Ekaterimburgo, el ardiente corazón de los Urales

Escrito por
Tatyana Leonov, autora de Lonely Planet

18 Junio 2018
6 min de lectura
© Maykova_Galina_Shutterstock
Ekaterimburgo, Rusia

Una ciudad vibrante y enérgica, y un maravilloso entorno natural a tan solo cuatro pasos

La cuarta ciudad más grande de Rusia no se vanagloria de su brillo y su glamour. En lugar de eso, Ekaterimburgo se relaja y deja que su pedigrí hable por ella. Ejecutivos e inversores avezados llevan tiempo frecuentándola, pero últimamente también lo hacen los turistas, a menudo para explorar los montes Urales en una pausa de la ruta transiberiana. 

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Rusia

La capital de la región de los Urales, que debe su nombre a la esposa de Pedro el Grande, Catalina, se halla en la frontera geográfica de Europa y Asia, y desde siempre ha sido una ciudad próspera. Ekaterimburgo tuvo un papel muy destacado en el comercio entre Oriente y Occidente durante los ss. XVIII y XIX que aumentó su estatus y su riqueza; más recientemente la ciudad fue conocida por su minería y su siderurgia; y hoy sigue apuntando hacia las estrellas: es una de las sedes de la Copa Mundial de la FIFA 2018, y el gobierno ha inyectado miles de millones de rublos para mejorar su infraestructura y prepararla para el gran acontecimiento (ello incluye la reforma del Central Stadium y la construcción de nuevas estaciones de metro).

 

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El moderno perfil urbano de Ekaterimburgo ante el estanque de la ciudad, Rusia © Valeri Potapova / Shutterstock
 El moderno perfil urbano de Ekaterimburgo ante el estanque de la ciudad, Rusia © Valeri Potapova / Shutterstock

Vida urbana

Aunque Ekaterimburgo es una urbe muy extendida, la mayoría de los puntos de interés se hallan en el centro histórico. Los circuitos guiados en inglés no son muy comunes todavía, pero en el 2010 el bloguero local Dmitry Kalaev pidió a sus seguidores que votaran por los sitios más interesantes de la ciudad, lo cual resultó en la creación, en el 2011, de la ruta peatonal Red Line, de 6,5 km.

 

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Centro histórico y casa del mercader Nikolay Sevastyanov, Ekaterimburgo, Rusia © Maykova Galina / Shutterstock
 Centro histórico y casa del mercader Nikolay Sevastyanov, Ekaterimburgo, Rusia © Maykova Galina / Shutterstock

Partiendo de Ploshchad 1905 Goda, la plaza principal de la ciudad, la ruta recorre 35 puntos de interés votados por miles de residentes de la ciudad, que incluyen antiguas y preciosas casas de comerciantes, iglesias ortodoxas rusas (la catedral de la Sangre Derramada es la iglesia más grande de Ekaterimburgo, construida en el lugar donde fueron asesinados los Romanov), la primera escuela, el primer teatro, la casa más antigua, el peculiar monumento QWERTY, arte urbano, museos y otros lugares.



 

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El Monumento al Komsomol de los Urales frente a la catedral de la Sangre Derramada, Ekaterimburgo, Rusia © Mikhail Markovskiy / Shutterstock
 El Monumento al Komsomol de los Urales frente a la catedral de la Sangre Derramada, Ekaterimburgo, Rusia © Mikhail Markovskiy / Shutterstock

El museo más nuevo de Ekaterimburgo no figura en esta ruta, pero si se votara de nuevo, es muy posible que los residentes lo incluyeran también. Inaugurado en el 2015, el Museo Boris Yeltsin forma parte del elegante Boris Yeltsin Presidential Center, con una impresionante (y en cierto modo inusual) colección de exposiciones. Hay réplicas de habitaciones y efectos de vídeo, sonido y luz, además de exposiciones envolventes repartidas a lo largo de nueve salas. Si conocer mejor al primer presidente de Rusia no es una prioridad para el viajero, una buena alternativa es visitar el rascacielos más alto de Rusia fuera de Moscú para verlo todo desde una perspectiva diferente. La torre Vysotsky, de 188 m de altura, ofrece vistas incomparables de la ciudad desde la planta 54 y puestas de sol muy ‘instagrameables’. Si el mirador de la torre no es suficiente para disfrutar de las vistas de la ciudad, el Hotel Visotsky, en las plantas 37ª a 41ª del mismo edificio, es otra opción; y tiene un spa de lujo para sus clientes en la planta 52ª.

