Las 10 playas más increíbles de Brasil

Fernando de Noronha, Brasil
I love nature! - I love Brazil! / Getty Images / Flickr RF

Un viaje a algunas de las mejores playas del mundo

Varias de las playas más espectaculares de este planeta están en Brasil. Por todo el litoral hay islas idílicas, animadas playas urbanas y arenales en plena selva. Las hay desconocidas y también muy frecuentadas, arboladas o desérticas, relajadas o muy activas. Pero todas tienen un denominador común: ¡se merecen un viaje! Estas son algunas de las playas más paradisíacas de Brasil (y del mundo).

1. Ilha Grande (Costa Verde)

Brasil, Ilha Grande © Yulia Timofeeva / 500px Playa de Abraão, Ilha Grande, Brasil © Yulia Timofeeva / 500px

Encantadora, con playas preciosas, ambiente relajado y sin automóviles, esta isla mide 32 km de largo por 14 km de ancho. En la Costa Verde, al oeste de la ciudad de Río, el refugio insular de Ilha Grande debe su estado primitivo a una historia singular. Primero fue una guarida de piratas; después, una colonia de leprosos, y por último, una cárcel en la que habitaban presos políticos y algunos de los peores criminales de Brasil. Lo único que queda de esos días son unos pocos cimientos de piedra, pero la mala fama del lugar mantuvo a raya a los promotores inmobiliarios durante mucho tiempo. Por eso, hoy podemos disfrutar de bellas playas tropicales y extensiones de selva atlántica virgen, ahora protegidos como parque estatal. A excepción del solitario camión de la basura, el coche de bomberos y el de la policía de Abraão, están prohibidos los automóviles, de modo que la única manera de llegar es a pie o en barco. Los fines de semana y en temporada alta Vila do Abraão puede resultar un poco claustrofóbica, pero se puede escapar de la multitud dando unos pasos fuera del pueblo en cualquier dirección. 

2. Trancoso

Cerca de este bonito pueblo de Bahía hay playas resguardadas por acantilados. Ubicado sobre un peñasco cubierto de hierba, con vistas a unas playas fantásticas, Trancoso encarna una cierta sofisticación rústica que cautiva a los viajeros con más estilo. Atrae a numerosos miembros de la jet set deseosos de escapar del bullicio, pero con lugares de moda para comer o ir de compras. Trancoso ha podido mantener un aire relajado, bonitas casas de huéspedes, una iglesia de postal delante del mar y unos irresistibles bares y restaurantes al aire libre alrededor del Quadrado, la plaza principal peatonal. La estampa nocturna del Quadrado a la luz de las velas es mágica.

La playa está a 15 min a pie bajando del pueblo por un sendero que sale desde el Quadrado (nombre oficial: Praça de São João). 

3. Jericoacoara

Brasil, Jericoacoara © Rosanetur / www.flickr.com/photos/rosanetur/9621132849 Jericoacoara, Brasil © Rosanetur / www.flickr.com/photos/rosanetur/9621132849

Jericoacoara, “Jeri” para los amigos, es uno de los destinos más cinematográficos de Brasil, y atrae por su perfecta combinación de ambiente internacional, buenas actividades, pousadas, restaurantes y vida nocturna. Llama la atención su perfecta combinación de ubicación de difícil acceso (solo por pistas sin pavimentar entre dunas), impresionante paisaje costero, actividades emocionantes, establecimientos y una divertida oferta nocturna. De día, sus playas, dunas y lagunas son tan fotogénicas como cualquier otro destino en Sudamérica; de noche, a la luz de la luna y de los sugerentes locales, es cuando se convierte en un destino inigualable.

Las arenosas calles del pueblo se encajan entre una amplia playa, una serie de colinas y la duna de arena Pôr do Sol, desde la que se disfruta de una de las puestas de sol más espectaculares de Sudamérica. Es uno de los pocos lugares del planeta donde cada atardecer se puede ver el fenómeno conocido como el rayo verde cuando el borde del sol toma un verde intenso antes de desaparecer tras la línea del horizonte. 

