En términos de seguridad personal, las islas Canarias suelen ser seguras y no hay amenazas. Lo principal que hay que vigilar son los hurtos menores.
Si el viajero se ve atrapado en una marea de resaca en una zona profunda, no hay que luchar en contra de la corriente, porque eso produce un agotamiento rápido y peligroso. Es más aconsejable intentar pedir ayuda y dejarse arrastrar para conservar las energías; la corriente llevará al viajero mar adentro, pero luego podrá volver a la orilla nadando. Los canales de estas mareas son bastante estrechos, así que otra táctica es nadar poco a poco en paralelo a la orilla y así salir de la marea de resaca.
Si el viajero es arrestado, le serán asignados los servicios gratuitos de un abogado de oficio. También tendrá derecho a hacer una llamada.
En teoría, hay que llevar siempre encima el documento nacional de identidad o el pasaporte. Si la policía lo pide, hay que mostrarlo al instante. Pero en la práctica, rara vez supone un problema no llevarlo y mucha gente deja los pasaportes en las cajas de seguridad de los hoteles.
En las islas actúan tres tipos de policía: la local, la Policía Nacional y la Guardia Civil. Pero si el viajero tuviera que contactar con alguno de esos cuerpos, no debe abrumarse ante el dilema de a quién llamar. Cualquiera de los tres servirá, aunque tal vez compruebe que la policía local es la más útil. El Gobierno de las islas ofrece un número de teléfono gratuito (112) que garantiza la atención de toda situación de emergencia por parte de la policía más cercana.
La ley española considera menor de edad a todo individuo de menos de 18 años.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.