La sierra de Os Ancares y la de O Courel se suceden marcando la frontera este de Lugo con Asturias y Castilla y León. Ambas guardan paisajes desaparecidos de otras partes de Galicia: valles de castaños arrumados entre ríos y regatos, cumbres aisladas en las que los castreños se refugiaron huyendo de los soldados romanos y donde permanecen congeladas sus huellas. Son hogar del oso pardo, de corzos y jabalíes, que sufren, junto al resto de los habitantes, la dura climatología del invierno. Los incendios que en octubre del 2017 asolaron Galicia afectaron a este paraje natural único, pero conserva enormes extensiones que se libraron de la voracidad de las llamas. Todo un paraíso para los entusiastas del senderismo.