4. Ilhabela

Selva tupida, cascadas y playas pintorescas a unas horas de São Paulo. Sobre un pequeño estrecho que la separa del continente, Ilhabela (Isla Bella), de 350 km2, debe su nombre a sus picos volcánicos, hermosas playas, denso bosque tropical y unas 360 cascadas. Casi el 85% de la isla es parque y zona de biosfera protegidos por la Unesco puesto que alberga una rica y variada vida vegetal y animal, incluidos tucanes y monos capuchinos. Guarida de piratas en los ss. XVI y XVII, sus aguas están salpicadas de pecios, muchos de ellos asequibles para los submarinistas. La isla también ofrece posibilidades de excursionismo por la jungla, windsurf y muchos lugares para tumbarse al sol.

En verano hay dos inconvenientes: el primero, los insectos, que obligan a embadurnarse de repelente a todas horas, y el segundo, los “paulistas” de vacaciones. 

5. Ilha Santa Catarina

Brasil, Ilha Santa Catarina © Papa Pic / www.flickr.com/photos/oscarfava/24710395875 Praia da Joaquina, Ilha Santa Catarina, Brasil © Papa Pic / www.flickr.com/photos/oscarfava/24710395875

Este rincón de dunas protegidas y playas bajo acantilados y bosques, además de impresionantes lagunas en el interior, tiene un variado litoral que se extiende desde las abarrotadas bahías del norte hasta las playas vírgenes al respaldo de los acantilados del sur. Pero no son solo las playas lo que hace que Ilha Santa Catarina sea tan encantadora. Un pinar protegido resguarda la costa este, mientras que las dunas cerca de la Praia da Joaquina crean un paisaje lunar. Y montañas totalmente cubiertas de selva atlántica descienden abruptamente hasta la Lagoa da Conceição. Los bairros (barrios) de la isla pueden parecer pueblos completamente diferentes entre sí, cada uno con su personalidad e infraestructuras. 

6. Búzios

La hermosa Búzios se halla en una dentada península festoneada por 17 playas. Era una sencilla aldea de pescadores hasta comienzos de la década de 1960, cuando fue ‘descubierta’ por Brigitte Bardot y Bob Zagury, su novio brasileño. Ahora Búzios es uno de los centros turísticos de costa más animados de Brasil, plagado de boutiques, restaurantes, chalés, bares y pousadas elegantes. El toque mediterráneo que introdujeron los portugueses no se ha perdido y, sin duda, sus estrechas calles empedradas y el pintoresco puerto aumentan su atractivo y contribuyen a su imagen del Saint-Tropez brasileño.

Más que una localidad propiamente dicha, Búzios son tres asentamientos en la misma península (Ossos, Manguinhos y Armação de Búzios). Ossos, en el extremo norte, es el más antiguo y atractivo; posee un precioso puerto y un club náutico, además de algunos hoteles y bares. Manguinhos, sobre el istmo, es el más comercial. Armação, en el centro, es el corazón de la población, con mayor número de servicios turísticos, la Rua das Pedras, centro de la vida nocturna de Búzios, y Orla Bardot, el pintoresco paseo marítimo.

7. Maceió

Brasil, Maceió, Maragogi © flopisubmarina / www.flickr.com/photos/flopisubmarina/6225823831 Maragogi, Maceió, Brasil © flopisubmarina / www.flickr.com/photos/flopisubmarina/6225823831

Es la capital de Alagoas, uno de los estados más bellos de Brasil. Al sur quedan las playas de moda, como Gunga o Francês, y al norte, barra de Santo Antonio (con la célebre y atractiva Praia do Carro Quebrado), São Miguel dos Milagres (con do Toque, Tatuamunha, Lage y Patacho), y la más conocida Maragogi con sus vecinas Bitingui, Japaratinga y Peroba, rodeada de coqueiros, justo en el límite con el estado de Pernambuco.

Maceió no es muy conocida por los visitantes extranjeros, aunque para los brasileños es una escapada vacacional típica. Además de su animada gastronomía y sus calles peatonales Maceió es la puerta de acceso a un idílico litoral situado al norte y al sur. En las playas de la ciudad, el agua, de un intenso color verde esmeralda, baña la arena fina, llena de palmeras y coloristas jangadas (tradicionales balsas de vela). Protegidas por un arrecife coralino, las aguas de Maceió son tranquilas y de un intenso color esmeralda. Maragogi en la costa nororiental del estado de Alagoas es conocida como el Caribe brasileño.

