Dinamarca

La auténtica zona de bienvenida de Copenhague alberga la estación central, la oficina principal de turismo y la atracción más famosa de la ciudad: los Jardines del Tivoli. Cruzando la calle desde los jardines está la Rådhuspladsen (plaza del Ayuntamiento). Dominada por el ayuntamiento (Rådhus), su diseño está parcialmente inspirado en el Palio, la famosa piazza de Siena. Lo mejor en un día Al llegar, lo más recomendable es dirigirse a la oficina de información, que ofrece wifi gratis y un mapa de la ciudad con las líneas de autobuses. Enfrente está el Radisson Blu Royal Hotel, obra del maestro danés Arne Jacobsen. Desde allí hay un corto paseo hasta el Rådhus, el fantástico ayuntamiento. Otro rápido paseo conduce hasta el Nationalmuseet. Tras pasar unas cuantas horas viendo su colección, que abarca varios milenios, se puede almorzar en el Kanal Caféen. También se puede almorzar en el jardín de invierno del Ny Carlsberg Glyptotek antes de admirar sus extraordinarias antigüedades y obras impresionistas. Para cambiar el arte por la adrenalina, solo hay que cruzar la calle hasta los Jardines del Tivoli. Se aconseja reservar mesa en el animado Gemyse, uno de los muchos restaurantes del Tivoli. Si es viernes y verano, merece la pena quedarse para el concierto gratuito, aunque también puede acabarse el día con una copa de vino artesanal en el Nimb.

Esta isla salpicada de agujas rebosa historia. En su centro está el Christiansborg Slot, sede del Gobierno danés. Por debajo yacen vestigios medievales de Copenhague, mientras que en sus alrededores hay muchos museos, incluido el Thorvaldsens Museum. Añadiendo un fuerte contraste se halla el Diamante Negro de la Biblioteca Real, uno de los edificios más aclamados de Escandinavia. Lo mejor en un día Se empieza el día visitando el Christiansborg Slot, que alberga los elegantes Salones Reales de Recepción y las ruinas más antiguas de la ciudad. No cuesta nada subir a la torre, que ofrece un panorama extraordinario de la urbe. Para un almuerzo memorable hay que reservar en el Tårnet, el restaurante de la torre. De lo contrario, se puede comer algo sencillo y barato en el café Øieblikket, junto al puerto en el Diamante Negro, el espectacular edificio que forma parte de la Det Kongelige Bibliotek. Tras terminar de explorar la biblioteca, se puede pasar el resto del día admirando las bellezas cinceladas del escultor más venerado de Dinamarca en el Thorvaldsens Museum. Si no, se puede aprender más sobre una parte poco conocida de la sociedad danesa en el Dansk Jødisk Museum o buscar inspiración teatral en el Teatermuseet. No hay que irse de la isla sin fotografiar el Børsen, uno de los edificios más antiguos y bonitos de Copenhague.

Strøget es una zona peatonal que atraviesa el casco antiguo de Copenhague desde Rådhuspladsen hasta Kongens Nytorv. Sin embargo, muchos de los puntos de interés, restaurantes, bares y tiendas más interesantes no están en la calle principal, sino en el antiguo Barrio Latino o sus alrededores, incluidas la austera catedral de Copenhague y la curiosa Torre Redonda del s. XVII del rey Cristián IV. Lo mejor en un día El paseo comienza en el Barrio Latino admirando las famosas esculturas de Bertel Thorvaldsen en la Vor Frue Kirke y recorriendo la maraña de cafés, tiendas y edificios antiguos de Studiestræde, Krystalgade, Fiolstræde y Kannikestræde. En el extremo oriental de esta última se halla la Rundetårn, que merece la pena por las vistas. Para almorzar, nada como un poco de smørrebrød (pan con mantequilla) aderezado con un toque de historia en el Schønnemann. De lo contrario, se puede comer un perrito caliente ecológico, o una versión vegetariana, en el DØP. Las calles al este del DØP y el Schønnemann están llenas de excelentes tiendas, incluidas Han Kjøbenhavn, Wood Wood y Hay House. También se puede optar por una tarde de arte contemporáneo en la Kunstforeningen GL Strand y el Nikolaj Kunsthal. Después de tomar un vino en el Ved Stranden 10 o un cóctel en el Ruby, se puede cenar en el popular The Market, de estilo asiático, o reservar mesa en el Marv & Ben, con nueva cocina nórdica. Se puede redondear la noche con una copa en el 1105.

