La Plaza Roja y el Kremlin son el corazón histórico, geográfico y espiritual de Moscú desde hace casi 900 años. La imponente fortaleza, las icónicas cúpulas bulbosas de la catedral de San Basilio y el mausoleo de granito de Lenin figuran entre los puntos de interés histórico más importantes de la ciudad. Es el punto de partida de cualquier visita a Moscú.
Si solo se pasa un día en Moscú, es fácil pasarlo en esta zona. Conviene comprar las entradas con antelación (en línea) para visitar las iglesias y monumentos del Kremlin, incluida la impresionante Armería; y ver el cambio de guardia en la Tumba del Soldado Desconocido al salir.
Se puede almorzar al estilo soviético en Stolovaya No 57 o gozar de las vistas al Kremlin desde el Bosco Cafe. La tarde se pasa admirando el esplendor de la Plaza Roja, incluida la catedral de San Basilio y el mausoleo de Lenin (si se quiere entrar a ver a Lenin en persona, tiene que ser primero, porque cierra pronto), y ‘perdiéndose’ en la naturaleza urbana del nuevo parque Zaryadye.
Tras una buena cena en Ryby Net u otra más sencilla en Farsh se pasea por las antiguas calles de Kitay Gorod, terminando en la Plaza Roja para verla bajo el esplendor de las luces nocturnas.