A lo largo del río Manguaba, cuando se adentra en Porto das Pedras, las multitudes desaparecen y es fácil descubrir playas tropicales como la de Galés, una reserva natural marina, con maravillas como arrecifes de coral, aguas turquesas y piscinas naturales

8. Itacaré

Hasta no hace mucho, era un auténtico lugar secreto, pero ahora son muchos los que conocen Itacaré, aunque sigue manteniéndose como una de las mejores playas del estado de Bahía y un codiciado paraíso para los amantes de las olas. Itacaré siempre ha sido un destino favorito de hippies y surfistas, que caen rendidos ante los amplios tramos de selva atlántica virgen, playas pintorescas y rompientes fiables. Sus calles están copadas ahora por incontables pousadas y restaurantes, pese a lo cual aún mantiene un ambiente relajado y joven, en donde reina la cultura surfera y el compromiso con las prácticas ecológicas (por toda la localidad se exhibe con orgullo el letrero de “Turismo CO2 Neutro”).

La playa más cercana a la localidad es la Praia da Concha, donde están casi todos los servicios, pero para surfear se puede ir al sur de Itacaré, a las playas de Resende,Tiririca y Ribeira. Ofrecen sombra de palmeras y servicios básicos, y están a 1,5 km de la localidad; solo hay que seguir las señales (o el desfile de surfistas). Un poco más allá están otras playas también idílicas, como Prainha, Engenhoca, Hawaizinho e Itacarezinho, 12 km al sur de Itacaré.

9. Fernando de Noronha

Brasil, Fernando de Noronha © Adri B Freitas Brandao / Getty Images / Flickr RF Fernando de Noronha, Brasil © Adri B Freitas Brandao / Getty Images / Flickr RF

Mientras la religión, la ciencia y la filosofía siguen con su debate sobre qué hay después de la muerte, en Brasil lo tienen bastante claro: el cielo es algo secundario al lado de las 21 islas del archipiélago de Fernando de Noronha. Situado en el Atlántico, a 525 km de Recife y a 350 km de Natal, la belleza natural de Noronha no tiene nada que envidiar a cualquier otro destino tropical del mundo.

Es el paraíso brasileño en todo su esplendor: aguas cristalinas, fauna marina abundante (como la mayor colonia permanente conocida de delfines del mundo) y espectaculares parajes tropicales. La última edición de la “biblia de las playas”, la Guia Quatro Rodas Praias, otorgó cinco estrellas a solo cinco playas de todo Brasil, y tres de ellas están aquí: la de Baía do Sancho, la Praia do Leão y la de Baía dos Porcos.

Noronha es un edén tanto en el agua (submarinismo, surf y buceo) como en la tierra (excursionismo y turismo). Gracias en buena parte al Parque Nacional Marinho de Fernando de Noronha y a los proyectos proteccionistas, los ecosistemas costeros y marinos están muy controlados. Los isleños dicen en broma que es la isla del “No” (no se puede hacer esto, no se puede hacer aquello, etc.).  

10. Porto de Galinhas, Pernambuco

Al sur de Recife, en el estado de Pernambuco, la gente vive en la playa. Hace 20 años, Porto de Galinhas, 70 km al sur de Recife, solo era una aldea de pescadores al final de un camino de tierra, con una playa resguardada por palmeras y escasas casas de veraneo de la gente de Recife. Hoy es uno de los destinos de playa al alza en Brasil, con grandes complejos turísticos en la Praia Muro Alto y la Praia do Cupe, al norte del centro, y gente con ganas de fiesta que acude en tropel durante las festividades. La peatonalización de algunas calles del centro ha permitido conservar el ambiente de pueblo y preciosas playas de arena blanca se extienden varios kilómetros en ambas direcciones.

Se llama Porto de Galinhas porque entre 1853 y 1888, cuando el comercio de esclavos, que no la esclavitud, era ilegal en Brasil, los barcos atracaban aquí cargados con jaulas de galinhas (gallinas) como pago por su cargamento humano. Las esculturas de gallinas de aspecto bobalicón que se ven por toda la localidad son un recordatorio de mal gusto de su pasado.

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