El canal de Nyhavn fue un lugar frecuentado por marineros y escritores, incluido Hans Christian Andersen. Actualmente atrae a los turistas con sus coloridas casas con hastiales, sus mástiles de barco y su espumosa cerveza. Por detrás del ajetreado canal está el barrio de Frederiksstaden, que alberga el palacio real y la Marmorkirken (iglesia de Mármol), y, más al norte, La sirenita. Lo mejor en un día Después de desayunar en el Union Kitchen, se va hacia el este por Nyhavn hasta el puerto. Girando a la izquierda se encuentra el magnífico edificio contemporáneo de la Skuespilhuset, el teatro de Copenhague. Si se continúa hacia el norte en paralelo al agua se llega al Amalienborg Slot, el palacio real. Se puede entrar en el museo o seguir hasta la Marmorkirken, una iglesia de estilo rococó. El Designmuseum Danmark queda a dos pasos por Bredgade. Tras almorzar en el museo, se va al norte hasta el Kastellet, con panorámicas murallas y una serie de extravagantes edificios históricos. ‘La sirenita’ queda justo al este del Kastellet, en el puerto, y muy cerca se halla también la versión moderna del artista Bjørn Nørgaard. Relajarse con interesantes vinos en el Den Vandrette o el Nebbiolo y reservar mesa en el Rebel. De lo contrario, se puede disfrutar de una cena informal en el Gorm’s o el District Tonkin. Una alternativa más romántica es reservar entradas para el ballet o la ópera en Det Kongelige Teater.

Christianshavn evoca Ámsterdam con sus canales, sus cafés al aire libre y su actitud alternativa. El barrio fue creado por Cristián IV a principios del s. XVII como centro comercial y como zona de protección militar de la ciudad en expansión. Su atracción más famosa, la comuna con olor a marihuana de Christiania, también recuerda a la hiperliberal Ámsterdam. Lo mejor en un día Se empieza el día quemando el desayuno al subir a la torre espiral de la Vor Frelsers Kirke, que brinda unas vistas asombrosas de la ciudad. Desde allí, hay un paseo corto hasta Christiania, el núcleo de la vida alternativa de Copenhague. Nadie debe perderse las murallas eclécticas del extremo oriental, de un aire tremendamente bucólico. A mediodía, se puede almorzar en el vegetariano Morgenstedet y luego apretujarse en el Den Plettede Gris de Henrik Vibskov para una artística dosis de cafeína. Tras recargar fuerzas, se sigue hacia el norte para contemplar la polémica Operaen de Henning Larsen. Si no, se puede ver una exposición de arte contemporáneo en el Overgaden. Christianshavn alberga tres de los mejores restaurantes de la ciudad. Si no se ha reservado con mucha antelación en el Kadeau, se puede reservar en el 108 o el Barr, que ofrecen magistrales versiones de sabores nórdicos. A partir del miércoles se puede terminar la noche con música en directo en el veterano Loppen.

