De Seattle a San Francisco, un desfile constante de belleza natural
Con el centelleo del Pacífico a la derecha y un tramo infinito de asfalto por delante, esta ruta recorre el espectacular extremo occidental de Estados Unidos. Para los ciclistas que viven para pedalear, esta es una ruta única en la vida.
Me pasé tiempo queriendo recorrer un tramo de la Pacific Coast Hwy, pero el reto no es ninguna broma: el extremo occidental escarpado del continente americano tiene muchos ascensos largos y duros y tramos solitarios de asfalto que exigen tenacidad y autosuficiencia. De todos modos, las recompensas la convierten en una de mis favoritas. Los atardeceres incendian el horizonte, acantilados vertiginosos caen hacia las olas y las secuoyas se alzan como gigantes. No hay tramo más emocionante de la Hwy 1 que el de Seattle y San Francisco: 1577 km épicos con lugares increíbles y buenas zonas para acampar.
Muchos hacen el viaje al sur por la Pacific Coast Hw y todos los años, sobre todo en verano. Yo recorrí la ruta solo, pero la camaradería de los ciclistas que se reúnen en torno a las hogueras nocturnas en los campings para senderistas y ciclistas equilibró un mes de días solitarios.
Conocí a John y Margaret, una pareja de profesores que llevaban las bicis equipadas con elementos clásicos de los ochenta, a unas gemelas de Victoria (Columbia Británica) obsesionadas con los aparatos electrónicos que iban camino de Los Ángeles, y a un puñado de vagabundos canosos que viajaban solos a México y más allá. Y todos tenían una historia que contar: sobre cómo resolver una pesadilla mecánica bajo la lluvia, olas frustraciones de un camionero cazurro.
Aunque estaba decidido a acampar –hay campings fijos cada 80-96 km con parcelas destinadas a ciclistas–, se puede hacer turismo “de tarjeta de crédito”, para ciclistas que viajan ligeros y prefieren una cama cómoda.
El viaje entre Seattle y San Francisco se puede completar en 15 días (para un ciclista dinámico con muy poco equipaje), pero yo tardé el doble, con una bici de turismo cargada hasta arriba. Aunque conocí a muchos ciclistas que iban devorando kilómetros con un calendario apretado, ese no era mi estilo. La flexibilidad de mi itinerario me aportó algunos de los recuerdos gratificantes: pintas de cerveza de primera gama en la Six Rivers Brewery, siestas bajo secuoyas y ballenas vistas desde acantilados. En otras palabras, trocitos de paraíso.
Antes de salir de Seattle, pasé un día odos cargando pilas con la oferta culinaria de la ciudad. Tras explorar los callejones y los puestos del Pike Place Market, me hice con suministros para acampar los días siguientes, y me sumergí en lo mejor de la ciudad: cuencos de ramen y cangrejo fresco del día.
Empecé a hacer desvíos en cuanto comenzó el viaje, añadiendo días y días para recorrer la península Olímpica. Las carreteras neblinosas casi vacías daban al viaje una tranquilidad surrealista. No me llevó mucho conseguir lo que buscaba: brisa marina salobre y vistas alucinantes, mientras recorría acantilados espeluznantes, engullendo algunos bocados en pequeñas bodegas del camino.
Tardé tres días en hacer ese tramo, pero mereció cada minuto: vistas del estrecho de Juan de Fuca, granjas tranquilas, playas remotas y bosques antiguos. El camping fue superlativo.
Hay más kilómetros de la costa del Pacífico en los campamentos costeros de Oregón, que conforman el grueso del viaje. Me encantó el Parque Estatal de Fort Stevens, de 1700 Ha, con una biodiversidad increíble –desde dunas ventosas hasta humedales de agua dulce– y varios sitios históricos militares de la fortificación de la II Guerra Mundial. Muchos de los parques costeros de Oregón más al sur me hicieron remolonear más de lo previsto, como el de Cape Lookout, donde las parcelas junto a la playa para ciclistas y senderistas están felizmente apartadas de las de caravanas.
Aunque el camping en Oregón es lo mejor del camino, descubrí las vistas más impactantes al sur de la frontera con California. El viaje aquí es un desfile constante de belleza natural, sobre todo al llegar a la Avenida de los Gigantes, un camino de asfalto liso y rodeado por viejas secuoyas altísimas. (Para quien guste de lo kitsch de mediados de siglo, hay incluso algunas que se pueden atravesar en bici, cerca de Leggett.)
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Por el borde de la Lost Coast (“costa perdida”), paré en un descanso y vi los chorros blancos de las ballenas en su migración a México. Luego me entretuve con las ciudades vacacionales que bordean la costa del norte de California. En una de ellas, la histórica Mendocino, hay una red cuidada de tiendas monas y restaurantes de cuatro tenedores cerca de cabos espléndidos. También me detuve a comer marisco fresco en Point Arena, que tiene una panadería increíble y un teatro histórico.
Para cuando me acerqué a San Francisco, me encontraba en una forma física estupenda para la parte más dura del camino, el condado de Sonoma. También es la zona con las mejores vistas, con formaciones rocosas en el litoral Big Sur. Aquí, el camino por la Hwy 1 ofrece montañas rusas por los acantilados: tres días a un ritmo de 20 min de ascenso seguidos por 5 min de descenso.
Al llegar a las granjas costeras que surten el mundillo culinario de San Francisco paré en Point Reyes Station para comer ostras frescas y queso triple crema de la zona, en la Cowgirl Creamery. Para cuando crucé el puente Golden Gate –28 días y 1577 km después de mi partida–, este viaje épico había demostrado que la parte más mágica de ir a cualquier sitio es el proceso de llegar hasta allí.
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Si se quiere seguir…
Aunque el viaje de Seattle a San Francisco es un tramo predilecto de la costa del Pacífico por la calidad del paisaje, las carreteras relativamente tranquilas y las zonas superlativas para acampar, un ciclista con tiempo y energía suficientes puede seguir pedaleando por el Pacífico durante semanas. El tramo de San Francisco a Los Ángeles tiene paisajes alucinantes, si bien es más desafiante, por los tramos estrechos y el mayor tráfico.
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Hoja de ruta
- Inicio Seattle
- Final San Francisco
- Distancia 1577 km
- Duración Más de 2 semanas, aunque se disfruta mucho más en 3 semanas o más.
- Cómo llegar Si se vuela a Seattle, se puede regresar con la bici con Amtrak a un precio moderado, o mandar la bici por una tarifa plana a través de REI.
- Dónde alojarse Las parcelas para senderistas y ciclistas en el Oregon State Park System son muy baratas y nunca dejan fuera a los ciclistas, aunque el parque esté lleno.
- Cuándo ir Se puede hacer la ruta en cualquier época del año, pero el verano y el otoño son las mejores.