Siempre nos quedará París

No necesitamos que suceda nada nuevo en París, nos encantan sus clásicos, por eso en este viaje desplegamos el inventario de los seis monumentos más tradicionales que hay que visitar en una escapada a París.

“Si alguno de los dos muere –le dijo el marido a la mujer-, yo me trasladaré a París”. Sigmund Freud.

Suiza, puntualidad ganada a pulso

Fue en el siglo XVI cuando los aristócratas pusieron de moda tener un reloj en casa, esos ingenios mecánicos y precisos que hasta la fecha solo se veían en las plazas públicas. Pero ya antes las campanas de las iglesias ejercieron esa función, y después los grandes carillones monumentales que no solo marcaban las horas para el pueblo, sino que también servían de referencia para determinar el tiempo que se tardaba desde ellos hasta el resto de poblaciones suizas.

"Plimoth Plantation", regreso a la colonia

Se llama Plimoth Plantation, entendiendo el término "plantation" como sinónimo de "colonia", no de "plantación". Y trata de mostrar con fidelidad cómo eran aquellos primeros asentamientos de colonos en Norteamérica. Con tanto detalle que sus habitantes te saludan con un "good morrow" o te piden excusas diciendo "pray pardon me", porque los colonos tenían su propio deje en el lenguaje y los actores que los recrean trufan su conversación con expresiones propias del inglés del siglo XVII.

Entre copas por Napa Valley

Napa Valley, esta pequeña región vinícola de California saltó a las pantallas de medio mundo a través de la popular Entre copas, una película que si bien se trata de una comedia como cualquier otra pero ambientada dentro del mundo del vino, resulto ser un boom turístico para la región (y todo un mazazo para el merlot, uva que no era del agrado del protagonista y que quedó literalmente degradada por debajo de joyas como la pinot noir).

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