Aventuras sorprendentes en el desierto de Jordania

Escrito por
Claudia Laroye, autora de Lonely Planet

2 Enero 2019
6 min de lectura
© Truba7113_Shutterstock
Petra, Jordania

Jordania acuática: aventuras en el desierto

Épicos paisajes desérticos, gente hospitalaria y ruinas antiguas son las bazas más obvias de Jordania, pero una mirada más atenta revela que, a pesar de su árido entorno, el país es muy rico en oasis frondosos. Desde un río bíblico hasta aguas salinas y secretas pozas de desfiladeros, existen ocho parajes para zambullirse en la vida acuática de Jordania.

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¿Un chapuzón en las aguas hipersalinas del mar Muerto?, Jordania © Olesya Baron / Shutterstock

¿Un chapuzón en las aguas hipersalinas del mar Muerto?, Jordania © Olesya Baron / Shutterstock

 

1. Flotar en el punto más bajo de la Tierra: el mar Muerto

A más de 430 m por debajo del nivel del mar, el mar interior del mar Muerto es el punto más bajo de la Tierra, y en algunas partes el lecho marino desciende hasta los 377 m. No es que se pueda bucear hasta el fondo: la hipersalinidad del mar Muerto (con un contenido en sal del 33%) hace que los cuerpos floten mucho más, y bucear en esas condiciones provoca daños en los ojos. Lo mejor es relajarse y flotar en la superficie leyendo el periódico o un libro. Es buena idea untarse el cuerpo con el rico barro mineral del mar Muerto y después enjuagarse con un chapuzón o una ducha de agua dulce.

 

 

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Para sentir la calidez del desierto se puede disfrutar de las aguas de Ma

Para sentir la calidez del desierto se puede disfrutar de las aguas de Ma'in Hot Springs, Jordania © OSTILL is Franck Camhi / Shutterstock

 

2. Un baño en el oasis de Ma’in Hot Springs

Al descender por la sinuosa carretera bajo los acantilados rojizos y pardos del desierto el aire se vuelve más fresco y frondosas palmeras se alzan desde el verdísimo suelo del valle. No, no es un espejismo: es un oasis de verdad, Ma’in Hot Springs. Según cuenta la leyenda, en época bíblica era el lugar favorito para bañarse del rey Herodes. Sus suaves cascadas y manantiales termales naturales siguen siendo muy populares entre los visitantes del s. XXI.

Las cascadas nacen con las lluvias del invierno en las llanuras de las tierras altas del país y alcanzan temperaturas por encima de los 45°C. Cerca de allí, el Ma’in Hot Springs Hotel and Spa es un resort de reposo y bienestar que capitaliza su excelente ubicación, en el mismo oasis. Es posible reservar un tratamiento relajante de spa para acceder a la poza termal privada o pasar el día con el resto de los bañistas en los baños públicos.

 

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El breve tramo de la costa del mar Rojo de Jordania es excelente para el buceo con tubo y el submarinismo © Shahar Shabtai / Shutterstock

El breve tramo de la costa del mar Rojo de Jordania es excelente para el buceo con tubo y el submarinismo © Shahar Shabtai / Shutterstock

 

3. Aventuras submarinas en la costa del mar Rojo de Jordania

Los aficionados al buceo con tubo disfrutarán como nunca en las aguas del mar Rojo, llenas de morenas, peces payaso que juegan al escondite entre las anémonas de mar, y coloridos peces tropicales que nadan por los arrecifes protegidos de los 20 km de costa jordana. Uno de los mejores parajes para explorar el mundo submarino es el Aqaba Marine Park, una zona protegida de arrecifes en la costa oriental, accesible en barco desde el puerto de Aqaba o por la Beach Highway. Sus aguas, a 25°C, con excelente visibilidad y abundante vida marina la convierten en el sitio ideal para la práctica del buceo con tubo todo el año, aunque en verano hace muchísimo calor en tierra firme.

 

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El admirable trabajo artesanal de los nabateos en la Siq de Petra, Jordania © Balint Kasza / 500px

El admirable trabajo artesanal de los nabateos en la Siq de Petra, Jordania © Balint Kasza / 500px

 

4. Explorar los antiguos acueductos de Petra

Además de ser excelentes comerciantes, los nabateos de Petra eran increíbles ingenieros. Su ingenio para gestionar los sistemas hidráulicos locales ayudó a establecer valiosos oasis y les procuró el control económico de la antigua ruta comercial del incienso, que unía Arabia con Europa y África. Su conocimiento les permitió sobrevivir y prosperar en la ciudad rosada de Petra, lejos de los ríos y de la fuente de Wadi Musa, a 8 km de la ciudad.

