Unos días disfrutando de Boise, la ciudad alegre

Escrito por
Kaidi Stroud, autora de Lonely Planet

31 Julio 2018
7 min de lectura
© Charles_Knowles_Shutterstock
Boise, Idaho, Estados Unidos

Boise, en Idaho, una ciudad pensada para la gente. Best in the U.S. 2018

Agazapada entre sinuosas colinas, bajo un cielo azul limpio de nubes y surcada por las aguas frescas y cristalinas del río Boise, la ‘ciudad de los árboles’ está rodeada de fronteras todavía prístinas y salvajes. Como su entorno natural se ha protegido con sumo cuidado para que permanezca inalterable, Boise posee un ambiente natural muy auténtico con el que uno rememora la libertad de su infancia.

Image
Estados Unidos

 

Andando, pedaleando o remando, Boise, en el oeste de Estados Unidos, es una de las ciudades más fáciles de recorrer con cualquier tipo de artilugio de tracción humana.

 

Image
Un ciclista de montaña pedalea por uno de los numerosos senderos que hay sobre el centro de Boise, Idaho, EE UU © Christiannafzger / Getty Images
 Un ciclista de montaña pedalea por uno de los numerosos senderos que hay sobre el centro de Boise, Idaho, EE UU © Christiannafzger / Getty Images

La alegría de vivir va a más. Floreciente y protegida del radar turístico, Boise ha crecido como la ‘hermana pequeña’ de Salt Lake City, Denver, Portland y Seattle; y el resultado es una versión valiente y nada pretenciosa de la vida urbana, bien complementada por sus raíces históricas y rebosante de eventos y establecimientos que honran la creatividad y el ingenio.

Boise es una ciudad con brillo en la mirada y ganas de jugar. Tanto si se va en busca de cultura, actividades al aire libre o de diversión en familia, ofrece un montón de razones para figurar en la parte alta de la lista de ciudades que hay que visitar una vez en la vida.

 

 

Boise, un patio de recreo

En la linde norte de Boise se extiende una franja de terreno comunitario al pie de las montañas. Gracias a la singular colaboración de Ridge to Rivers, y a los esfuerzos constantes de accionistas locales y ciudadanos, se vela por la salud y la conservación de este espacio abierto donde ciclistas, excursionistas, paseadores de perros, jinetes a caballo y –un par de semanas en primavera– rebaños de ovejas comparten los senderos. La costumbre de ‘following the green’ hasta las tierras altas tiene un siglo de historia, y esta tradición ranchera a tan corta distancia del frenesí urbano ofrece una experiencia espectacular a los exploradores.

 

Image
Boise, Idaho, EE UU © CSNafzger / shutterstock
 Boise, Idaho, EE UU © CSNafzger / shutterstock

A los excursionistas aficionados les gusta subir a la cima del cerro Camel’s Back, cuya erosión se previene con grandes escalones de bloques de roca. La vista de North End desde la cima es de lo más pintoresca en otoño y muy romántica al atardecer. Más allá de esta hilera de colinas los excursionistas más intrépidos disfrutan de la soledad a lo largo de kilómetros y kilómetros de senderos, y la ciudad desaparece. En primavera, el plumaje amarillo brillante de la tangara aliblanca se enciende. Solo hay que respirar hondo y la fragancia de la artemisa y la tierra inspirarán una excursión.

 

Image
Tras el límite urbano de Boise hay un parque para los amantes de las actividades al aire libre, Idaho, EE UU © Boise Convention and Visitors Bureau
 Tras el límite urbano de Boise hay un parque para los amantes de las actividades al aire libre, Idaho, EE UU © Boise Convention and Visitors Bureau

Traspasado el límite urbano –y en una excursión de un día– el ocio al aire libre se expande tan amplio como el horizonte. Los esquiadores adoran las pistas de Bogus Basin (una de las pocas estaciones de esquí sin ánimo de lucro de EE UU), los fans del kayak y el rafting surcan rápidos para aficionados y expertos a lo largo del Payette River, al noroeste de Boise, y los escaladores de roca ponen a prueba su agarre en los riscos y las rocas de Black Cliffs, al este de la ciudad. Cazadores, pescadores y mochileros también hacen de Boise su campo base para ir de expedición a los territorios escarpados y boscosos del norte o a las llanuras altas y desérticas del sur y el este.

 

Image
Festival de globos aerostáticos en Boise, Idaho, EE UU © Charles Knowles / Shutterstock
 Festival de globos aerostáticos en Boise, Idaho, EE UU © Charles Knowles / Shutterstock

Incluso el cielo de Boise invita a la aventura; el enérgico aire matinal es ideal para los trayectos en globo aerostático: ver un cielo multicolor lleno de globos tripulados es una buena manera de empezar el día.

 

El río Boise y el Greenbelt

Desde finales de los años sesenta, organizaciones comunitarias e iniciativas ciudadanas se han combinado para hacer realidad el acceso público al río. Hoy el río Boise es la arteria central de la diversión al aire libre. El Greenbelt, de 40 km, es una opción refrescante para descubrir la ciudad, y la plétora de Green Bikes, disponibles para alquilar en puntos clave de la ciudad, facilitan mucho las rutas en bici. Pero lo que es todavía mejor es hacerse con un frisbee (o pedir un menú infantil para llevar en alguno de los restaurantes que los sirven en frisbees) y pasar una tarde magnífica junto al río, jugando a la sombra de los árboles.

