Los secretos de Estonia

Escrito por
Lola Escudero

2 Junio 2017
3 min de lectura
© Carlo Mirante - Flickr
Tallin, Estonia

Un destino a punto de ponerse de moda

Poco a poco, el mundo comienza a descubrir los países bálticos, Estonia, Lituania y Letonia. Estonia es el más cercano a Finlandia, y aunque ambos países compartan su amor por la sauna, los separa medio siglo de gobierno soviético. Ahora este singular país se declara más europeo que ninguno, y Tallin, su capital, con un casco histórico único, es por sí misma una escapada más que recomendable. Conviene descubrir sus encantos antes de que se ponga de moda.

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Estonia

 

1. Tallin, cena el el Medievo

En la capital estonia es muy recomendable salir a la caza de restaurantes evocadores y bares escondidos en las callejas que huelen a medievo. En esta ciudad poco recuerda su pasado soviético. Está llena de encantos y fusiona perfectamente modernidad con ambiente medieval: antiguos pináculos de iglesia, rascacielos de cristal, palacios barrocos, almenas melancólicas, centros comerciales despampanantes, casas de madera decadentes y cafés en plazas, todo ello aliñado con algunas reliquias soviéticas. El resultado es una ciudad que recuerda a los cuentos de hadas. 


Tallin, más allá del casco antiguo

 

2. La tierra de las bahías

P.N. Lahemaa © Steve Haslam - www.flickr.com/photos/araqnid/5053138509 © www.flickr.comphotosaraqnid505313850

Lahemaa, conocida como la tierra de las bahías, en el noreste del país, es la joya más preciada de los parques nacionales de Estonia. Abarca un transparente litoral de belleza escarpada, exuberantes bosques interiores ricos en fauna y pueblos somnolientos junto a lagos, ríos y ensenadas. Lo mejor es pasear por las sendas forestales, por las pasarelas de las ciénagas, las playas abandonadas y también por los salones de las casas señoriales del Parque Nacional, como la Casa Palmse, un suntuoso complejo de más de veinte edificios convertido hoy en una atracción turística donde se puede ver cómo se vivía en el s. XVIII. 

 

3. Ambiente universitario en Tartu

Tartu se considera la capital espiritual de Estonia, y también es la ciudad universitaria por excelencia donde una quinta parte de su población son estudiantes. Pequeña, provinciana y atravesada por el imperturbable río Emajõgi, Tartu es una ciudad vital, con una animada vida nocturna y muchos museos. Tartu se escapó de la socialización mucho más que Tallin y su centro está todavía presidido por edificios clásicos del s. XVIII. Es además un punto magnífico para explorar el sur de Estonia

 

4. El tiempo detenido en Muhu

Muhu © Alejandro Erickson - www.flickr.com/photos/alejandroerickson/20882439573 © www.flickr.comphotosalejandroerickson20882439573

Desde Saarema, una carretera elevada nos lleva a otra isla, Muhu. Es la tercera isla de Estonia y su principal reclamo es la aldea de Koguva, detenida en el tiempo. Este pueblo de pescadores ya aparecía en documentos del s. XVI y probablemente no era muy diferente a como la vemos hoy. También podremos disfrutar de las exquisiteces gastronómicas de Pädaste Manor, un lugar junto al mar rodeado de bosque y llanuras, con excelentes restaurantes dentro de la finca. 

 

 

 

5. De cervezas en la isla de Saaremaa

Otra experiencia más que recomendable cuando se recorre Estonia es relajarse entre los molinos de Saaremaa y explorar los castillos, las iglesias, los acantilados, la costa y el cráter de la isla. La isla más extensa de Estonia (más o menos del tamaño de Luxemburgo) sigue cubierta de bosques de pinos, píceas y enebro, y sus molinos de viento, faros y pequeños pueblos se muestran ajenos al paso del tiempo. La isla es famosa también por una increíble cerveza. Y por supuesto, no falta un castillo, el Kuressaare, en lo alto y en medio de la bruma. 

 

6. Veraneo en Pärnu

Pärnu © Aapo Haapanen - www.flickr.com/photos/decade_null/8068613361 © www.flickr.comphotosdecade_null8068613361

Familias, jóvenes y turistas finlandeses pasean por las playas doradas de Pärnu, sus extensos parques y el pintoresco centro histórico de la principal localidad turística de Estonia. Algún exagerado, llevado por el entusiasmo, habla de “la Miami de Estonia”, pero realmente tiene poco que ver. Pärnu resulta agradable, con frondosas calles y amplios parques que se mezclan con villas de principios del s. XX y, en el centro histórico, una calle principal flanqueada por magníficos edificios del s. XVII. 

 

7. El invierno en Otepää

Por último, recomendamos un regreso a la naturaleza, aunque no haya nieve, en la “capital de invierno” de Otepää. Este pequeño pueblo, encaramado en una colina y 44 km al sur de Tartu, es el centro de una pintoresca región de bosques, lagos y ríos, con un gran número de actividades en la naturaleza, que van desde el ciclismo, el senderismo y la natación en verano, hasta el esquí de fondo en invierno. Es la capital de invierno del país y allí se celebra cada febrero la Maratón de Esquí de Tartu

 

Si se dispone de poco tiempo para visitar Estonia:

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