Todavía es posible apreciar muestras del ingenio nabateo visitando la Siq, el estrecho acceso a Petra: presas que retenían el agua de las inundaciones, terrazas, canales, cuencas de decantación, acueductos, sistemas de recolección del agua de lluvia, manantiales y cisternas. Los canales y los acueductos excavados en las rocas de la Siq transportaban el agua hasta el centro de Petra, ofreciendo agua potable a diario a los habitantes de esta ciudad ubicada en un paraje tan árido.


La emocionante historia del descubrimiento de Petra

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Jordania

 

5. Deslizarse por Wadi Al Hidan en Madaba

El auge del turismo de aventura en Jordania sitúa el foco en los parajes favoritos del país, como Wadi Al Hidan en Madaba. Esta garganta de basalto negro se ha vuelto muy popular entre los excursionistas ávidos de aventuras y los fans del barranquismo; e incluso forma parte de la recién inaugurada Jordan Trail. Tres cascadas, una de las cuales funciona como un tobogán natural, nutren las piscinas del fondo de la estrecha garganta. Puede que sea necesario reservar plaza con antelación, ya que se ha reducido el número de visitas diarias para garantizar la protección de un entorno tan sensible.

 

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Se puede visitar el punto del río Jordán donde supuestamente se bautizó a Jesús, Jordania © Anton Petrus / Getty Images

Se puede visitar el punto del río Jordán donde supuestamente se bautizó a Jesús, Jordania © Anton Petrus / Getty Images

 

6. Tras los pasos bíblicos en el Jordán

El río Jordán es de máxima importancia en el judaísmo y el cristianismo. Se cuenta que las tribus de Israel lo cruzaron con Josué, y que Juan el Bautista bautizó a Jesucristo en sus aguas. En Betania Más Allá del Río Jordán, los arqueólogos excavan antiguas iglesias, ruinas y cuevas que supuestamente usó antaño Juan el Bautista.

Las visitas al Jordán permiten dedicar un momento a la reflexión o, en algunos casos, experimentar una inmersión bautismal en ambas orillas: Israel y los Territorios Palestinos al oeste, y Jordania al este. A causa de las presas y los desvíos que hay río arriba, el Jordán ya no fluye como antaño y en algunos tramos no es más que un riachuelo. Conviene visitarlo en primavera, ya que el tiempo es mejor, las temperaturas son más agradables y se pueden ver las flores silvestres del desierto y las celebraciones de la Pascua cristiana.

 

 

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Observando aves migratorias en la Reserva de los Humedales de Azraq, Jordania © Ameer Firdaus Zulkeflee / Shutterstock

Observando aves migratorias en la Reserva de los Humedales de Azraq, Jordania © Ameer Firdaus Zulkeflee / Shutterstock

 

7. Observación de aves en la Reserva de los Humedales de Azraq

Avistar a un camachuelo del desierto, un ruiseñor bastardo o una alondra ibis es posible en la Reserva de los Humedales de Azraq, en las afueras de Ammán. Lo que antaño era un amplio conjunto de humedales, acuíferos y manantiales se ha ido reduciendo con el tiempo hasta formar esta pequeña reserva en el desierto oriental de Jordania. Azraq se convirtió en zona protegida en 1978 y hoy cuenta con fuentes artificiales para mantenerse, ya que todavía sirve de oasis a algunas especies de aves migratorias en su trayecto entre África y Eurasia. Hay que tener los prismáticos siempre a punto al caminar por las pasarelas de madera y en los escondites de observación de aves.

 

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Vistas del Wadi Rum desde el manantial de Lawrence, Jordania © Richard Yoshida / Shutterstock

Vistas del Wadi Rum desde el manantial de Lawrence, Jordania © Richard Yoshida / Shutterstock

 

8. Beber del manantial de Lawrence en el Wadi Rum

El paisaje del Wadi Rum, rojizo y casi marciano, esconde escasas fuentes en sus acantilados rocosos. Una de las más famosas es el manantial de Lawrence, situado sobre el pueblo de Rum, cerca de las ruinas de un antiguo templo nabateo. El manantial lleva el nombre del legendario escritor británico T. E. Lawrence, ya que lo incluyó en su libro Los siete pilares de la sabiduría.

Es buena idea detenerse bajo el manantial durante una ruta en camello o en todoterreno por el wadi, y dedicar 15 minutos a subir por las rocas hasta alcanzar los matorrales verdes y algunos árboles. Tal y como Lawrence lo describió, este frondoso “paraíso de tan solo cinco pies cuadrados” refresca y huele a menta silvestre, además de ofrecer excelentes vistas del desierto del Wadi Rum. Y si apetece tararear la música de la película Lawrence de Arabia, es normal: encontrar agua en el desierto siempre es motivo de celebración.

 

 

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