 

Image
En verano, habitantes y visitantes de Boise van al río para nadar, remar y divertirse, Idaho, EE UU© CSNafzger / Shutterstock
 En verano, habitantes y visitantes de Boise van al río para nadar, remar y divertirse, Idaho, EE UU© CSNafzger / Shutterstock

A pesar del calor, despiadado y seco, una de las razones más apetecibles para visitar Boise en verano es disfrutar de las mansas aguas del río en Barber Park, al este de Ann Morrison Park, en el centro de la ciudad. Se pueden visitar en barca zonas faunísticas ribereñas y tranquilos enclaves de pesca antes de avanzar dando saltos entre los rascacielos de Parkcenter Boulevard y Boise State University. Por el camino, la orilla ofrece playas de arena y columpios de cuerda para lanzarse al agua. Los más juguetones se lo pasarán bomba con las pistolas de agua y las orcas hinchables; y los más refinados podrán alquilar espaciosas balsas de varias plazas.

 

Image
Best in the U.S. 2018

 

Un parque urbano

Entre ríos y colinas, Boise es una ciudad para la gente. Todos los sábados de primavera, verano y otoño Eighth Street se cierra al tráfico para celebrar el Capital City Public Market, mientras que el Boise Farmer’s Market se instala en la esquina de la 10th con Grove. En estos mercados se compra de todo, desde acelgas y tomates locales hasta miel, jabones y cerámica artesanales. Bailarines de breakdance y magos del manejo de globos ocupan las esquinas de las calles mientras jóvenes aspirantes a artista muestran su talento entre los puestos de vendedores. Paseando dos manzanas al oeste por Freak Alley’s y su arte grafitero siempre cambiante, y pasado Rhodes Park Skate Park, se llega a JUMP, un nuevo y curioso centro comunitario inspirado por el malogrado magnate de las patatas J.R. Simplot y su innovador legado. Con un tobogán de cinco plantas, estudios, terrazas ajardinadas y un anfiteatro junto a la colección de tractores antiguos de Simplot, el objetivo del centro es inspirar el potencial humano. Este tipo de espacios colaborativos están de moda en Boise y favorecen el intercambio progresista de gente, talento e ideas, además de representar el espíritu pionero e imaginativo que fundó la ciudad.

 

Image
Con artistas grafiteros que añaden obras de forma constante, un paseo por Freak Alley siempre es una nueva experiencia, Boise, Idaho, EE UU © Boise Visitors and Convention Bureau
 Con artistas grafiteros que añaden obras de forma constante, un paseo por Freak Alley siempre es una nueva experiencia, Boise, Idaho, EE UU © Boise Visitors and Convention Bureau

Si los espacios abiertos favorecen la apertura mental, el Treefort Music Festival es la manifestación cultural de este fenómeno. Nacido en el 2012, este festival de una semana de duración se celebra en marzo y pasó de ser un evento con 137 bandas a uno de 420 con varios ‘fuertes’ por toda la ciudad cuyo objetivo es “implicar a la comunidad más allá de la música”: así, uno puede toparse con un “Hackfort,” un “Yogafort,” o un “Kidfort,” por nombrar solo algunos, mientras escucha una variopinta y magnífica banda sonora en directo.

Para saborear la cultura más histórica, el Basque Block capta el patrimonio vasco de Boise a través de museos, mercados, restaurantes y eventos. Se puede comer bien en el sencillo Bar Gernika, que sirve chorizo picante y croquetas crujientes, y para cenas más selectas está Leku Ona, con su lengua de ternera o callos en salsa vizcaína. Cada cinco años Boise conmemora su patrimonio vasco con el Jaialdi, el “gran festival” creado en 1987 para celebrar la cultura vasca que une a viajeros y lugareños.

 

Image
Basque Center, Boise, Idaho, EE UU© www.thebasqueblock.com
 Celebración del Jaialdi, Boise, Idaho, EE UU© Jon C. Hodgson, BasquePhotos.com / www.jaialdi.com

A día de hoy, Boise sigue prosperando, y los visitantes se sorprenden al hallar una amplísima selección de cocina de todo el mundo, como las empanadas argentinas de Tango’s, la carta etíope y eritrea de Kibrom’s, o los kebabs al estilo de Oriente Medio de The Goodness Land.

 

Boise, llena de posibilidades

En Boise abundan las ganas de jugar, y su buen humor es contagioso. Es difícil no sonreír mientras se serpentea por las calles con Pedals and Pints, un circuito en grupo ‘al estilo de Boise’ con una cervecería ciclista de 15 pasajeros.

Del mismo modo es difícil no entablar conversación con la gente que juega al cornhole en Payette Brewing. Al otro lado del río desde el Ann Morrison Park, Payette atrae a una clientela bronceada e informal, niños y mascotas incluidos, y a un conjunto de ‘gastronetas’ siempre cambiante. Posee un amplio patio lateral vallado con césped y sillas Adirondack y, además, una filosofía pro-comunidad; los visitantes no solo se sienten bienvenidos, es como si formaran parte del barrio.

 

Image
Lectura en el patio de Modern, Boise, Idaho, EE UU © www.themodernhotel.com
 Lectura en el patio de Modern, Boise, Idaho, EE UU © www.themodernhotel.com

Cuando el cielo se vuelve rosado y las sombras se alargan, llega la hora de sentarse junto a una hoguera a escuchar historias y tomar cócteles creativos. El Modern, una antigua pensión vasca convertida en un selecto y moderno hotel y bar, ofrece la oportunidad de recogerse junto al fuego al aire libre y escuchar a escritores locales hablando sobre Idaho. Se le puede pedir al camarero que sorprenda con un delicioso cóctel y terminar la noche viendo chisporrotear el fuego, como si las chispas fueran luciérnagas que vuelan en la oscuridad.

 

Las 'hermanas mayores' de Boise:

Denver: montañas, música y cerveza artesanal

Las mejores rutas y jardines de Portland