Nørreport y sus alrededores combinan puestos de mercado, restaurantes y bares con destacadas colecciones de arte. Aquí se hallan el mercado Torvehallerne KBH y la muy de moda Nansensgade, salpicada de evocadores locales para comer y beber. También hay varios puntos de interés emblemáticos, como la Galería Nacional de Dinamarca y el Rosenborg Slot, rodeado del Kongens Have. Lo mejor en un día Se empieza desayunando unas gachas gourmet en el Grød, dentro del Torvehallerne KBH. Este puesto abre temprano, pero el resto suele hacerlo a las 10.00 (a las 11.00 los domingos). El tranquilo Botanisk Have se atraviesa de camino al Statens Museum for Kunst, que alberga las obras maestras más importantes del país. Cerca de allí, el elegante Kongens Have alberga el Orangeriet sirve fabulosos smørrebrød para almorzar. Luego, se cruza el parque hasta el renacentista Rosenborg Slot, que alberga las joyas de la corona danesa. Tampoco hay que perderse la Davids Samling, que destaca por su fantástica colección de arte decorativo islámico. Al caer la tarde, se pone rumbo a Nansensgade. Los amantes del buen vino tienen una cita con el Bibendum, mientras que los fans de los interiores extravagantes apreciarán el original Bankeråt. Si lo que se prefiere es probar la nueva cocina nórdica a un precio asequible, se recomienda reservar mesa en el Höst. De lo contrario, se puede disfrutar de platos sencillos y sabrosos en el Pluto.

Nørrebro rompe el estereotipo nórdico con su densa y atractiva mezcla de bloques de pisos del s. xix cubiertos de grafitis, un ambiente multicultural y abarrotados bares y cafés. Este rincón de la ciudad alberga el Assistens Kirkegård, donde está enterrado Hans Christian Andersen, y ofrece muchas galerías y tiendas independientes de artesanía, cervezas artesanales y una caleidoscópica vida callejera. Lo mejor en un día Se empieza a familiarizarse con el ambiente de Nørrebro en el café y panadería artesanal Mirabelle; luego, se pueden explorar las tiendas de moda y los anticuarios de Guldbergsgade, Elmegade y Ravnsborggade, y si es sábado se puede rebuscar algún tesoro en el mercadillo Nørrebro Loppemarked. Se puede ir hasta el Assistens Kirkegård y buscar las tumbas del escritor Hans Christian Andersen y de los artistas de la Edad de Oro danesa Christoffer Wilhelm Eckersberg y Christen Købke. El cementerio es una de las zonas verdes más atractivas de la ciudad y un popular lugar para tomar el sol en verano. Después se puede almorzar comida regional en el Manfreds og Vin, explorar las tiendas de moda y los estudios de artesanos de Jægersborggade y tomarse una cerveza artesanal en el Mikkeller & Friends. Al caer la tarde se puede ir a tomar unos cócteles durante la happy hour al Kassen y luego pringarse los dedos en el Oysters & Grill. Si apetece seguir de marcha, se puede ir hasta Ravnsborggade, una calle abarrotada de animados bares, incluido el sensual Kind of Blue.

Vesterbro ha sido siempre un barrio de mataderos y prostitución, pero se ha puesto de moda en los últimos tiempos. La zona más animada es Kødbyen (ciudad de la carne), un polígono industrial que se ha llenado de restaurantes, bares y galerías. Los sex shops se mezclan con las tiendas antiguas y los comercios étnicos en Istedgade, y más al norte queda Værnedamsvej, un trocito de Francia. Lo mejor en un día Al igual que Nørrebro, Vesterbro no destaca por los lugares turísticos, sino por el ambiente. El día comienza con un desayuno o un brunch en el Granola, una de las mejores cafeterías de la capital. Como está en Værnedamsvej, se puede ir de tiendas al terminar. En Vesterbrogade se halla el Designer Zoo, un buen sitio para comprar artículos de diseño danés. Los puestos del WestMarket, un centro cubierto de comida callejera, ofrecen desde clásica comida danesa hasta tacos, bao y comida tailandesa. Luego hay que seguir hacia el sur hasta Istedgade, donde se puede pasar fácilmente el resto de la tarde en busca de ropa, o relajarse en un café viendo pasear a la gente. Para cenar y tomar unas copas hay que ir a la posindustrial Kødbyen. Entre los mejores restaurantes se incluyen el Paté Paté y el Kødbyens Fiskebar. Se pueden tomar unas copas en el Mesteren & Lærlingen, unas cervezas artesanales en el legendario Mikkeller Bar o excelentes cócteles en el escondido Lidkoeb.