que estaba sumido. El sucesor de Karimov, Shavkat Mirziyoyev, de mentalidad reformista, ha instituido una serie de cambios importantes. Estos incluyen reformas en los servicios de seguridad y una reunión con el presidente de EE UU que tuvo lugar en mayo del 2018; y es que en la actualidad Uzbekistán respira un ambiente de optimismo moderado y esperanzado.
Pero no todo es perfecto. Las violaciones de los derechos humanos no han cesado, persisten los problemas sobre la presunta mano de obra forzada en la industria algodonera y la oposición política brilla por su ausencia. Sin embargo, parece que todo se mueve en la buena dirección. Un año después de las reformas de Mirziyoyev, las cifras del turismo se han incrementado un 25 %. Mientras Uzbekistán se desprenda de su pasado represor y el turismo en general descubra la riqueza arquitectónica y la historia de la Ruta de la Seda de este fascinante país, las cifras del turismo continuarán incrementándose. Por ello ahora es un gran momento para visitarlo, porque todavía no han llegado las multitudes y porque es más accesible que antes.
Una tienda iluminada en el atrio de la madrasa Sher Dor, en Samarcanda, Uzbekistán © Dinozzzaver / Shutterstock
2. ¿Se necesita visado para Uzbekistán?
El ambicioso plan de Uzbekistán para establecer el turismo sin visado –anunciado en el 2017– tendrá que esperar hasta el 2021, pero incluso así el tema de los visados es mucho más sencillo que hace un par de años. En el 2018 Uzbekistán ha introducido visados de 30 días que sustituyen la validez anterior de 15 días. Después se estableció un visado para viajar libremente para turistas de Israel, Malasia, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Turquía y Singapur.
Las antaño onerosas ‘cartas de invitación’ ya no son necesarias para los ciudadanos de más de 40 países, incluidos EE UU, Canadá, los países de la UE, Australia, Nueva Zelanda, India y China. Esto significa que conseguir un visado de 30 días hoy es ya un trámite estándar que puede realizarse en dos o tres días en las embajadas que el país tiene en el extranjero. Los visados electrónicos son válidos desde julio del 2018 para los ciudadanos indios y, próximamente, para ciudadanos de otras nacionalidades.
3. Apertura de pasos fronterizos
Un avance significativo para los viajeros es que varios de los pasos fronterizos de Uzbekistán con Tayikistán, que permanecieron largo tiempo cerrados, se reabren a lo largo del 2018, incluido el antaño popular paso de Samarcanda a Penjikent. Esto significa que los viajeros pueden volver a utilizar Samarcanda como trampolín de excursiones de un día a las ruinas sogdianas de la antigua Penjikent, o de travesías de varios días en los vecinos montes Fan, a un par de horas de distancia.
La apertura de estos pasos fronterizos también facilita a los viajeros los viajes por tierra a través de Asia central, cuando antaño los vuelos caros y los complicados trámites de visados se traducían en trayectos difíciles, caros y con retrasos.
Estación de Bujará: el tren de alta velocidad que conecta Bujará y Samarcanda se inauguró en el 2016, Uzbekistán © Julia Drugova / Shutterstock
4. Nuevas conexiones de tren para moverse por Uzbekistán
Moverse por Uzbekistán cada año es más fácil. Los trenes de alta velocidad conectan Tashkent con Bujará y Samarcanda (el último tramo se inauguró en el 2016). A finales del 2018 la línea se extenderá a través del desierto hasta la antigua Jiva, ofreciendo una esperada alternativa al largo trayecto a través del desierto de Karakum. Las rutas de tren ahora también evitan el paso por las vecinas Turkmenistán y Tayikistán, eliminando la necesidad de otros visados. En el 2017, la inauguración de un servicio directo de tren entre Tashkent y Andiyán a través del túnel de Kamchik facilitó en gran medida el acceso al valle de Ferganá, con servicios diarios rápidos y confortables, y la inauguración de un nuevo tren para conectar Uzbekistán con Astana en Kazajistán en junio del 2017, añade rutas de viaje adicionales para todos los visitantes de la región.
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5. Vuelos que unen países de Asia central
Las conexiones aéreas directas entre Tashkent y Dushanbé (la capital de Tayikistán) se iniciaron en 2017 por primera vez en 25 años, lo cual fue un hito en el deshielo de las relaciones entre los dos países. En el 2018, Turkish Airlines inauguró dos vuelos directos semanales entre Samarcanda y Estambul, evitando así tener que pasar por Tashkent para llegar a la flamante capital histórica de Tamerlán.
También en el 2018 han dado comienzo los vuelos entre Taskhent y Kabul, y están previstos vuelos directos a la vecina Ashjabat, que reconectarán Uzbekistán con su vecina Turkmenistán por primera vez en más de una década. Por toda Asia central vuelven a unirse los lazos de la Ruta de la Seda, conectando antiguas rutas comerciales y abriendo nuevas opciones de viajes por toda la región.
Además de para eliminar el mercado negro, la inflación obligó a Uzbekistán a introducir un billete de 50 000 sums en el 2017 que facilitara el manejo de efectivo © Janusz Pienkowski / Shutterstock
6. Dinero en Uzbekistán
En el 2017, el mercado negro de Uzbekistán fue abolido de la noche a la mañana, literalmente. Los viajeros ya no tienen que cambiar billetes de 100 US$ a escondidas en bazares mal iluminados con grupos de tipos sospechosos trajeados. Ahora yendo a un banco se obtiene la misma tasa de cambio que en el mercado. Con las tarifas de bancos y mercado igualadas, por fin tiene sentido (por primera vez en años) usar cajeros automáticos en Uzbekistán. Otro quebradero de cabeza solucionado para los viajeros.
7. El retorno de las comunicaciones
Las apps de comunicación como Skype, Viber y WhatsApp funcionan de nuevo desde el 2018 tras haber estado ‘inutilizadas’ durante tres años. Facebook, Instagram y otras redes sociales también funcionan bien, lo cual es ideal para los viajeros que deseen inmortalizar en Instagram la puesta de sol rosada y perfecta sobre los brillantes azulejos del Registán.
Gente acogedora: demostración de música y danzas tradicional en la antigua capital de Jiva, que en breve tendrá conexión de alta velocidad, Uzbekistán © Christophe Cappelli / Shutterstock
8. Ambiente relajado en Uzbekistán
Igual de tangible es el cambio de ánimo dentro del país. Ya no hay que evitar a toda costa a la policía y los agentes de inmigración uzbekos. Las mordidas han sido eliminadas de todas partes, desde la policía de tráfico hasta los agentes de aduanas de los aeropuertos. En todo el país se respira un ambiente más relajado, e incluso es posible tomar fotografías de las impresionantes estaciones de metro de Tashkent por primera vez después de su construcción, en época soviética.
Aunque es importante reconocer que Uzbekistán todavía está por detrás de algunos de sus países vecinos, sobre todo en cuanto a derechos humanos, el cambio a mejor está definitivamente en marcha. Existe la sensación optimista de que los viajeros responderán al esfuerzo de Uzbekistán por reformarse y abrirse al mundo, y desde aquí esperamos que el cambio positivo continúe a través de la actitud acogedora que Uzbekistán propicia para gente de toda condición.
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