 

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Gastronomía tradicional rusa, Rusia © Yulia 1971/ Shutterstock
 Gastronomía tradicional rusa, Rusia © Yulia 1971/ Shutterstock

Tanto paseo abrirá el apetito y la oferta culinaria es de lo más rica. Los platos típicos rusos –como la borsch (sopa de remolacha) y las pelmeni (empanadillas)– son fáciles de encontrar, y hay un montón de restaurantes que ofrecen versiones de estos platos al estilo de los Urales (destaca la carne de reno). Pozharka y Dacha son dos buenos restaurantes. La cocina internacional también es muy popular, desde restaurantes japoneses a chinos, uzbekos y georgianos.


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 'Banya', casa de baños rusa, Rusia © Vadim Fedotov / Shutterstock

La 'banya' rusa

Una de las mejores actividades que ofrece Ekaterimburgo –y, en general, toda Rusia– es pasar calor, recibir azotes y enjuagarse con agua helada (o, mejor aún, revolcarse por la nieve). ¡Bienvenido a la banya rusa!

Una experiencia en una casa de baños rusa es incomparable. Si uno puede permitírselo, la mejor opción es conseguir ser invitado a la banya de un residente, que es lo más auténtico. La segunda mejor opción es reservar una sesión de banya en uno de los varios centros que hay por la ciudad, cuya oferta va desde baños sencillos hasta extravagancias inauditas.

 

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Chapaevskiye Bani, Ekaterimburgo, Rusia © www.m.chapaev-bani.ru
 Chapaevskiye Bani, Ekaterimburgo, Rusia © www.m.chapaev-bani.ru

Ruskie Bani fue una de las primeras banyas públicas que abrieron sus puertas en Ekaterimburgo, en el 2002. Allí los clientes pueden elegir entre relajarse en banyas tradicionales de madera o darse un capricho en instalaciones modernas con duchas y jacuzzis de diseño. Se pueden pedir pelmeni y otros platos típicos rusos, y el personal está capacitado para ofrecer una variedad de tratamientos, incluidos masajes, sesiones de vapor, baños de infusiones termales y… azotes; y es que, además, uno puede elegir con qué quiere que le azoten, si con una escoba de abedul, de roble, de enebro, de eucalipto o de abeto, y vivir una experiencia que solo se vive en Rusia.

Chapaevskiye Bani ofrece una opción algo más lujosa y sus clientes pueden alojarse en el Palais Royal de al lado si quieren disfrutar de varios días de banya.


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La capilla de Ganina Yama en las afueras de Ekaterimburgo, Rusia © oneinchpunch / Shutterstock
 La capilla de Ganina Yama en las afueras de Ekaterimburgo, Rusia © oneinchpunch / Shutterstock

En las afueras de Ekaterimburgo

Puede que Ekaterimburgo sea conocida por la tragedia de la familia Romanov. El 16 de julio de 1918, el zar Nicolás II, su esposa Alexandra, sus cinco hijos y cuatro de sus empleados fueron asesinados por las tropas bolcheviques en el sótano de la casa Ipatyev, donde hoy se halla la catedral de la Sangre Derramada. Sus restos, incinerados, fueron arrojados al foso de una mina situada a 15 km de la ciudad, en un lugar hoy conocido como Ganina Yama. En la actualidad allí se alza un monasterio con siete capillas de madera (una en honor de cada miembro asesinado de la familia), el Monasterio de los Santos Mártires; un sombrío recuerdo del crimen que allí tuvo lugar hace un siglo.

 

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El prístino parque nacional Olenyi Ruchyi, Ekaterimburgo, Rusia © Ilyshev Dmitry / Shutterstock
 El prístino parque nacional Olenyi Ruchyi, Ekaterimburgo, Rusia © Ilyshev Dmitry / Shutterstock

En un tono menos lúgubre, las excursiones de un día a los parques nacionales ofrecen la ocasión de escapar del ajetreo de la vida urbana. Olenyi Ruchyi, a unos 90 min en coche de Ekaterimburgo, cuenta con fantásticos senderos excursionistas que atraviesan bosques de abedules y cuevas impregnadas de líquenes. Bachovskie Mesta, a menos de una hora en coche del centro de la ciudad, es una espectacular extensión de bosques de pino y abedul, ríos sinuosos y pequeños lagos tranquilos. Los rusos frecuentan esta zona para ir de excursión, montar a caballo o en bicicleta, y pilotar motos de nieve en invierno.

Cerca de allí hay muchos más parques naturales; y es que Ekaterimburgo está situada en pleno corazón de los imponentes montes Urales. Solo se necesita sentido de la aventura y un buen diccionario o un guía ruso, ya que más allá de las grandes ciudades (y a veces incluso en las ciudades), la gente solo habla ruso. Claro está que, si uno viaja en el Transiberiano acabará practicando algo de ruso, quiera o no.



Cómo llegar

Ekaterimburgo es una de las ciudades más grandes de la ruta del Transiberiano, y un lugar muy popular para hacer una pausa en este larguísimo trayecto. El Koltsovo International Airport da servicio a un montón de vuelos nacionales e internacionales.

 

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