Es la segunda ciudad de la república, pero solo en cuestión de tamaño; en el resto, no tiene competencia. Cork alberga una tentadora selección de galerías de arte, museos y, sobre todo, sitios para comer, desde cafeterías baratas hasta restaurantes de primera, lo que tampoco debería sorprender dada la excepcional reputación gastronómica del condado. En su corazón está el English Market (arriba), maravilloso, un mercado cubierto de productos frescos y una atracción en sí mismo.